martes, 7 de junio de 2016

REDISTRIBUCIÓN DE LA RENTA

REDISTRIBUCIÓN DE LA RENTA

Breve explicación del fundamento de la redistribución de la renta expuesta hace ya muchos años en la prensa




No a la renta básica (Ernest Milá)

No a la renta básica

Publicado: Lunes, 06 de Junio de 2016 09:29 por Ernesto Milá enORIENTACIONES
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RENTA BÁSICA RECHAZADA EN SUIZA.- Los suizos han rechazado por contundente mayoría la “renta básica universal”. El 77% de los votantes han dicho no a la posibilidad de que el gobierno suizo dé mensualmente 2.260 francos suizos. Votó el 46%. Suiza se ha convertido en la alternativa a la tendencia de los países nórdicos de entregar una “renta básica” a los ciudadanos. En Utrech y en otros 19 municipios holandeses se está poniendo en práctica en estos momentos, para comprobar los efectos y en Alemania ya se está movilizando a un sector de la opinión pública para convocar un renferéndum sobre el tema.
La izquierda, habitualmente, se manifiesta a favor de la “renta básica”. La derecha, en contra. Pero no toda. La idea genera cierta radicalización en las posiciones. Y, sobre todo, curiosidad. Sin embargo, los pros y los contras, no están del todo claros. Y ninguna de las dos partes tiene en cuenta los razonamientos de la opuesta. Es cierto que en la actualidad, cada vez más, los procesos productivos son mecánicos y que la fuerza de trabajo es cada vez menos precisa. Pero esto ocurre solamente en Europa y de ahí el hundimiento del mercado de trabajo: se sigue produciendo manualmente, lo que ocurre es que Europa no es “competitiva” a causa de los salarios altos. De ahí la necesidad para los gobiernos de “ganar competitividad” importando inmigración, cuya mera presencia tiende a que la ley de la oferta y la demanda en materia salarial, tienda a que bajen. La “renta básica”, contribuiría a que la “competitividad” de Europa en material de manufacturas descendiera… al tener que aumentar la presión fiscal y los precios de los productos para poder mantener la “renta básica”.
Por otra parte, los defensores de la “renta básica” la consideran como una especie de “derecho humano universal”: simplemente por haber nacido humanos tenemos derecho a una renta que nos permita vivir… Entonces ¿y el trabajo, y el esfuerzo y la actividad cotidiana? ¿No es mejor recibir esa renta básica y limitarnos a disfrutarla? ¿para qué trabajar? ¿para qué esforzarse, para qué tratar de mejorar si nuestras necesidades las tenemos cubiertas? Lo más preocupante es que este “derecho humano” se exige sin ofrecer una contrapartida: por ejemplo, sería comprensible que cualquier ciudadano recibiera una “renta básica” si se dieran dos supuestos: estar en paro forzoso e involuntario y a cambio de un “servicio social”. De lo contrario, la “renta básica” se convertiría en la sopa boba de todo tipo de parásitos. Un toxicómano que ha elegido voluntariamente ese camino y que no tiene ningún interés en renunciar a él, vería como sus necesidades básicas de consumo de drogas quedan cubiertas por los impuestos pagados por quienes aspiran a algo más que a autodestruirse. ¿Es ética y moral la “renta básica” vista desde el punto de vista, no del parado forzoso sino del parásito social?
Lo inasumible de lo que supondría la “renta básica” para el presupuesto nacional solamente se compensaría con una mayor carga fiscal sobre la población que depende de un trabajo. No es tanto una utopía como una distopía para el ciudadano que todavía cree en el valor del trabajo, del esfuerzo personal y de la lucha por la existencia como rasgo de todas las especies vivas.
En cuanto a la simplificación que tendría –como argumentan los defensores de la renta básica- sobre los distintos tipos de subsidios y subvenciones, tendiendo a fusionar distintas ayudas sociales y a refundirlas en una sola, cabe decir que ni siquiera satisfaría a quienes hoy las están recibiendo: especialmente la inmigración radicada en España que vería mermados sus ingresos globales, pero actuaría de “efecto llamada” para quienes tienen rentas más bajas en los países de origen.
El problema no es instaurar una “renta básica”, ni siquiera “refundir ayudas sociales”, el problema es asumir el principio de que cuando se recibe algo, una prestación, un beneficio social, es porque eso que se recibe es el resultado de un esfuerzo o de un servicio. En el momento en el que la escala de valores se pierde y el mero hecho de “vivir” ya hace acreedor, no de un derecho ideal, sino de una prestación material concreta, lo que se está haciendo es desincentivando a grupos de población “sensibles al parasitismo”. ¿Renta social? Sí, pero solo a cambio de un “esfuerzo social” del receptor o cuando se trate de incapacitados involuntarios. 

CASTILLA nº 37 Informativo Comunidad Castellana noviembre 1989


CASTILLA nº 37

Informativo Comunidad Castellana noviembre 1989




Suiza no cree en la utopía…

Suiza no cree en la utopía…

Suiza rechazó este domingo en referéndum la propuesta de reformar la constitución para establecer una renta básica de 2.500 francos al mes (2.252 euros), garantizada para todos los ciudadanos. El “no” ganó por un aplastante 78% de los votos, alineado con los dos principales argumentos de la campaña encabezada por el Gobierno: que la renta básica es financieramente inviable y éticamente corrosiva. Suiza es el primer país que lleva a referéndum la renta básica, una fórmula que Thomas Paine perfiló en el siglo XVIII como un mecanismo por el que los propietarios compensaban, mediante un impuesto, a los no propietarios por la existencia de una institución “antinatural” como la propiedad privada. La utopía de un ingreso mínimo garantizado para todos los ciudadanos vuelve a estar en boga. Finlandia iniciará un experimento con una renta básica de 600 euros al mes en 2017, y en Holanda, varias ciudades están empezando a implantarlo. Alaska utiliza un impuesto a las compañías petrolíferas para lo que llaman un “reparto de dividendos” de algo más de 2.000 dólares al año a cada habitante mayor de edad. En España, Podemos lo lleva en su programa electoral. Los ejecutivos de las empresas tecnológicas de Sillicon Valley están a favor de la renta básica universal. Razonan que, en una sociedad futura que está a la vuelta de la esquina, donde gran parte del trabajo que hoy hacen los seres humanos lo harán robots de una forma mucho más eficiente, la renta básica garantizaría una transición más humana, dicen los tecnólogos. La idea cuenta con partidarios en la izquierda y entre los liberales. El Cato Institute publicó en 2015 un informe favorable, con el argumento de que lo ideal sería que no hubiese redistribución por el Estado, pero si tiene que haberla, que sea lo más simple y eficiente posible. Muchos partidarios creen que la renta básica permitiría eliminar los subsidios al desempleo y otros programas del Estado del Bienestar, tal y como lo conocemos hoy. Los detractores advierten de que la implantación de la renta básica requerirá fuertes subidas de impuestos para poder financiarse y, además, desincentivará el trabajo y atraería nueva oleadas de inmigrantes. El debate ocupará un lugar central de la conversación en los próximos años. El Estado de Bienestar diseñado por Bismarck en el siglo XIX no da más de sí, su reforma es cuestión de tiempo. Está por ver si la renta básica puede ser el recambio. ¿Qué opinas?