Os paso la informacion mas clara y concreta que he podido contrastar del Coronavirus y lo que vamos a experimentar en los proximos meses.
¿Por que el COVID-19 es enormemente peligroso? Lo que determina el peligro de un agente infeccioso es la combinación de 3 factores: el vector de contagio, la morbilidad y la mortalidad. El COVID-19 tiene un vector de contagio entre 1,5 y 2,5, es decir, 3 veces superior a la gripe. Lo cual implica que su propagación es geométrica: 1-2-4-8-16-32-64-128-256... pero lo peor de todo es que, a diferencia de la gripe y del SARS, que fue la última epidemia por coronavirus de 2003, éste se contagia también durante las dos semanas de incubación, antes de tener incluso síntomas.
En cuanto a la morbi-mortalidad, es la siguiente. Hay que tener una cosa clara: TODOS VAMOS A INFECTARNOS POR EL COVID-19 en los próximos tres meses. Ahora bien, de cada 1000 personas, 900 lo pasarán asintomaticamente, incluidos niños y jóvenes. 100 mostrarán síntomas. De esos 100, 80 lo pasarán como una gripe muy jodida: tos seca, dolor de cabeza y muscular, es decir, dos o tres semanas en casa más malo que un perro. De 20 que quedan, 15 desarrollarán una neumonía bilateral con dificultad para respirar, que requerirá ingreso hospitalario para administrar broncodilatadores, corticoides y oxígeno. Los 5 restantes desarrollarán una fibrosis pulmonar que exigirá inmediato ingreso en la UCI con respiración asistida. De esos 5, 3 morirán. Y los dos que se salven presentarán secuelas que obligará posiblemente a trasplante de pulmón.
Estas son las cifras que se manejan actualmente en la comunidad científica occidental, ya que los datos en China han sido peores, pero porque su sanidad no está tan preparada. Visto así no parece tan grave, ¿verdad? El problema es que, a diferencia de la gripe, ante la cual una parte de la población se vacuna y además ataca progresivamente a lo largo de 5 meses al año, está infección es una oleada (Ver Italia) De forma que en dos-tres meses se van a producir todos los contagios. Así que ya tenemos los datos para hacer las cuentas. De los 40millones de españoles, solo 4 millones van a tener síntomas. De los que 3.200.000 la pasarán como una gripe mala en casa. 600.000 necesitarán ingreso hospitalario con oxígeno. Y 200.000 necesitarán UCI. El problema es que en España existen, entre el sistema sanitario público y el privado, solo 200.000 camas hospitalarias y 3.800 camas de UCI. ¿Veis el problema?
El auténtico problema no es la enfermedad en sí, a pesar de que tiene una morbimortalidad importante, sino que, debido a sus características epidemiologicas, viene en una oleada infectando a toda una población que no tiene inmunidad previa en cuestión de 2-3 meses, COLAPSANDO EL SISTEMA SANITARIO...!!!! Eso significa que cuando las camas hospitalarias y las UCI estén llenas habrá que aplicar lo que se conoce como Medicina de Guerra, es decir, cuando por cada cama que se quede libre haya 7 personas esperando, los profesionales tendrán que decidir, a quien atienden y a quien mandan a su casa diciéndoles que les mandarán un médico y una bombona de oxígeno, que no llegará nunca porque también se habrán acabado. Esa decisión se tomará en función de la edad y el estado general. Es decir, se escogerá a los más jóvenes, que tendrán más posibilidades de sobrevivir. Esto sin contar el resto de patologías graves y urgentes: infartos, Ictus, accidentes de tráfico, etc. todo esto sin camas y sin UCI.
Esto parece una película de ciencia ficción, pero esto está pasando AHORA MISMO en el norte de Italia. País que hace dos semanas estaba como nosotros ahora, que no se nos olvide. La sanidad madrileña está ya colapsada. Están diciendo a la población que si presentan síntomas que no vayan a los hospitales ni a los centros de salud ni llamen al 112, sino que llamen al 900 102 112. Hay personas que llevan toda la mañana llamando y no consiguen que les cojan el teléfono. Se espera que, al ritmo que se está propagando, la Sanidad Española colapse a primeros de abril. Esta es la situación.
