viernes, 8 de noviembre de 2019

Fascistas: llegó la hora

  • 8 de noviembre de 2019, Los Cuatro Santos Coronados, San Adeodato, San Godofredo de Amiens.

    Nos lo jugamos todo.
    Llegó la hora. 
    Ahora sí:
    “El PSOE es el único partido que puede hacer frente al fascismo.”
    Son palabras literales del secretario general del PSOE en Madrid. Se llama José Manuel Franco (bueno, el nº 4 del partidito de Errejón se apellida Tejero Franco).
    “El PSOE es el único partido que puede hacer frente al fascismo”, dijo Franco y se quedó tan pancho. 
    Luego añadió: 
    Ahí ya prefiero no interpretar.
    Pero lo que está claro y anunciado es la llegada del fascismo. Y es muy cierto, 100 por cien de acuerdo con Franco: el fascismo ya está aquí. 
    Aquí:
    1. En la sede de un PSOE que, como en el 36, transita el camino del golpismo de la mano de nacionalistas y antisistema.
    2. En las instituciones de un Estado que ha decidido quemar sus raíces fundamentales: la separación de poderes, la independencia del poder judicial.
    3. En un Gobierno de la nación que utiliza el BOE para dividir y enfrentar a la población. 
    4. En un Parlamento incapaz de callar a quienes tratan de dinamitar el consenso que propició la llegada de la democracia: no se abre la puerta a quienes quieren destruirla.
    5. En un establishment que abandona a los que defienden la democracia en favor de quienes buscan sustituirla por un sistema de castas basadas en lenguas, territorios y privilegios, que no en personas.
    6. En un ejecutivo, un legislativo y un judicial cada día más incapaces de contener la violencia que se ejerce contra los ciudadanos y contra la nación.
    Sí, Franco tiene razón, en efecto, el fascismo ya está aquí.
    Pero no es el PSOE quien va a pararlo, sino sus víctimas.
    Los que vemos recortados nuestros derechos y libertades desde que aparecisteis en el horizonte.
    Volverán a hacerlo
    Todas las encuestas, desde las creíbles y profesionales hasta las panfletarias, todos los sondeos están diciendo desde hace semanas dos cosas muy importantes:
    1. Que muchas personas no han decidido todavía su voto
    2. Y que la izquierda no tiene ganadas las elecciones y algunos sondeos hablan ya de sorpaso.
    Así que nuestro voto resulta esencial en estas elecciones. 
    Aunque como bien sabes, no es lo mismo votar a uno u otro. 
    Dice Franco que las tres derechas son la misma cosa”. 
    Miente. Y lo sabe.
    En estas últimas horas decisivas conviene recordar (y recordarle a nuestros familiares y amigos) que si votamos sin pensar, sin estrategia, sin evaluar las consecuencias, ellos vuelven. 
    Volverán los que se creen dueños del país. Los golpistas. Los progres de todos los partidos. 
    Y volverán a hacerlo. 
    Así que…
    Votar con visión estratégica
    Para comprar una prenda consideramos el color, el precio, el tejido, analizamos los elementos de la prenda por separado y evaluamos el impacto que cada uno de ellos tiene sobre nuestra decisión final.
    ¿Y para votar vamos a hacer menos?
    Sí, hay gente que vota como quien come pipas… y así lo único que consigue es ensuciar el suelo.
    Tampoco podemos votar como apostamos por nuestro equipo favorito. Porque tener un equipo favorito a la hora de votar es un riesgo que compromete la eficacia de nuestro voto.
    Votar con visión estratégica exige hacerse preguntas:
    • ¿Qué partido ofrece más garantías para defender mis valores?
    • ¿Mi última elección de voto ha respondido a mis expectativas?
    • ¿El partido al que voté ha cumplido sus promesas pudiendo hacerlo?
    • Si gana el partido X, ¿qué sucederá con los valores que quiero ver plasmados en la acción política de los próximos años?
    Puedes añadir cuantas preguntas necesites para decidir tu voto en función de tus principios e intereses.
    ¿Votas para combatir los valores de la izquierda?
