¿Debería haber en los colegios una asignatura sobre aprender a amar antes que sobre sexualidad?
¿Debería haber en los colegios una asignatura sobre aprender a amar antes que sobre sexualidad?
Estaba yo pensando qué podía contarles a ustedes, mis queridos y pacientes lectores de Actuall, 
que fuera de su interés. Y en ello estaba cuando los medios han venido en mi ayuda para proporcionarme
 datos de la mayor relevancia.
Vayamos por partes. Comparto con ustedes las últimas noticias que, literalmente, me han acongojado. 
Llenado de miedo.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
Haz un donativo ahora
El primer dato es que las agresiones sexuales han aumentado un 18, 8 por ciento en el primer
 trimestre de 2019. Lo cuenta Europa Press. Entre enero y marzo del presente año se han producido
 un total de 3.576 delitos sexuales, es decir delitos contra la libertad e indemnidad sexual, entre los
 que se incluyen los abusos sexuales, que se han incrementado un 21,5%.
El otro dato es que, según el diario Público, (que tampoco es la Biblia), cada tres horas se registra
 un abuso sexual en España.
Y otro medio, La Nueva España, nos cuenta que en Alicante se ha producido una violación a una 
menor en grupo y grabada por parte de compañeros de Instituto. En Barcelona ha sido detenido 
un menor hace unos meses por seis agresiones sexuales en un mes y en Asturias nos dan cuenta
de varios detenidos por realizar y grabar y difundir en internet una agresión sexual a una menor.
Les voy a ser muy sincera. Yo nací en el ecuador de la década de 1960, como muchos otros 
españolitos de mi generación. Era la España franquista, de hecho la década final del régimen. En 
una localidad a la que estoy familiarmente vinculada se produjo la violación de una joven en la 
década de 1980 y el pueblo, literalmente, se echó a la calle. Era inaceptable la agresión.
Nos hicieron creer que la promiscuidad sexual era masiva, imparable. Y no había quien la fenara
Ya a principios de 1990 llegó una campaña impulsada por el Ministerio de Sanidad con el lema
‘Póntelo, pónselo’. Se trataba de promover el preservativo entre los jóvenes dando por hecho que
 todos ellos mantenían relaciones sexuales en la adolescencia o en la juventud y que aquí la única
 solución para evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos “no deseados” era el 
preservativo. Pero resulta que treinta años después de aquella campaña nos dicen que “la gonorrea
 crece un 26% en España”.
Y yo alucino. Resulta que nos hicieron creer que el problema en la España de las décadas de 
1960 y 1970 el problema era la represión sexual. Y llegó la transición y con ella el destape con
 películas y publicaciones zafias que, al parecer, demandaban millones de ciudadanos. Y con el
 PSOE de Felipe González, el aborto, el preservativo y el ancha es Castilla. Y hasta el mismo 
Alberto Ruiz Gallardón, siendo presidente de la Comunidad de Madrid y miembro del Partido Popular, 
apostó por la masiva y subvencionada -con dinero público- distribución de condones. (‘Menos 
condones y más jamones’, decía algún castizo).
Nos hicieron creer que la promiscuidad sexual era masiva, imparable. Y no había quien la fenara. 
Era el signo de los tiempos y la gente lo demandaba. Lo único que podía hacerse era atenuar sus 
consecuencias negativas, o sea el que naciera un bebé fruto de una noche de juerga o que uno se
 contagiara de extrañas enfermedades de origen genital. Por supuesto, el único remedio eran los 
preservativos a mansalva En el metro, en las discotecas, en las puertas de las farmacias. Qu
e alivio. Todo gratis.
Como el que sufre de problemas estomacales o de cefaleas y encuentra el remedio accesible en 
todas las esquinas del municipio. No hay dinero para lentes, no hay dinero para dentistas. Pero
 sobraba el dinero público para comprar preservativos e impartir talleres y conferencias de
 “educación afectivo-sexual” a los menores, desde Infantil a Bachillerato. ¡Por fin! La gente era
 libre para tener relaciones sexuales satisfactorias, cuando le venía en gana y con quien quería.
 Sin ataduras ni represiones de corte dictatorial, religioso o moralista. Ancha es Castilla.
Mis preguntas son ingenuas y seguramente obsoletas, propias de una mujer del siglo pasado. 
Pero las hago y si alguien puede contestar, pues se lo agradezco. Ahí van.
¿Si estamos en la España de las libertades -también en materia sexual- porque hay agresiones 
sexuales? ¿Por qué aumentan las enfermedades de transmisión sexual tres décadas después del
 ‘Póntelo, Pónselo’? ¿A qué importe asciende el gasto público en preservativos gratuitamente
 distribuidos por el Ministerio de Sanidad, los ayuntamientos y las consejerías de Sanidad de
 toda España? ¿Por qué aumentan los embarazos de adolescentes?
Hemos apostado por lo placentero y el deseo, la ética de “usar y tirar” (condones y personas) y hemos denostado la responsabilidad, la fidelidad y el compromiso entre hombre y mujer
Pues les voy a decir lo que pienso. Hemos asistido a una estrategia de hipersexualización de
 la población -empezando por los más pequeños- y se nos ha ido de las manos. Han hecho creer
 -políticos, medios y perversos educadores- a la población que lo normal era confundir el sexo 
con el amor. Y han sacado tajada de esta cruel “revolución sexual global” comprando
 con dinero público millones de condones que regalan hasta en el metro. Legalizando el
 asesinato de inocentes con el aborto cuando el preservativo falla y-horror-aparece un embarazo. 
Asesinato de bebés que también financiamos los españolitos aunque nos hagan creer que
 “el aborto es una opción libre” y que a nadie se le obliga a abortar. No abortas pero lo pagas. 
Y, por si fuera poco, la violencia sexual no ha disminuído ni tampoco las enfermedades de
 transmisión sexual se han reducido un ápice.
Hemos apostado por lo placentero y el deseo, la ética de “usar y tirar” (condones y personas) y 
hemos denostado la responsabilidad, la fidelidad y el compromiso entre hombre y mujer. Términos 
caducos, moralistas, inaceptables y carcas para la progresía.
Y yo me pregunto. ¿De quién será la culpa de esta situación? ¿De Franco? ¿De la Iglesia? ¿De
 HazteOir.org? ¿De Vox? ¿De Aznar?
No sé de quién es la culpa. Sólo sé que nuestros jóvenes y adolescentes no parecen ser más
 felices que sus padres y abuelos. Y la causa no parece ser la represión sexual. A las agresiones
 sexuales, embarazos prematuros y enfermedades de transmisión sexual hay que sumar otras cifras. 
El suicidio ha aumentado en España un 3% en un año y el 5% de los jóvenes -según encuesta de 
2014- había acudido al psicólogo en los doce meses anteriores a la realización de la encuesta.
En todo caso, no teman. El Gobierno de España ha vuelto a poner en marcha una campaña para
 promover el uso del preservativo. Menos mal. Estamos salvados. El verano es nuestro. Fin de
las manadas, las enfermedades de transmisión sexual y remedio contra los embarazos no deseados. 
Cuarenta años después, algún espabilado vuelve a hacer negocio a costa de la infelicidad de sus
 compatriotas.