BASES
PSEUDOINTELECTUALES DEL MITO DE LAS TRES CULTURAS - II
Continuamos ofreciendo, en pequeñas dosis, un ensayo
sobre "El mito de la España de las Tres Culturas", de José Luis
Martínez Sanz, publicado en la revista HESPÉRIDES que dirigía en su día el
escritor y periodista José Javier Esparza. Consideramos que este ensayo ofrece
las claves que nos permiten comprender los objetivos últimos que pretende la
manipulación histórica basada en la patraña de las Tres Culturas. Que ustedes
lo aprovechen y obren en consecuencia.
LOS
MALOS Y LOS BUENOS
Si España fuese el
resultado social, cultural e histórico de esas tres culturas, y España fuese
cosa de las tres, habría que pensar que una de las tres comunidades cometió la
injusticia histórica de expulsar a las otras dos. Adviértase que en este
argumento se da un salto cualitativo sustancial: el término
"culturas" se empieza a usar aparejado al término
"comunidades", y no referido a las autónomas recogidas en la
Constitución de 1978: así, desde hace un tiempo se viene hablando de comunidad
gitana, comunidad magrebí, comunidad israelita (éstos se llaman así cuando se
refieren a sí mismos), comunidad alemana (en Mallorca), etc.
Curiosamente, en
este elenco de comunidades jamás se habla de nosotros, los españoles que
habitamos en nuestra tierra, como de una comunidad. ¿Es que quienes hablan de
"comunidades" no nos creen comunidad a nosotros, o es que no quieren
que tomemos conciencia de que sí somos una comunidad y, además, la práctica
totalidad de los habitantes?
El paso siguiente,
en la argumentación del triculturalismo, es más audaz: se sobrevalora a los
expulsados por encima de nuestros antepasados, los hispanocristianos que se
quedaron en su tierra. En 1992, en una serie de reportajes realizados por la
Comisión Nacional Sefarad 92 sobre la expulsión de los judíos en marzo de 1492,
se decia que Bayaceto II, sultán de Constantinopla, al llegar allí los judíos
expulsados había comentado: "¿Cómo puedo considerar inteligente a
Fernando, si empobreció su reino para enriquecer el mío?". La idea
dominante que se trató de imponer a la sociedad española en 1992 es que la
expulsión de los judíos por los Reyes Católicos en 1492 y la de los moriscos
por Felipe III en 1609 habían producido una catástrofe económica en España, que
habría quedado económicamente desarbolada. Mientras historiadores prestigiosos
(Domínguez Ortiz, por ejemplo) lo mitigaban o rechazaban en esos mismos
reportajes, había otros que pretendían imponer con frivolidad la idea de que
las dos expulsiones arruinaron a España.
En la argumentación de los defensores de la España de las
tres culturas, de aquí se desemboca con toda naturalidad en la Inquisición, que
es presentada como un bestial e inhumano medio de practicar la intolerancia: se
la expone como el hecho más repudiable de nuestra Historia, un hecho o institución
de la que España debería avergonzarse. Con ello se llega al insulto directo a
nuestros antepasados de los siglos XV, XVI y XVII. Suele rematarse este
argumento diciendo que la Inquisición española persiguió a los judíos y a los
musulmanes, lo cual debería constituir una vergüenza para los españoles.
España -dicen-
tiene tal "mestizaje cultural" que, a pesar de haber expulsado a
moros y judíos, en la mismísima España del siglo XVI estarían muy presentes las
tres culturas. Pero con un notable matiz: mientras que la musulmana tan sólo
habría dejado "huellas", la judía estaría presente y operante...
tanto que hasta la gran empresa española en América sería también labor de
judíos, puesto que ellos también estaban "en América Latina en el período
colonial", como dice el historiador Seymour B. Liebman, quien añade que,
posteriormente, lucharían contra España: "Los judíos tomaron parte activa
en la batalla de los porteños por la independencia de Argentina".