    Tal vez votes harto de imposiciones ideológicas, de utilización de todos los recursos del Estado para limitar nuestros derechos y libertades, empezando por los más elementales: la libertad de opinión, la libertad de educación, la libertad de culto.
    Hay una pregunta esencial al respecto:
    ¿Alguno de los partidos de centro derecha podría llegar a acuerdos con un PSOE escorado hacia la ultra izquierda y el nacionalismo y cómplice de la secesión en Cataluña?
    ¿Votas por España?
    Me hago preguntas:
    • ¿El voto que elegí en anteriores elecciones ha servido para acabar con el peligro de ruptura de España? 
    • Las medidas que ha tomado el partido al que voté en anteriores elecciones (o pude haber votado), ¿han servido para que haya más o menos secesionismo?
    • Si ganara el partido al que voté en las pasadas elecciones (o me planteé votar), ¿qué sucedería con la unidad nacional?
    ¿Votas por tus hijos?
    A lo mínimo que debemos aspirar es a votar con libertad eligiendo la papeleta de voto sin temor, sin permitir que otros decidan por ti o te influyan con miedos y complejos. 
    Porque votar es un acto de valentía. Y queremos que nuestro voto sirva para defender y proteger a los nuestros.
    ¿Votamos pensando en la verdad? ¿En la ciencia, en la razón?
    ¿O votamos pensando en el qué dirán?
    Adoctrinamiento de los niños en las aulas, ideología de género, adoctrinamiento nacionalista, imposición del pensamiento progre, experimentos de tinte sexual con los niños camuflados bajo la tapadera de “educación afectivo sexual”...
    ¿El partido al que voté en las últimas elecciones ha cumplido sus promesas de combatir el adoctrinamiento y la ideología de género en las aulas pudiendo hacerlo?
    Y a la hora de elegir la papeleta de voto:
    ¿Quién me garantiza un mayor grado de cumplimiento para combatir el adoctrinamiento de los niños y para asegurar la los derechos de los padres en el sistema educativo?
    ¿Votas por una convivencia en paz?
    La izquierda reverencia un pasado imaginario y remoto como si se tratara de un tótem. Y para intentar que tenga algún viso de realidad se dedica, por ejemplo, a profanar tumbas.
    A ese tipo de actividad la denominan “memoria histórica”. Y la utilizan para dividir y enfrentar, decretando quién es buen y mal español.
    En pasadas elecciones, ¿el partido al que voté cumplió su promesa de derogar la ley de memoria histórica? ¿Lo hizo donde pudo hacerlo? ¿Lo hizo donde gobierna?
    ¿Qué partido me ofrece más garantías para acabar con el guerracivilismo y la manipulación de la Historia?
    ¿Votas por la vida?
    Sobre la mesa de quienes se decantan por la cultura de la muerte las tareas se amontonan. A la anunciada ley de eutanasia y a las propuestas sobre el suicidio asistido se añade una próxima reforma de la ley del aborto:
    “Se trata de dinamizar los abortos y dotarles de pleno anonimato para las madres. Y una medida que parece especialmente pensada para los abortos de menores de edad, más que de las madres ya adultas.
    La reforma busca transformar las instalaciones para garantizar una entrada, intervención médica y salida del paciente sin que tenga que ser visto por nadie. Un mecanismo de privacidad absoluto para evitar que el reconocimiento en los hospitales frene el desarrollo del aborto.” (Sánchez transformará los hospitales para que que los abortos tengan pleno anonimato)
    ¿Votas por la familia?
    El PSOE quiere una ley de familias que incluya “monoparentales” y “monomarentales”, y con dos hijos ya serán consideradas familias numerosas. 
    Tampoco parecen suficientes las innumerables leyes que conceden privilegios a los grupos de presión homosexual. Carmen Calvo:
    “Desde el pensamiento ultraconservador y la ultraderecha se ponen en cuestión todos y cada uno de los avances de la lucha de identidad sexual, diversidad y dignidad de cada una de las circunstancias de vida plena de todos los hombres y mujeres.