¿Qué hacer entonces? Vamos a ver, esto es una lotería, es difícil que te toque, pero mientras más papeletas compres, más posibilidades tienes. Por tanto, lo que hay que hacer es NO COMPRAR PAPELETAS. Es decir, durante las próximas semanas salir exclusivamente a trabajar y a comprar al supermercado cuando sea necesario. No comer fuera, no ir a ninguna reunión de gente, no utilizar transporte público. Van a ser sólo unas semanas. Os estaréis preguntando: ¿si todos lo vamos a coger, para qué aislarse tanto? Pues veréis, el que una persona sufra la enfermedad asintomáticamente, como una gripe o necesite ingreso hospitalario, depende fundamentalmente de la edad y del estado inmunológico del paciente. Pero también de un concepto que se llama “carga viral”, es decir, la cantidad de millones de virus que han entrado en nuestro organismo en el momento del contagio. Mientras mayor sea esa carga viral, más daño puede hacer el virus a nuestros pulmones mientras nuestras defensas se organizan y fabrican los anticuerpos para defenderse. Obviamente no es lo mismo besar a un contagiado, respirar directamente gotitas de pflügge de un infectado o tocar un objeto donde han caído esas gotitas hace 3 horas y luego tocarnos la cara. Luego vamos a intentar que, cuando nos contagiemos, la carga viral sea la menor posible. Por eso es por lo que se recomienda no acudir a reuniones de gente ni lugares públicos. Elena hija, se que me estás leyendo. No quiero que te alarmes en exceso. En tu caso, tu juventud hace que, lo más probable, es que la pases asintomáticamente, pero recuerda lo de la “carga viral”: procura evitar transporte público, reuniones, comidas fuera, etc. durante las próximas semanas.
Siento la paliza que os he dado, espero estar equivocado y que las cosas se contengan a partir de ahora que se están implantando medidas de mitigación y aislamiento social, pero yo ya me he quedado tranq
viernes, 13 de marzo de 2020
En torno al coronavirus (F. Morelli)
Bellísima reflexión del psicólogo F. Morelli, que circula
entre nuestros queridos vecinos italianos:
“Creo que el universo tiene su manera de devolver el
equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas.
Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar...
En una era en la que el cambio climático está llegando a
niveles preocupantes por los desastres naturales que se están sucediendo, a
China en primer lugar y a otros tantos países a continuación, se les obliga al
bloqueo; la economía se colapsa, pero la contaminación baja de manera
considerable. La calidad del aire que respiramos mejora, usamos mascarillas,
pero no obstante seguimos respirando...
En un momento histórico en el que ciertas políticas e
ideologías discriminatorias, con fuertes
reclamos a un pasado vergonzoso, están resurgiendo en todo el mundo, aparece un
virus que nos hace experimentar que, en un cerrar de ojos, podemos convertirnos
en los discriminados, aquéllos a los que no se les permite cruzar la frontera,
aquéllos que transmiten enfermedades. Aún no teniendo ninguna culpa, aún siendo
de raza blanca, occidentales y con todo tipo de lujos económicos a nuestro
alcance.
En una sociedad que se basa en la productividad y el
consumo, en la que todos corremos 14 horas al día persiguiendo no se sabe muy
bien qué, sin descanso, sin pausa, de
repente se nos impone un parón forzado. Quietecitos, en casa, día tras día. A
contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste
no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía
cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?
En una época en la que la crianza de los hijos, por razones
mayores, se delega a menudo a otras figuras e instituciones, el Coronavirus
obliga a cerrar escuelas y nos fuerza a buscar soluciones alternativas, a
volver a poner a papá y mamá junto a los propios hijos. Nos obliga a volver a
ser familia.
En una dimensión en la que las relaciones interpersonales,
la comunicación, la socialización, se realiza en el (no)espacio virtual, de las
redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la
verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace, todo se
debe de hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. ¿Cuánto
hemos dado por descontado estos gestos y su significado?
En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha
vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir
de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al
prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que
ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La
corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te
rodean, y que tú dependes de ellos.
Dejemos de buscar culpables o de preguntarnos porqué ha
pasado esto, y empecemos a pensar en qué podemos aprender de todos ello. Todos
tenemos mucho sobre lo que reflexionar y esforzarnos. Con el universo y sus
leyes parece que la humanidad ya esté bastante en deuda y que nos lo esté
viniendo a explicar esta epidemia, a caro precio.
Pide que la Unidad Militar de Emergencias inicie la construcción de hospitales de campaña para luchar contra el COVID-19
Plataforma de activismo social y político
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