Toda esta
argumentación, basada en esos pasos arriba expuestos, se complementa con una
actividad febril para extender esta extraña idea del mestizaje cultural de
España, idea que, con el pretexto de abrir horizontes mentales a lo universal o
lo foráneo, pretende vaciar de contenidos lo propio y hacernos olvidar o
menospreciar nuestra propia cultura.
Con este espíritu,
y basándose en una supuesta teoría globalizadora y sincretista de Américo
Castro, se empezó a formular la idea de las "tres culturas de España"
en unos problemáticos años en los que España estaba atravesando el difícil y
peligroso momento de la famosa transición. Si a pesar del error, que todos
reconocían, nadie habló para desmentirlo, fue por una razón de fuerza mayor: en
aquellos años lo importante era fundamentar en aquel presente la convivencia de
ideologías y actitudes opuestas y contrapuestas, sin que nadie se preocupase
entonces de una peregrina teoría sobre el pasado ya olvidado.
Sin embargo, la
falta de oposición dio alas a quienes formularon la idea de la España de las
tres culturas y la empezaron a difundir. Para ello escogieron como primer
ejemplo emblemático el monumento a Maimónides. Además, como la Constitución de
1978 consagraba la España de las autonomías, Andalucía tomó su hecho
diferencial en los restos de la cultura musulmana que aún quedaban en su
territorio; apoyándose en esta circunstancia, los amigos de la España de las
tres culturas empezaron a mostrarse enemigos de la tradición española, y desde
hace tres años [el texto original se fecha en 1997] intentan que la Mezquita de
Córdoba deje de ser la Catedral de la ciudad y se torne nuevamente en mezquita.
Y en Granada, algunos han llegado a la aberración de pedirle al alcalde
Díaz-Berbel que se deje de celebrar la fiesta local del 2 de enero como
aniversario de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos y del fin de la
Reconquista, y que se sustituya por una jornada de "reconciliación de las
tres culturas": al negarse el alcalde a tan absurda pretensión hubo
periodistas que se le echaron encima con todo tipo de insultos.
VAMOS
A CONTAR MENTIRAS, TRALARÁ...
"Super his
quoque vehementi carceris moerore confectus, non minus ex improviso taedium
mihi occurrit ex eo die quo me Serenitas vestra praemonuit, ne a glorificatione
militum Christi desisterem, ne prima de eis sententiam mea irritam
facerem."
"Además de esto
me deprime la pena grande de esta cárcel; no me abandona el tedio desde el día
en que vuestra señoría me aconsejó que no desfalleciese a la hora de escribir a
favor y por la gloria de los soldados de Cristo, no fuere que se frustrara mi
primera determinación".
(De una Carta de San
Eulogio a Álvaro Cordubense, postrimerías de octubre del año 851.)
Venciendo la pesadumbre de la prisión y el desaliento que
lo embargaban, San Eulogio de Córdoba superó aquella tribulación, escribió en
alabanza de los soldados de Cristo (a glorificatione militum Christi), aquellos
-hombres y mujeres- que había confortado con su palabra y animado a perseverar
en la fidelidad a Jesucristo... Y recibió, al término de su camino, la corona
gloriosa del martirio. Desde las miríadas de mártires que gozan la vida eterna,
San Eulogio sigue intercediendo por nosotros, y en estos tiempos de
incertidumbre tan parecidos a los que él vivió, se convierte en una autoridad
de la Santa Iglesia en la que poner nuestros ojos.
En ofrenda a los
Mártires de Córdoba, pidiendo su poderosa intercesión, ponemos este artículo
bajo su poderoso amparo.
TRES
CULTURAS TRALARÁ... LARÁ, LARÁ.
Imagínese el lector que esto que viene a continuación es
una tertulia entre "amigos":
Américo Castro:
"Sometidos al Islam quedaron grandes masas de cristianos (los
"mozárabes"), que continuaron viviendo al amparo de la tolerancia
musulmana durante cuatro siglos, hasta que las invasiones de almorávides (1090)
y de almohades (1146) -tribus fanáticas de África- terminaron con ellos."
