lunes, 18 de abril de 2011

Trabajo y Empleo



                                   TRABAJO Y  EMPLEO

La administración local solo puede en muy escasa medida favorecer la creación de empleo y mantenerlo. Vivimos épocas en que se empiezan a recoger las consecuencias de muchos años de renovación en informática, robótica, telemática, automatización y otras muchas innovaciones técnicas que han disminuido la necesidad de  mano de obra, por lo que lo que antaño   llamaban los economistas pleno empleo es prácticamente imposible alcanzarlo. El antiguo consejero presidencial americano Jeremy Rifkin denominó la etapa actual que vivimos como la época del fin del trabajo. La expresión hay que interpretarla en un sentido relativo, es obvio que no se va acabar del todo el castigo del  trabajo, ya nos advirtió la Biblia que se trataba de una maldición de la que no nos liberaremos hasta que alcancemos la Jerusalén Celeste.

Aún quedan una serie de trabajos duros difícilmente mecanizables tales como: faenas agrícolas, albañilería, construcción, minería, reparación mecánica, pesca, hostelería y otras  que precisan una utilización de mano de obra en general poco cualificada y relativamente abundante que se encuentra no obstante hoy día bajo una fuerte  demanda debido a la marea migratoria; los patronos, en aplicación de la ley de la oferta y la demanda, la cubren con una retribución claramente a la baja de manera unas veces legal y otras ilegalmente, y esto último no pequeña medida. Aunque la inspección laboral no es competencia de la administración local si puede colaborar con ella.

La ciudad de Ávila cuenta hoy día no con una sino con dos universidades, aunque una de ellas sea solo una parte de la Universidad de Salamanca. Conviene recordar que este estatus de ciudad universitaria no es una especie de insólita situación debida al progreso y la modernidad; Ávila tuvo  universidad desde hace varios siglos en el convento dominico de Santo Tomás hasta su desaparición con la Desamortización. Pero incisos aparte, la situación actual es la de una producción anual de hornadas de titulados que obviamente el mercado laboral abulense no puede absorber ni remotamente, lo que alimenta una espiral de decepciones  y paro primero, subempleo después y finalmente emigración con  la  consiguiente despoblación de  autóctonos. Eso sin entrar en ciertas consecuencias de botellón, drogas y otras disipaciones  que puede alentar el paro.

Los jóvenes se encuentran ante un círculo vicioso difícil de romper: se busca empleo por primera vez  pero el requisito habitual es la experiencia, es decir haber tenido ya empleo; por lo que  para tener un primer empleo es menester haber tenido antes un empleo, dilema irresoluble. Y  además la acumulación de pergaminos académicos, títulos y masteres no necesariamente rompe este círculo vicioso.

Una solución aplicada en algunos países centroeuropeos (Alemania y Suiza) para evitar que cuando se acabe o se abandone por otros motivos  el instituto, el colegio, o la escuela superior  el joven quede en la calle  sin ninguna ocupación, consiste en lo que llama contrato de “aprendizaje en empleo” en una empresa de cualquier sector – electricidad, mecánica, informática, construcción, química, artes gráficas, alimentación, comercio, etc.-. Este pacto singular, de duración variable según la dificultad, compromete el patrón a poner a disposición del aprendiz los talleres y una persona competente que guíe sus prácticas y una pequeña retribución más o menos discrecional -no sometida  en principio a la reglamentación laboral-, a cambio el aprendiz se compromete a seguir uno o dos días cursos organizados por el estado y a trabajar en la empresa el resto de la semana; acabado el aprendizaje se realiza un examen y se puede obtener el  título correspondiente.  Terminado el contrato –no exactamente laboral sino de aprendizaje- , patrón y aprendiz quedan libres de obligaciones. Los datos suizos confirman que los aprendices encuentran bastante pronto empleo (evidentemente ya no el primero).

No es del todo desconocido este tipo de prácticas de aprendizaje en España, pero está restringido a ciertas profesiones, como médicos, farmacéuticos y biólogos que en principio tienen la posibilidad de acceder a número limitado de plazas de residentes en los hospitales públicos. 

En cualquier caso esta posible solución solo se puede introducir y extender mediante la práctica, el pacto y la negociación con los patrones; solo después de afianzado el procedimiento se puede plantear la eficacia de una regulación por el B.O.E.

Aquí la administración local si puede jugar un papel esencial como pionera para introducir este tipo de contratos. Por número de personal, y dinero en circulación el ayuntamiento de Ávila es de las primeras sino la primera corporación – para no usar la denominación de empresa- de la ciudad; sus tareas administrativas abracan tareas propias del, derecho, la economía, la fiscalidad, contabilidad e intervención de cuentas, la organización de trabajo, recursos humanos, la arquitectura, la ingeniería civil, el turismo, la cultura, las finanzas, el mundo editorial, la mecánica de su parque móvil, la hidrología, la química, el comercio etc. Ninguna  empresa de la ciudad puede ofrecer ni remotamente tan amplia gama de actividades,

Cualquiera que conozca el mundo de las covachuelas de la administración pública, se puede hacer una ligera idea del terremoto que supondría aceptar contratos de aprendizaje en la administración: delimitar, concretar y normalizar  tareas, regular como un reloj los circuitos burocráticos, agilizar y fluidificar los canales jerárquicos, planificar por objetivos,  delimitar funciones, programas y proyectos y un sin fin de cosas que no es que no se hagan sino que al tener que ser posible objeto de enseñanza y disertación magistral para un aprendiz a su vez ciudadano, convertirían al ayuntamiento en la más ejemplar institución humana que se recuerde en los fastos de la historia.

Predicar con el ejemplo siempre ha sido un buen antecedente para negociar cosas de amplio alcance

Otra cuestión a no olvidar es la denominada educación en casa  que a poco que alcance alguna extensión, probablemente no mucha puesto que lo bueno no abunda, necesitará de ayudas y consejos de personas con adecuada especialización que aunque dentro del ámbito del pacto privado, pueden ser alentadas por la administración local  facilitando entre otras cosas  información y orientación.












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