    Hace falta una legislación estatal que ofrezca seguridad a todos y a todas e igualdad de trato en las diferencias, diversas y necesarias, para la dignidad humana.” (Calvo promete a colectivos LGTBI una ley estatal en defensa de la diversidad que ofrezca seguridad e igualdad de trato)
    Si quieres más información y argumentos acerca de la mejor estrategia para defender los valores de la vida, la familia, la unidad nacional o la libertad de educación, echa un vistazo a este documento.
    Tú decides
    Dentro de 48 horas solo existirá tu voluntad soberana y la papeleta de voto que vayas a elegir.
    Todos nosotros, juntos, vamos a decidir con el voto quién debe seguir en la vida política de España y quién, terminar.
    A veces se nos olvida el hecho esencial que hace de la democracia el sistema político menos malo:
    Tú, vas a decidir el futuro de España.
    Tú, yo y los millones de españoles que no nos pensamos rendir. 
    Así que abstenerse puede ser un derecho, sí, pero me parece bastante irresponsable. Porque como decía el lema de una anterior campaña, si tú no vas, ellos volverán a hacerlo.
    Fascistas, os llegó la hora porque... 
    ¡Vamos a votar!

¿Tú con qué votas?


7 de noviembre de 2019, San Ernesto, San Florencio de Irlanda.
¡Llegó el miedo!
Tras el debate del lunes, en los medios de comunicación de la derecha, en los poquitos valientes que quedan, sobre todo en papel, algunos columnistas se han lanzado a por el voto del miedo.
De repente Vox es el gran peligro para España.
Se diría que les preocupa más el triunfo de Abascal que el de Pedro Sánchez.
Con franqueza, me decepciona y me entristece que personas por las que siento un profundo respeto profesional y aun intelectual caigan en tan burda demagogia. 
Me decepciona que crean que el votante de derechas tiene un amo al que debe servir.
¿De quién es la derecha?
De eso van estos últimos días antes de votar, quién lo hubiera dicho cuando se anunció la repetición de las elecciones. Qué distintas estas de las anteriores. 
Ahora el paisaje se ha convertido en enseñar los títulos de propiedad sobre el votante de derechas. Y algunos andan presumiendo del tamaño de los suyos.
Agitar el espantajo del miedo y sumarse al coro progre de la manipulación (¡que viene la ultraderecha!) denota el presentimiento de la derrota en aquellos que se consideran dueños de la derecha.
“La posverdad trumpista de Abascal, sus expeditivas recetas propias de un Gil y Gil sin guayabera, encuentran eco en un votante harto de que separatistas y comunistas se le suban a la chepa.” (El eje quebrado)
Así describe a Vox no el panfleto Público, ni siquiera El País. La cita es de Ignacio Camacho en ABC
En el mismo periódico Luis Ventoso acepta de la cruz a la raya el discurso de la extrema izquierda sobre Vox al equiparar a Abascal con Le Pen, Salvini o Bolsonaro:
“Se idealiza un tiempo pasado, un país idílico que nunca existió, y se propone recuperar el gran hogar común de la mano de un líder fuerte y expeditivo (Trump, Le Pen, Salvini, Orbán, Bolsonaro...), con ideas claras y soluciones drásticas y simples para problemas harto complejos. El individuo, portador de derechos en la democracia liberal, se diluye ahora en «la gente».” (Vox, nada nuevo)
El 95 por ciento de su artículo está dedicado a describir con precisión y acierto los rasgos de la ultraderecha en Europa y Estados Unidos. Pero en las últimas seis líneas:
  1. Aparece Vox por única vez y de manera harto gratuita, como a continuación leerás.
  2. Concluye que por culpa de Vox el PSOE ganará las elecciones.
  3. Y proclama de manera poco disimulada que el único voto válido es el del PP.
Aquí puedes leerlo:
“Vox no es nada original, ni exclusivo de España. Sus soluciones sencillas –o simplistas– y su apelación nacionalista confortan a muchas personas legítimamente enfadadas. Y sumarán muchos votos de desahogo. Que en la práctica contribuirán a más Sánchez, al mermar la única alternativa realista.” (Vox, nada nuevo)
Más Pedro Sánchez
El caso es que estos, por lo demás, finos analistas saben bien, mejor que la mayoría de nosotros, que ni Vox es el problema de la derecha, ni el actual PP, la solución a más Pedro Sánchez.