("España en su Historia. Cristianos, moros y judíos", año 1948.)
Álvaro de Córdoba: "Cada día cubiertos de oprobios y
mil cúmulos de afrentas, ¿podemos decir que no tenemos persecución? Pues, para
callar otras cosas, cuando los mahometanos ven que los cuerpos de los difuntos
cristianos son llevados por los sacerdotes del Señor para darles sepultura...
¿no es cierto que gritan: "¡Dios, no te compadezcas de ellos!"? ¿No
es cierto que los mahometanos apedrean a los sacerdotes de Cristo, insultando
con palabras ignominiosas a los cristianos? ¿No es cierto que los mahometanos
arrojan estiércol inmundo sobre el cortejo fúnebre que acompaña al difunto? ¡Ay
de nosotros, nuevamente y mil veces, que soportamos esta irrisión de sus burlas
y dudamos del tiempo de la persecución del Anticristo!" ("Indículo
luminoso", escrito en Córdoba, el año 854.)
Maestro Gelimer:
¿Ese es el "amparo" y la "tolerancia" de los invasores,
antes de que vinieran las tribus fanáticas de África (almorávides y almohades),
Castro? Américo Castro, como historiador, tendría que conocer al P. Flórez que
da cuenta del "Indículo luminoso", a Menéndez Pelayo... E incluso a
Mario Méndez Bejarano, los cuales tratan esta cuestión historiográfica de la
apologética mozárabe con sede en la Córdoba afligida durante la aciaga centuria
del 800... ¡A cualquier pelagatos le llaman historiador!
AMÉRICO CASTRO MIENTE.
Barack Obama, presidente de los EE.UU.: "El Islam
tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de
Andalucía y Córdoba." (El Cairo, año 2009.)
Álvaro de Córdoba: "¿Hay, por casualidad, alguno
todavía, poseído por la ceguera del error y manchado por la de la iniquidad que
niegue que la persecución existe en nuestro tiempo?" (Indículo luminoso,
Córdoba, año 854.)
Maestro Gelimer:
Álvaro, Álvaro... Pasa el tiempo y no deja de haber ciegos, por el error y por
la iniquidad, aunque se vistan de corderos, lobos que hambrean por devorar a
las ovejas de Cristo. Ese inquilino de la Casa Blanca no puede ser disculpado
ni siquiera por su incultura afroamericana, adicta al baloncesto y a la comida
basura, como a los libros basura. Lo que dijo en El Cairo, lo dijo por vicio
demagógico, creyéndose Kennedy o Martin Luther King... Pero en su
irresponsabilidad, Obama justificaba las pretensiones del islamismo sobre
nuestra patria.
BARACK OBAMA MIENTE.
La Mezquita supra-basílica de Córdoba, escenario principal
de la inmolación de los Santos Mártires Milicia de Cristo.
Roger Garaudy: "Entre los años 851 y 857 [San
Eulogio de Córdoba] escribe el Memorial de los santos. Documento del martirio y
la Apología de los mártires, incitando a la provocación heroica para impedir la
propagación del Islam. Algunos exaltados, siguiendo su llamada, entran en los
lugares de rezo de los musulmanes e injurian e insultan a su profeta.
Conducidos delante de los jueces son condenados a muerte. Un sínodo católico se
reúne con el fin de tratar de borrar esta epidemia de suicidas y, tras condenar
la teoría de Eulogio sobre el martirio, causante de la crisis, le entrega a las
autoridades. Eulogio fue condenado y ejecutado algunos años más tarde y la
Iglesia le venera como mártir desde entonces" ("El islam en
occidente. Córdoba, capital del pensamiento unitario", escrito en Córdoba,
al amparo del gobierno comunista de la Ciudad del Arcángel San Rafael,
año1987.)
