Estrasburgo / Madrid / Astorga, 21-22 octubre 2013. Estupor y consternación ha causado en España este lunes el anuncio de que el llamado Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) fallaba contra la "doctrina Parot"; esto es, contra la solución jurisprudencial para procurar un cumplimiento más íntegro de las penas de prisión por parte de los terroristas de ETA culpables de múltiples crímenes; aplicada también a otros criminales especialmente peligrosos, como los violadores reincidentes. En síntesis consiste en aplicar la redención de condena sobre el tiempo total de las penas impuestas, no sobre el máximo legalmente permitido de treinta años de prisión efectiva y cumplida.
Dicho tribunal europeo, de jurisdicción puramente imaginaria, anunciaba por boca de su presidente Dean Spillmann y su subsecretario Michael O'Boyle hizo pública su sentencia favorable a la presa etarra Inés del Río Prada, cuya puesta en libertad exige, y declara nula la citada "doctrina Parot". Diversas fuentes apuntan como autor intelectual de la sentencia al español Luis López Guerra, antiguo diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y Secretario de Estado de Justicia entre 2004 y 2007, en el Gobierno de Rodríguez Zapatero.
El Gobierno del Partido Popular se dispone a dar por buena la sentencia y ponerla en práctica, a pesar de que las decisiones del TEDH no sean vinculantes y de que haya varios precedentes recientes de gobiernos europeos negándose a aplicarlas o ignorándolas por completo. De nuevo se pone de manifiesto la connivencia del PP y el PSOE con el "proceso de paz" o, en otras palabras, el triunfo político de ETA y sus cómplices en las Provincias Vascongadas y en el Reino de Navarra.
El Carlismo, la Comunión Tradicionalista, lleva varias décadas poniendo en guardia a España contra la doble amenaza del separatismo y del europeísmo. Por ejemplo, en palabras de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado de la Tradición, en su Manifiesto de 17 de julio de 2001: La nueva "organización política" --que en puridad se acerca más a la ausencia de orden político, esto es, al desgobierno-- combina letalmente capitalismo liberal, estatismo socialista e indiferentismo moral en un proceso que resume el signo de lo que se ha dado en llamar "globalización" y que viene acompañado de la disolución de las patrias, en particular de la española, atenazada por los dos brazos del pseudo-regionalismo y el europeísmo.
El problema, efectivamente, no sólo está en la intromisión europea y en que se tolere: está en la legislación que se sufre en España. Así lo destaca este martes el cuaderno de bitácora La Comedia Humana (pulsar sobre el título para acceder al artículo): "Doctrina Parot: el problema no es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos".
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