Cruda realidad / Cristianos: prohibido adoptar niños si no se acepta la
homosexualidad
Es muchísimo
mejor entregar un niño a dos hombres o dos mujeres en una relación sexual que
hacerlo a un hogar cristiano, como han sido casi todos hasta hace poco. ¿No se
lo creen? Vean lo que acaba de pasarles a un matrimonio de Alberta (Canadá).
El símbolo de la cruz y el de grupos LGTBI.
Si hay algo que las sociedades humanas
parezcan aborrecer es el punto medio, y si se deja un extremo nunca es para
moderarlo, sino para pasar rápidamente al contrario.
Cuando aquí hablamos del nuevo dogma
universal es fácil que se piense que tiramos de hipérbole para dejar claro
nuestro argumento, pero no, es literal, y puede comprobarse con un rápido
vistazo a las noticias de actualidad, aunque a veces los ejemplos estén
enterrados en páginas interiores.
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como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las
libertades.
Caso en punta: ¿recuerdan cuando se
debatía la conveniencia o no de que las parejas de homosexuales adoptaran
hijos?
Era uno de los puntos clave de la discusión
en torno al llamado ‘matrimonio paritario’, si no el más importante. No hace
tanto, pero se diría que se dio en otra era, casi en otro universo. Porque
ahora el caso es exactamente el contrario.
Cada vez se repiten más las historias de
matrimonios que, pese a la escasez de hogares adecuados para criar a niños
abandonados, no pueden adoptar
Ahora la discriminación es contra las
parejas cristianas. Cada vez se repiten más las historias de matrimonios que,
pese a la alarmante escasez de hogares adecuados para criar a niños abandonados
o huérfanos, ven rechazada su solicitud por sus opiniones sobre las
relaciones homosexuales o algún otro punto de la doctrina progresista, como
consecuencia de su fe.
El último caso, de Canadá, lo recoge la
publicación LifeSiteNews:
“Una pareja cristiana evangélica de
Alberta acusa a las autoridades de discriminación, alegando que su solicitud de
adopción fue rechazada a causa de sus opiniones religiosas sobre el matrimonio
homosexual y la homosexualidad”.
Y eso que el matrimonio asegura que
hicieron la solicitud el año pasado y pasaron el curso obligatorio para los
padres adoptivos potenciales.
Pero todo se complicó cuando la pareja
respondió a diversas cuestiones sobre sexualidad. Aceptaban que el matrimonio
entre personas del mismo sexo es una realidad legal, pero no lo apoyan y creen
que las relaciones homosexuales son ilícitas.
“El supervisor del caso nos explicó que
nuestras creencias religiosas en relación con la sexualidad eran incompatibles
con el proceso de adopción”, afirma el matrimonio evangélico.
El supervisor les comunicó que la
decisión reflejaba “la posición oficial del Gobierno de Alberta”.
¿Han visto? Posición oficial. El
Gobierno -casi todos los gobiernos de Occidente, en realidad- tiene una posición
oficial sobre lo que puede o no puede pensarse, al menos para
transmitirlo a los hijos.
Pero no, luego soy yo la loca cuando
digo que el laicismo es una farsa, que no puede existir un Poder sin una
cosmovisión obligatoria, sin una ‘fe’ con la que hay que comulgar.
Recuerden cómo empezó el proceso, porque
se ha dado invariablemente en todos los casos de ingeniería social de las
últimas décadas.
Primero, el grupo que quiere cambiarlo todo -o que se emplea para cambiarlo, sería
más ajustado- se queja de una discriminación injusta y asegura no querer
otra cosa que ‘tolerancia’.
Pero luego, casi inmediatamente, la postura que originalmente debíamos limitarnos a
‘tolerar’ se convierte en lo que es obligatorio pensar a costa de sufrir
consecuencias jurídicas o sociales de todo tipo.
La cosmovisión que construyó la
civilización en la que vivimos, la que se daba por defecto en la mayoría de
nuestras sociedades hace no tanto, ha pasado casi sin darnos cuenta a ser
ilícita.
Es muchísimo mejor entregar un niño a
dos hombres o dos mujeres en una relación sexual que hacerlo a un hogar
cristiano, como han sido casi todos hasta hace poco.
El corolario es que la visión cristiana
del mundo es nociva para los hijos
El corolario es que la visión cristiana
del mundo es nociva para los hijos, y la única razón por la que aún se permite
a los cristianos tener hijos propios es, me temo, porque no hay medios
suficientes para impedirlo y porque las consecuencias demográficas serían
directamente catastróficas. Pero no lo descarten.
Cada vez más disposiciones legales
prevén la retirada de la custodia a padres biológicos por cuestiones no muy
alejadas a las que estamos contando, especialmente en lo referido a la
ideología de género.
Si a su hijo menor de edad le da por
pensar que quiere cambiar de sexo -algo a lo
que animan no pocas asociaciones, y que según las estadísticas es una fase
pasajera en el 80%-90% de los casos-, y comenta a sus profesores que sus padres
no le dejan, esos progenitores pueden verse en un buen lío legal.
La progresía no sabe parar, no puede
parar, y desde aquí ya le avisamos de que la situación empeorará antes de
mejorar. Recuerden dónde lo leyeron primero.