Maestro Gelimer: Expliquemos la frase de Garaudy que
nosotros hemos marcado en negrita:
Abderrahmán II, aterrorizado ante el huracán sagrado de
los Soldados de Cristo que confesaban la fe, fortalecidos por el Espíritu Santo
a través del verbo ígneo de San Eulogio, decide acabar con la situación. Como podemos
ver, la resistencia pacífica no la inventó Gandhi. El emir convoca un Concilio
(¡¡¡un musulmán convocando un concilio!!!). Los obispos mozárabes
colaboracionistas, encabezados por el metropolitano de Hispalis -Recafredo- se
reúnen y condenan el "martirio" de los santos mozárabes. El emir se
hace representar en dicho conciliábulo por un tal Gómez, mozárabe que tenía el
cometido de cobrar los impuestos a sus compatriotas, en el oficio más rastrero
y vil que manifiesta la sumisión. El tal Gómez hizo bien los deberes: pidió, en
nombre de su amo y señor que las autoridades eclesiásticas de la Bética ocupada
desaprobaran la inmolación martirial, pues este Viento Sagrado era considerado
como algo mortífero para la vergonzosa paz que ofrecían los invasores, la
morisma que había usurpado el poder en la Península y ocupaba España. Los
obispos cobardes así lo hicieron, complaciendo al emir y a su lacayo; y así las
cosas, los prelados, meneando el rabo cual perritos falderos, entregaron por 30
monedas, cual Judas Iscariote, al fidelísimo y heroico Eulogio. Gómez, esa
miserable alimaña depredadora de tributos, renegaría de la fe cristiana con el
correr de los años y se convertiría al Islam. Como bien titulara un libro suyo
el obispo emérito de Córdoba, D. José Antonio Infantes Florido: "En
Córdoba empezó la Reconquista".
Recapitulemos: Un Concilio congregado a la orden de un
musulmán (Abderrahmán II), dirigido por un colaboracionista renegado (el
inspector de Hacienda del emir, Gómez) y secundado por una gavilla de obispos
cobardes (encabezados por el relajado colaboracionista Recafredo... ¿es un
Concilio católico o es una farsa conciliar de la peor especie?)
No vamos a molestarnos en responder a esta pregunta
retórica que acabamos de formular. Huelga hacerlo, pues hay que ser deficiente
mental o un blandengue pelele o, simplemente, una serpiente sofística para
afirmar que eso fuese un "concilio católico". ¿Qué es Garaudy? No
creemos que sea ni lo primero ni lo segundo.
EN ESA AFIRMACIÓN QUE GARAUDY HACE Y NOSOTROS HEMOS
EXPLICADO:
GARAUDY MIENTE.
Roger Garaudy: "Vamos a tratar de rastrear el
itinerario espiritual de la España musulmana, de esta España, país de Europa,
en el que tuvo lugar, por la simbiosis del pueblo judío, cristiano y musulmán,
el nacimiento de la más alta concepción del hombre y su finalidad última. Y
este itinerario lo vamos a realizar siguiendo los esplendorosos jalones, los
inigualables monumentos, las maravillosas obras que se crearon en España
durante los siglos de período musulmán en la Península (del siglo VIII al siglo
XV)" (Op. Cit.).
Maestro Gelimer:
Eso es, Garaudy... Como dice la canción: "Vamos a contar mentiras, tralará
lará lará..." Y que las crean los desinformados que se pasean por la Torre
de la Calahorra, esa que te cedieron y que tú has decorado a tu gusto... Y, ya
puestos, que te lo agradezcan, con sus palmaditas en las espaldas y sus
alabanzas los traidores y los renegados. Pero con nosotros, con los Soldados de
Cristo, no cuentes.
NOTA: Animamos a todos los lectores contemporáneos a
tomar como lectura espiritual la obra de San Eulogio de Córdoba. No es fácil
adquirirla, pero iremos ofreciendo los textos para el bien espiritual de
nuestros lectores. Esos textos cobran una actualidad inquietante. Hagámonos
fuertes en ellos para los acontecimientos futuros que se avecinan. Y si el
Viento Sagrado vuelve... No vayamos al martirio sin defendernos.
San Eulogio, ora
pro nobis.
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Maestro Gelimer en 23:57 0 comentarios