domingo, 10 de noviembre de 2013

CÓMO SE AFIRMÓ EN LA HISTORIA Y EN LA GEOGRAFÍA LA REGIÓN CASTELLANA


CÓMO SE AFIRMÓ EN LA HISTORIA Y EN LA GEOGRAFÍA LA REGIÓN CASTELLANA

 Ignacio Carral
 

Once siglos por lo menos, antes de la aparición en la Historia del Condado de Castilla, el territorio en el que a través de la Edad Media había de irse afirmando la región castellana, constituía, unido a otros territorios -gérmenes de nacionalidades distintas-, una verdadera nación de fuerte personalidad, como tuvieron ocasión de apreciarlo los cónsules y pretores romanos que lanzaron contra ella sus legiones.

 

La formación de este pueblo se había determinado en los siglos IV y II (antes de J.C.) por el retorno a la península de los antiguos pobladores iberos -que habían sido anteriormente expulsados por los celtas- y que al mezclarse con ellos dieron nacimiento a la raza celtíbera que se extendió por todo el centro de la península, y que fue el verdadero germen de la nacionalidad española. (2)

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(2) En Castilla había un sentido y un sentimiento de Unidad de España; No de uni­tarismo, porque ella habla de pueblos y confederaciones. Es una manera muy dis­tinta de organizar el territorio.

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Los historiadores no han logrado todavía poner en claro cuanto se refiere a este momento de la vida peninsular. Pero lo que sí es segu­ro es que en la parte más central se había formado una gran confe­deración de pueblos que unía a los lusitanos del Oeste con los celtí­beros del Este, y que este milagro lo había producido un gran pueblo que habiendo tenido sus orígenes en las orillas del río Areva (que los historiadores identifican con el Eresma) se difundió bien pronto a uno y otro lado de la cordillera, por lo que hoy son las tierras de Aré­valo, Segovia, Escorial, Almazán, Medinaceli y Sigüenza.

Esto es, el pueblo arévaco, que tenía por capital a Clunia (nom­bre que originó el convento cluniense de la da en el Sur de la actual provincia de Burgos,en el lugar que hoy ocupa Peñalba de Castro y Coruña del Conde. Ciudades de su territorio eran Segontia (Sigüenza), Segoubia (Segovia), Colenda (Cuellar)  Uxamá (Osma), etc.

 

La fuerza expansiva de los arévacos había llegado a la formación de otro pueblo directamente descendiente de él: el pueblo de los  pelendones, habitantes del Alto Duero, y que tenía como capital a Numancia. Hay otro pueblo, los olcades,que habitaban la actual Alcarria, cuyo grado de parentesco con los arévacos no es determinar aún, y que también formaba parte de la famosa confederación Celtibérica, que se levantó en armas contra Roma, primero en la guerra de Viriato y más tarde en las

Guerras numantinas.

 

Por último, debían formar también parte de ésta algunos otros  pueblos menores, obligados por su situación intermedia: los vetones, que habitaban las tierras de Salamanca, Ávila y Norte de  Extremadura, y los carpetanos, establecidos desde Toledo a la campiña de Guadalajara, por las sierras de Gredos y Guadarrama.

 

¿No puede verse en este pueblo arévaco, firme sostenedor de la unión de los pueblos, que también parece haber sostenido relaciones semejantes de inteligencia con los turmodingos del Norte de Burgos y la Sierra de Urbión, y con los cántabros del litoral, un espíritu análogo al que después desarrolló Castilla sobre España, debido también a una posición semejante (3)

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(3) Hay un terreno especulativo en la formación de casi todos los pueblos en que  los datos parece se van de las manos, pero aunque así sea ello no contraviene la realidad existencial que se reafirma aun más en medio de estos detalles de imprecisión.

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Hay todavía otra analogía muy digna de atención. Del mismo modo que se extendió la Confederación Celtibérica , se fue extendiendo Castilla a lo largo de los territorios de las sierras y sus  faldas, afirmando siempre su personalidad montañesa frente a la llanura de León o la llanura manchega. Un notable escritor y pro­pagandista castellano -Luis Carretero- hace notar el hecho curiosí­simo de que los mismos límites entre el territorio arévaco y el de los vaceos -que se extendían por las provincias de Zamora, Palencia y Valladolid- fueran resucitados en la Edad Media como límites entre Castilla v León.

