CORRESPODENCIA
ACTUALL
Salomón y el Reino de las Autonomías
En el famoso episodio bíblico conocido como el juicio de Salomón, se cuenta que ante el sabio rey se presentaron dos mujeres que se disputaban la maternidad de un bebé. Al no encontrar modo de conocer cuál decía la
verdad, ordenó que le trajeran una espada, que partieran en dos al niño y que dieran la mitad a cada mujer.
Tras oír la brutal sentencia, una de ellas, conmovida en sus entrañas renunció a su pretensión, suplicando al rey que no mataran al niño, y que se lo dieran a la otra.
Sin embargo, esta otra decía: «Que no sea ni para ti ni para mí; que lo partan».
Observando ambas reacciones, Salomón comprendió que la mujer que renunciaba a que lo partiesen era la auténtica madre del bebé, y ordenó: «Dad a la primera el niño vivo; no lo matéis.
Ella es su madre».
Este episodio salomónico recuerda demasiado a las continuas reclamaciones –al precio que sea– de los políticos nacionalistas.
Pero, con la diferencia de que aquí serían los supuestos hijos quienes se disputasen, no tanto a la madre, sino su patrimonio. Salomón se encontraría que, si ofreciera el descuartizamiento de la madre para satisfacer las exigencias de estos hijos, éstos consentirían en
que la matasen, si con ello satisfacían sus pretensiones. El buen rey tendría que concluir que ninguno de ellos se portaba como un auténtico hijo.
Y quizás sería entonces cuando utilizase la espada.
Miguel Ángel Loma Pérez