Fábula
Había una vez un
rey que quería ir de pesca.
Llamó a su
pronosticador del tiempo y le preguntó el estado del mismo para
las próximas
horas.
Éste lo
tranquilizó diciéndole que podía ir tranquilo pues no llovería.
Como la novia del
monarca vivía cerca de donde éste iría, se vistió con sus mejores galas.
Ya en camino se
encontró con un campesino montado en su burro quien al ver al rey le dijo:
Señor es mejor
que vuelva pues va a llover muchísimo.
Por supuesto el
rey siguió su camino pensando:
Que sabrá este
tipo si tengo un especialista muy bien pagado que me dijo lo contrario.?
Mejor sigo
adelante.
Y así lo hizo y,
por supuesto llovió torrencialmente.
El rey se empapó
y la novia se rió de él al verlo en ese estado.
Furioso volvió a
palacio y despidió a su empleado.
Mandó llamar al
campesino y le ofreció el puesto pero éste le dijo:
Señor, yo no
entiendo nada de eso, pero si las orejas de mi borrico están caídas quiere
decir que lloverá!
Entonces el rey
contrató al burro.
Así comenzó la
costumbre de contratar burros como asesores,
que desde entonces tienen los puestos más remunerados en el gobierno.