20-D. Católicos, ¿a quién votamos? (II). Ideología cristiana
- Artur Mas se supera: quiere crear un partido donde todos caben salvo fascistas y comunistas.
- O sea, no quiere crear un partido para sustituir a CDC sino un Régimen. Como el general Franco.
- Rajoy parlamentario: no haré nada contra el terrorismo sin aprobación del Congreso.
- Pues como mañana haya un atentado, con las cortes cerradas…
- Vamos, que Rajoy continúa en su línea cobardica.
- Un referéndum independentista no tiene ningún valor si no tienen derecho a votar en él todos los españoles. Al final ha caído en la cuenta.
Tras la primera entrega de la pasada edición sobre las elecciones del 20 de diciembre, me pregunta un lector cuál es la ideología católica, en el supuesto implícito, pelín irónico, de que tal ideología no existe.
Y es verdad, porque el cristianismo no es una ideología sino una cosmovisión, una teología y una moral. Ahora bien, eso significa que sí hay planteamientos que un católico puede aceptar y otros que no.
En cualquier caso, como me gustan los retos difíciles voy a tratar de definir en qué consistiría unaideología política católica. Podría resumirse así: el hombre es más importante que la humanidad. La humanidad siempre acaba en el planeta tierra y otras memeces, y siempre a costa del hombre. Que el hombre sea más importante que la humanidad significa que la propiedad privada garantía de libertad, es más importante que la pública, que es la propiedad privada que los políticos nos administran y roban.
¿Ven cómo sí se puede hablar de ideología policía cristiana?
Solventada esta premisa vamos a lo nuestro. Lo mejor, lo de Artur Mas en doble sesión. En la primera ha enterrado Convergencia y solemnemente nos ha aclarado que pretende crear la UCD catalana. En serio, ha hablado de un partido liberal, Socialcristiano y socialdemócrata. Es decir, que sólo se quedaría fuera el fascismo y el comunismo. Es cierto que lo liberal se contrapone a la socialdemocracia desde hace 60 años, mientras que lo socialcristiano se opone a ambos, liberales y socialdemócratas, pero es igual.
Pero Mas, segunda aportación en 24 horas, tiene su propia lógica: él no quiere crear un partido sino un régimen. Por eso, es muy lógico que, con Franco, con el Movimiento Nacional, Artur pretenda albergar en su propio seno distintas y contradictorias ideologías. A una unión en pro de la independencia catalana en que él, por cierto, no ha creído jamás. Ahora tampoco.
Vamos con Rajoy, que también ha tenido su aquel el martes 24: asegura don Mariano que acudirá al Parlamento en toda decisión sobre medidas antiterroristas. En primer lugar, en estos momentos la sede parlamentaria está vacía y lo único que queda es el retén de guarida de la Comisión Permanente. Esto le viene bien a la cobardía de Rajoy porque no tendrá que tomar decisiones rápidas aunque algún chiflado islámico se haga estallar en pleno centro de Madrid (o de Barcelona, que es quien tiene más población islámica, mimada por el nacionalismo para fastidiar a Madrid).
Eso sí, Rajoy ha vuelto a insistir en la idea madre contra el independentismo catalán, que no es la observancia de la ley (las leyes se cambian) sino la soberanía nacional: es decir, que son “todos los españoles” los que tienen que decidir qué se hace con toda España, lo que incluye una parte de ella.
Traducido: que el referéndum independentista catalán no tiene ningún valor democrático si en él no tiene derecho a votar el conjunto de los españoles y no sólo los catalanes.
Lo que ha tardado en darse cuenta el señor presidente.
Eulogio López