viernes, 2 de septiembre de 2016

El problema de España no es la corrupción sino la degeneración


El problema de España no es la corrupción sino la degeneración

El problema de España no es la corrupción sino la degeneración
  • No tienen que irse Rajoy y Sánchez, tienen que irse los cuatro, la banda de los cuatro.
  • Porque con estos bueyes no se puede arar.
A ver si nos entendemos. Mariano Rajoy quiere mantenerse en el poder a toda costa con el horizonte puesto en el socialista Felipe González (13 años en Moncloa). Lo demás le importa un pito.
Pedro Sánchez es un resentido que vendería a su madre por llegar a La Moncloa y demostrar que no responde al viejo aforismo: tu cabeza es hermosa pero sin seso.
Pablo Iglesias es un leninista miserable, lobo con máscara de cordero. Un verdadero matón de taberna que no ejerce porque no se atreve: aún no se siente demasiado fuerte.
Albert Rivera es un hortera de bolera. Le ha tocado la lotería y ahora no sabe cómo defender el valor del premio. Habla de regeneración cuando lo cierto es que no es más que un jetas que utiliza la corrupción, no para regenerar el país, sino para destruir al adversario.
¿Que PP y PSOE son más corruptos que Ciudadanos y Podemos? No lo son. De hecho, el partido más corrupto que existe es Podemos, o qué pasa, ¿es que PP y PSOE han tenido más oportunidades de corromperse porque son más viejos? De la misma forma que el anciano siempre está más empecatado que el joven, ha tenido más tiempo y más oportunidades para pecar.
Al final, la política española se ha convertido en el tinglado de la antigua farsa. No tienen que marcharse Rajoy ni Sánchez: tienen que marcharse también los otros dos, la banda de los cuatro. Con estos bueyes no se puede arar, porque el problema de España no es de corrupción sino de desintegración moral.
Eulogio López

Romance de la Esposa Infiel (Joaquín Díaz)


Este romance conculca sin duda todas las normas de violencia de género y debería incluirse en índice inquisitorial de textos prohibidos de la ley de memoria histórica o alguna otra parecida o mejor aún ser quemado en la plaza pública. Antes de que ocurran semejantes fastos se invita a disfrutar de la letra y versión de Joaquín Díaz


Romance de la Esposa Infiel


Estaba una señorita sentadita en su balcón
que qué con el oritín, que qué con el oritón
sentadita en su balcón.
Esperando que pasara el segundo batallón.
Pasó por allí un soldado de muy mala condición
Suba, suba, caballero, dormía una noche o dos.
Mi marido está de caza en los montes de León,
y para que no regrese, le echaré una maldición:
que se caiga del caballo y muera sin confesión.
Estando en estas palabras, el maridito llegó.
- Ábreme la puerta luna, ábreme la puerta sol,
que te traigo un conejito de los montes de León.
Bajaba por la escalera, cambiadita de color.
Al entrar en el portal, el marido preguntó:
¿De quién es aquella capa que en mi percha veo yo?
- Tuya, tuya, maridito, que te la he comprado yo.
- ¿De quién es aquel sombrero que en mi percha veo yo?
- Tuyo, tuyo, maridito, que te lo he comprado yo.
Se fueron para la cama, y una cabeza encontró.
- ¿De quién es esa cabeza que en mi cama veo yo?
- Del niño de la vecina que en mis brazos se durmió.
- Caramba con el chiquillo, tiene barba como yo.
Le cogió por la cabeza le tiró por el balcón.