CASTILLA, tierra de hombres libres
Castilla, islote de hombres libres en la Europa
feudal; lo he dicho y lo he escrito muchas veces. Lo había sido la primitiva Castilla anterior
a Fernán González; siguió siéndolo la Castilla independiente. Cántabros, várdulos, vascones y godos se
establecieron en pequeñas comunidades rurales libres; las más, propietarias de
los términos por ellas ocupados; otras, poseedoras enfiteutas de las tierras
que labraban.
Del siglo IX al XI Castilla fue en verdad el único
rincón del occidente europeo donde la mayoría de la población estuvo integrada
por pequeños propietarios libres. Los
diplomas nos demuestran la existencia de una considerable cantidad de pequeñas
aldeas que poseían sus términos en plena propiedad y que incluso los labraban
en régimen semicolectivo de trabajo.
Esas aldeas disputaban o contrataban de igual a igual con obispos,
monasterios o magnates.
Tan numerosa debió de ser aquella masa de aldeanos
libres, que en el siglo XIV, quinientos años después de¡ nacimiento de
Castilla, en el a modo de censo que mandó hacer Pedro el Cruel y que conocemos
con el nombre de Becerro de las Behetrías, aún había en las merindades
castellanas, sin contar Rioja ni Bureba, de 1.359 aldeas, 659 habitadas por
hombres de behetría, con el raro derecho en la Europa de entonces de elegir
patrono y de cambiar de señor. Cuando
tras cinco siglos de acción de la ventosa señorial, todavía quedaban, cinco
siglos después del conde Rodrigo, ese número de aldeas salvadas del naufragio
de sus libertades campesinas, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los
castellanos de la época condal eran libres y propietarios en su mayoría.
Claudio Sánchez Albornoz
Castilla nº 7
enero-febrero 1980