jueves, 16 de abril de 2015

El marxismo de Podemos (Agencia Faro)

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  El marxismo de Podemos

El marxismo de Podemos (VI): el espartaquismo sin máscara


El marxismo de Podemos (VI): el espartaquismo sin máscara

9 abril, 2015

Cuadro de Marisela Rumberg

Cuadro de Marisela Rumberg

 También los peces rojos mueren por la boca

Si lo que dicen los de “Podemos” en los últimos tiempos no fuera producto de un maquillaje deliberadamente falsario, el programa de “Podemos” sería completamente utópico. Podría producir revueltas peligrosas, pero poco duraderas. Sin embargo, Iglesias y los suyos, tienen una idea muy clara de lo que persiguen y del cambio al que debe conducir su aparentemente humilde papel de instrumento de la gente. Para convencerse es de gran utilidad un video colgado en youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=1v430q8Ns7A

Se trata de una charla probablemente dada a unos universitarios de su cuerda, donde expone sin máscaras la verdadera táctica de “Podemos”. Allí declara que “la política no tiene que ver con tener razón, sino con tener éxito”. Según él, no hay que tratar de convencer a sus posibles electores de las ideas marxistas, porque no son capaces de comprender su lenguaje. Para tener éxito, lo que hay que hacer es utilizar lo que dice la gente y convertirlo en “agregadores”, es decir en herramientas para lograr “la unidad popular”. Vale la pena leer lo que dice en esa charla para hacerse una idea de su forma mendaz de unir a “la gente”:

Por eso hay que hablar de unidad popular y por eso hay que ser humilde. Y por eso hay que hablar con gente que, a lo mejor no le gusta tu lenguaje y a lo mejor no se identifica con los términos con que tú explicas las cosas. Y eso ¿que revela?: pues una derrota de muchos años. Y es que perder siempre implica eso. Perder significa siempre que el sentido común de la gente es diferente. Eso no es cosa nueva. Eso lo han sabido los revolucionarios toda la vida. Y la clave es conseguir que el sentido común de la gente vaya en una dirección de cambio. César Rendueles, que es más listo que el hambre, dice que la mayor parte de la gente está contra el capitalismo y no lo sabe. La mayoría de la gente defiende el feminismo sin haber leído a Judith  Butler ni a Simone de Beauvoir.  Cuando ves a un padre fregando lo platos o jugando con sus hija o a un abuelo enseñando a sus nietos que los juguetes se comparten, ahí hay más de transformación social que en todas las banderas rojas que quieras llevar a una manifestación. Y, o entendemos eso, que esas cosas se pueden convertir en agregadores o se seguirán riendo de nosotros.

De nuevo, aquí Iglesias comete el sofisma del consecuente, cuyo engaño es de todos sabido. Y probablemente Iglesias sabe que, aunque el marxismo predique que se compartan los bienes, no porque un abuelo enseñe a compartir es por ello marxista. Puede hacerlo, por ejemplo, porque es un buen católico. Pero Iglesias aparenta no saberlo, pues ha descubierto que el sofisma en cuestión es de gran eficacia como “agregador”, es decir como método para hacer creer a la gente que defienden lo mismo, cuando en realidad no es así. La táctica de “podemos” consiste en recolectar descontentos y rencores, propuestas y anhelos que no contradigan los presupuestos marxistas. Luego, meten todo ello en su programa y engarzan largas parrafadas defendiéndolo como exigencias éticas, sin decir ni palabra del marxismo. Una vez que por este procedimiento han dado la impresión de defender lo que la gente piensa (aunque esa gente quiera defender cosas muy dispares entre sí),  piden el voto para su formación. Y si llegan al poder, establecerán laLenin7 dictadura del proletariado, declarando que no hacen sino cumplir su programa. Habrán cometido un sofisma del consecuente de proporciones monstruosas, pero habrán tenido éxito; y eso es lo que cuenta para un marxista, como dice Iglesias.

Sus seguidores dirán, unos: “yo me oponía a los desahucios, pero no quería el comunismo”; otros: “yo odiaba el capitalismo, pero no deseaba la represión ideológica ni las expropiaciones” y, otros más, “yo quería que prohibieran los toros (porque hasta eso lo han metido en su programa), pero nada de todo esto”, etc. Y “Podemos”, consciente de que una vez votados, vale eso de “Santa Rita, Rita, el voto que se da, no se quita”, hará oídos sordos y se perpetuará en el poder, dominando los medios de comunicación, reformando la Constitución y, por si acaso, también la policía y el ejército.