Saben bien que solo las reiteradas traiciones al votante del PP, el interminable y doloroso listado de incumplimientos de promesas electorales, está en la raíz del nacimiento de Vox. 
Hasta este punto lo saben:
“A ese español cabreado con las autonomías, la inmigración, el feminismo o las doctrinas políticamente correctas le ha salido una cierta vena antisistema y suspira por un envite autoritario que le dé una patada a la mesa.” (El eje quebrado)
Y en lugar de exigir rigor y fidelidad a sus valores a un PP que de nuevo se desvía de su ADN, cargan contra quien lo está denunciando con los mismos burdos y falsos argumentos que utilizó Pedro Sánchez en el debate del lunes.
Decepción, ilustres creadores de opinión, gran decepción.
Sienten el mismo enfado con el PP que tantos votantes de derechas. Pero defienden lo indefendible: que el voto de derechas pertenece al Partido Popular y nadie debe osar disputárselo, aunque ese partido traicione a sus votantes una y otra vez.
¡Viva el centro!
Sí, viva el centro, ojalá pudiéramos gritarlo. 
“La política española tiene un problema serio: se está quebrando el eje que la vertebraba desde el centro.” (El eje quebrado)
Es cierto, la desaparición progresiva del centro amenaza muy seriamente la estabilidad nacional.
Pero sucede que lo que hasta ahora hemos llamado “centro” no es más que un correlato del pensamiento políticamente correcto de la izquierda española, cada vez más escorada a la extrema izquierda.
Por centro se entiende un Estado de las autonomías que arruina el país, rompe la convivencia e “implosiona” la misma idea de nación
El centro se entiende hoy como la inacción ante el suicidio demográfico, cuyas raíces se encuentran en una estructura social, económica e ideológica, de valores, que obstaculiza hasta extremos a menudo insalvables el desarrollo de la institución familiar.
El centro es no tocar una coma de las leyes más emblemáticas de la izquierda, aquellas que la derecha pudo cambiar y no quiso.
En la España de nuestros días el centro es un lugar imaginado por la izquierda para domesticar a la derecha.
Es el agujero negro donde mora un consenso de tintes socialistas y comunistas, compartido por los partidos troncales del sistema, PSOE y PP, frente al que un sector de la población ha decidido rebelarse.
El síndrome de Estocolmo de la derecha
Lo único que hay tras las apelaciones que estos días vemos en los medios de uno y otro sesgo ideológico es un intento de mantener viva la atracción hacia ese centro que tiene secuestrados a tantos y que la derecha política y mediática oficial (y hasta ahora hegemónica) vive con entusiasta síndrome de Estocolmo.
¿Te están engañando?
Cuando las propuestas electorales y los argumentos para pedir tu voto quedan secuestrados por el relato emocional, ten la seguridad de que te están engañando.
Y hoy ningún mensaje político, ni electoral, escapa al secuestro emocional. No nos proponen soluciones argumentadas, razonadas, planes de acción que demuestren su viabilidad con datos, cifras, presupuesto.
Por el contrario, nos inducen al miedo, nos animan al insulto, nos prometen paraísos sin el menor fundamento racional pero henchidos de pulsión sentimental.
“Los candidatos no se arredran y le dan al manubrio de las promesas que saben perfectamente que no tienen intención alguna de cumplir. 
Y quienes les escuchamos con paciencia y resignación, hacemos como si les creemos a pesar de saber que son un atajo de mentirosos. Esa es la verdad. 
De ahí que los sentimientos y las sensaciones se hayan vuelto tan importantes a la hora de decidir el sentido del voto.” (Rafael Bardají: En honor a la verdad)
Sensaciones. Sentimientos. Ningún razonamiento. Por eso nos han traicionado tantas veces.
Hay personas que votan con miedo.
¿Tú con qué votas?