inmigración y multiculturalismo
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PUBLICADO 30
enero, 2015
Fuente: ‘Verdadera Izquierda‘
Renta Básica
Universal. Tres palabras que esconden, por sí mismas, un concepto que va mucho
más allá del simple ámbito económico. Que el Estado pague una remuneración fija
a cada persona por el mero hecho de ser ciudadano. Una revolucionaria propuesta
que desembarcaba en nuestro país de la mano de Podemos, que convertía la RBU en
santo y seña de su programa electoral y que le aupaba el pasado mes de Mayo,
con más de 1 millón de votos, a las puertas del Parlamento Europeo.
¿Qué pasaría
si todos los españoles tuvieran un ingreso mensual asegurado? ¿Desincentivaría
eso que muchos trabajasen? ¿reduciría la pobreza? ¿qué efecto tendría sobre los
precios, los salarios y la actividad económica general? ¿Incentivaría el
trabajo en negro? ¿Sería posible aplicarlo en nuestro país? Y todavía mucho más
importante… ¿deseable?
La
propuesta, después ligeramente matizada por el equipo de Pablo Iglesias, ha
encendido las alarmas más allá de los estamentos económicos del ‘terrible’
neocapitalismo global: organismos vinculados a la Unión Europea mostraban en
los últimos días su creciente preocupación por el innegable ‘efecto llamada’
que podía suponer su implantación en territorio español.
Que cada
persona, por el simple hecho de estar censado en España, tuviera derecho a
reclamar una prestación, fija, de 600 euros mensuales, podría convertir el
Mediterráneo en un mar de pateras a la desesperada rumbo al paraíso prometido.
En África,
donde el salario medio no supera, en muchos casos, los 60 euros al mes, ese
‘regalo envenenado’ del Gobierno español supondría, la mayoría de veces, una
lluvia inesperada de riqueza con la que se podría mantener durante años a
varias familias autóctonas. Un peligroso ‘Caballo de Troya’ que dejaría a
España como el principal foco migratorio de entrada a territorio de la Unión.
En un mundo
globalizado, crear un país de subsidios no parece precisamente la mejor receta
para crear riqueza. Difícil fórmula que amenaza con igualar (por abajo) a todos
los ciudadanos españoles. En la salud y en la enfermedad. En la riqueza y en la
pobreza. Sobretodo y fundamentalmente en la pobreza. Muy humano, demasiado
utópico.
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