Conclusión

Los párrafos finales de la charla táctica en cuestión, nos darán idea de lo que nos espera con “podemos” en el poder:

hozHabía un compañero que hablaba de los soviets allá en 1905 … aquel calvo con una mancha en la cabeza [Lenin], que era una mente prodigiosa, prodigiosa, lo que entendió fue el análisis concreto de la situación concreta. En un momento de guerra en el que el poder estaba por los suelos en Rusia, dijo una cosa supersencilla, una cosa muy sencilla a todos los rusos, fueran soldados, fueran campesinos o fueran trabajadores: les dijo “paz y pan”. Y cuando dijo “paz y pan”, que era lo que quería todo el mundo, que acabara la guerra y poder comer, entonces, un montón de rusos, que no tenían ni idea de si eran de izquierda o eran de derechas, que básicamente tenían hambre, dijeron: “pues va a tener razón el calvo este”. Y al calvo le fue muy bien. No le dijo “materialismo dialéctico” al pueblo de su país, le dijo “paz y pan”.

A Lenin le fue muy bien con los rusos, pero ¿cómo les fue a los rusos con Lenin?

 

El marxismo de Podemos (V): el espartaquismo con máscara


El marxismo de Podemos (V): el espartaquismo con máscara

8 abril, 2015

15MArgucias electorales

Los capitostes de “Podemos” hallarán en la rebelión de los indignados del 15 de marzo de 2011 la ocasión soñada para aplicar su táctica de inspiración espartaquista. Como dice Monedero, el 15 M “es lo mejor que le ha pasado a la democracia en los últimos años”. No sé si habrá sido lo mejor para la democracia, pero sí está claro que ha sido lo mejor para los tetrarcas de “Podemos”. Tres años después crearán el partido que logrará unificar esa sublevación y dirigirla hacia un régimen que, en su mente, se identifica, sin la más mínima duda, con el comunismo.

En los días de la rebelión de los indignados, los distintos partidos de izquierdas se personaron en sus manifestaciones y acampadas, por ver si podían ponerse a la cabeza del movimiento. No cosecharon sino abucheos y pitadas. ¿Por qué “Podemos” ha logrado un éxito rotundo, donde rotundo fue el fracaso de los otros partidos. La respuesta se halla en su manera de aplicar la táctica de Rosa de Luxemburgo.movimiento-15-m-indignados-angry-citizens

Las rebeliones espontáneas, es decir, no debidas a la existencia de un partido, grupo o persona que las haya convocado, son, por definición, negativas. Se hacen contra algo, no a favor de algo. La de los indignados arremetía contra la penuria económica, los desahucios, la usura, la prepotencia de Europa, las grandes finanzas y, en general, contra el bipartidismo imperante, que había permitido todo eso. No era pues extraño que rechazaran las propuestas de liderazgo que les ofrecieron los partidos existentes. Pero, al mismo tiempo, no era fácil saber lo que positivamente defendían los sublevados.

Los pasos tácticos para el “empoderamiento”. El uso técnico de las falacias.

Inspirados de cerca por estos hechos y, de lejos, por Rosa de Luxemburgo, los de “Podemos” excogitaron una táctica consistente en lograr la unidad de las protestas, atendiendo, en su programa y sus discursos, sólo a lo negativo y callando, o relativizando, el designio marxista que está en la cabeza de todos sus jefes. A tal efecto efectuarán una serie de operaciones de engañoso enmascaramiento:

1) Recolectarán quejas y protestas comunes y se presentarán, no como un partido comparable a los otros, sino como simples adalides de esas protestas, como defensores de la democracia, la dignidad, los derechos, la honradez, y demás. Y, como esas quejas son frecuentemente sensatas y comúnmente admitidas, concluirán que la mayoría de la gente está con ellos:

Los que quieren que nos movamos en ese eje izquierda-derecha que sitúa la derecha en el PP y la izquierda en el PSOE (…) está asumiendo un eje parlamentario que no es verdad respecto a lo que está pasando. Nosotros pensamos que el eje fundamental es dictadura-democracia. Porque dicen que las decisiones se tienen que tomar en Bruselas y en el Banco Central, en el FMI o constructores que sobornan a políticos en A o en B, y luego estamos los que defendemos los derechos sociales y asociamos la democracia al poder de la gente, a los derechos humanos, a la decencia y al ejercicio de esos derechos. Si logramos que ese eje se imponga en el sentido común de la gente, puede pasar cualquier cosa en estas elecciones y no renunciamos a nada (…). Nosotros creemos que eso es una estafa, que la mayor parte de los ciudadanos está de acuerdo sofistas3con nosotros en que hay que echar a esta casta de mangantes. Y si logramos que la gente se empodere y el mensaje crezca, por qué no les vamos a echar, claro que sí.

Este discurso de Iglesias digo que es engañoso, porque comete el sofisma que los lógicos llaman falacia del consecuente. Supuesto que una cosa conlleve, o implique, otra, es correcto concluir que cuando se da la primera se da la segunda; pero es incorrecto creer que se da lo primero cuando se da lo segundo. Como la lluvia implica que se moje el suelo, si vemos llover, concluiremos correctamente que el suelo de la calle estará mojado. Pero, si vemos mojado el suelo, de ello no se puede concluir que haya llovido, pues cabe que esté mojado porque lo han regado, fregado o por cualquier otra razón.

Lo mismo ocurre con lo que dice Iglesias: supuesto que, si se es marxista entonces se rechazan los sobornos (lo cual es mucho suponer), como la mayoría rechaza los sobornos, concluye que la mayoría está con ellos, con los marxistas. Lo cual es perfectamente falaz, pues muchos rechazan los sobornos por razones de honradez cristiana, o natural, sin estar para nada con el marxismo.

2) Se declararán vanguardias del movimiento ciudadano, en el sentido espartaquista de la palabra. Lo cual conlleva, primero, que su función se reducirá a la de ser un instrumento útil y prescindible, que encauce y canalice las propuestas de lo que Iglesias y Errejónen 2005 llamaban“masas proletarias” y, ahora, llaman “gente”, y lograr lo que antes llamaban “revolución” y, ahora, “empoderamiento”:

El 15-M es irrepresentable -dice Iglesias-; cualquiera que diga que representa a los movimientos se equivoca. En todo caso, nosotros estamos representados por el 15-M. Que haya mucha gente que se identificara con aquel requerimiento popular de más democracia, que pueda entender que nosotros somos un instrumento útil, será maravilloso. Pero devolvemos la pregunta: no hay ningún problema que se vaya a solucionar simplemente por votar Podemos o votar PabloIglesias11 Iglesias, la clave es que la gente tiene que empoderarse. Ese es el mensaje fundamental que queremos lanzar.

Iglesias, colmo de la hipocresía, será capaz  de declarar sin ruborizarse que el papel del partido es transitorio, que también lo es su liderazgo y que está dispuesto a desdibujar su propia personalidad para seguir los dictados del pueblo:

El hecho de que alguien como yo haya tenido que dar un paso así [asumir el liderazgo] es la demostración de la debilidad de la sociedad civil. Ojalá llegáramos a niveles de organización tan amplios del pueblo que hicieran completamente irrelevante qué persona lee el comunicado o qué persona toma la palabra.

3) Como, de otra parte, las vanguardias tienen que obtener resultados,  declararán que la función de “Podemos” consistirá también en evitar la anarquía y dar eficacia práctica al movimiento para producir un cambio en España.:

Yo no he sido libertario nunca -declara Iglesias- (…) El desafío que tenemos es asumir que hay que estar organizados y que, al mismo tiempo, tiene que existir la discusión  y la participación democrática en la toma de decisiones, pero nosotros estamos aquí para ser eficaces. Es decir, Podemos tiene que ser un instrumento fundamental para el cambio en España y  no sólo para la deliberación y el debate interno.

4) Lo que no dirán es la clase de cambio que producirán con efectividad. Al contrario, declararán hasta el aburrimiento que su ideología personal no afecta a su función que instrumental, pues lo importante es lo que decida el pueblo:

Ahora bien, y aunque es obvio que yo soy de izquierdas, nos circunscribimos demasiado a esta dicotomía izquierda-derecha. Es un juego de trileros, lo importante no es eso sino la gente, el pueblo. Y el pueblo tiene claro que hay que regenerar todo el sistema.

sofistas2Gracias a una burda falacia, la cúpula marxista de “Podemos”, por un lado, se declara a sí misma obediente voz del pueblo y, por otro, vanguardia que ha de dirigirlo para dar eficacia al movimiento. Como es consciente del engaño que supone pretenderse a la vez obediente y dirigente, enuncia, a modo de gran descubrimiento, una tontería absurda, como lo hace Monedero cuando dice que podemos demostrará que es posible “mandar obedeciendo”. Dígalo Monedero con la seguridad que quiera; eso, según las leyes milenarias de la lógica, es enteramente imposible. Como imposible es que, (tomadas las palabras en el mismo sentido) uno sea padre e hijo de otro o que un número sea mayor y menor que otro.

¡Qué triste la capacidad de ofuscación humana! Los mismos que confiaron en la sonrisa de los bancos, para luego verse por ellos desahuciados, esos mismos confían hoy en “Podemos”, y se verán, no ya sin techo, sino sin comida ni libertad. Aun viendo lo que pasa en Venezuela. Quien desea ser engañado, lo consigue. Lo saben los ilusionistas de “Podemos”. En seguida lo veremos.