 

Hay, pues, bastantes fundamentos para pensar que el sentimien­to de nacionalidad castellana, que dibuja en los primeros tiempos de la invasión árabe y culmina en el siglo X, no es ningún producto rápidamente elaborado por la ambición de los condes puestos en Castilla por los Reyes leoneses -esto es lo que hacen en ocasiones pensar los manuales de historia en sus despreocupados relatos de este lema, fundamental para la vida española- sino que no era más que el rebrote de un sentimiento continuado que se mantenía firme bajo los acontecimientos exteriores de la invasión romana y de la invasión visigoda.

 

Era lógico que este sentimiento se mostrase pujante a la entrada de los musulmanes, que libraron a los pueblos del territorio del yugo de los señores visigodos o hispano-romanos. Añádase que los ejércitos moros, que siguieron las grandes vías romanas; desde Sevilla, por Mérida, a Salamanca y León; desde Zaragoza, por Logroño y Amaya, a León y Astorga; y de Zaragoza, por Clunia y San Esteban de Gormaz, a Oviedo; dejaron libre de su acción gue­rrera un territorio en que subsistía con bastante fuerza el antiguo sentimiento celtibérico-arévaco y que todo lo que participó de la invasión africana fue el establecimiento de algunos núcleos berbe­riscos en sus centros de población, con los cuales convivieron sin inconveniente.

 

Pero en las montañas de Asturias renacía la monarquía visigoda, dispuesta a tender de nuevo su red unitaria y despótica sobre la península. Un yerno de Pelayo, Alfonso I, a quien los moros cono­cían por el remoquete de "Adefuna el Terrible", aprovechaba las luchas entre árabes y berberiscos y el hambre que asoló la meseta  entre 730 y 755, para conquistar Astorga, León, Palencia, Zamora y Salamanca, y penetrar a sangre y fuego por las tierras de Ávila y Segovia, llegando hasta Osma, Miranda de Ebro, Cenicero y Alesanco. Obligó a retirarse de allí a los moros, pero obligó también a los habitantes de la región devastada a acompañarle a León, quién sabe -porque el estado de los conocimientos históricos no permiten afirmar ni lo uno ni lo otro- si en calidad de  prisioneros.

 

Lo cierto es que dejó solamente ocupadas –ocupadas con sus  huestes- la Bardulia y La Liébana, las regiones más que más tarde había de ser Castilla, o mejor dicho, el territorio de lo que había de ser Castilla propiamente dicha. Y en él, por los condes mandatarios  que allí pusieron los reyes de León, nació el condado, entre los Montes de Oca hasta el Duero, entre Demanda y el Moncayo hasta el Pisuerga.

 

Fuera de estos límites quedó un espacio semidesierto, variable desde la ribera del Duero hasta más allá de la cordillera central ¡Las circunstancias históricas querían que la región castellana renaciera por el extremo opuesto al que los arévacos habían desarrollado su acción!

 

Y apenas Castilla comienza a cobrar personalidad, comienza  también a sentirse distinta de León, y sobre todo extraña por completo a los fines de su monarquía. Conocido es cómo los castellanos  se negaron en diversas ocasiones a acudir a las empresas de los  reyes leoneses contra los moros. Un autor tan poco sospechoso como don Carlos Lecea cuenta en su libro "La Comunidad y Tierra de Segovia", que la parte alta de la ciudad, que era la mejor fortificada, quedó abandonada y yerma porque los moradores, temerosos  de nuevos desastres, como los acaecidos por las luchas entre moros y cristianos, "se bajaron a los valles del Eresma y Clamores, estableciendo allí barrios y aldeas parroquiales aisladas”,” sin fuertes defensas que les obligaran a combatir". Es decir, que los segovia­nos esperaban a los moros, pero no para luchar con ellos tras de sus murallas almenadas, sino para ofrecerles una convivencia que no tenían ningún interés en desdeñar. ¿Era posible con hechos como éste, unirse de buena voluntad a las huestes leonesas, que a lo mejor no se proponían más fin que arremeter contra los moros en nombre de un vago sentimiento cristiano, o más bien eclesiástico?

 

Sean leyendas o realidades históricas -la leyenda obedece por lo menos a una realidad histórica sicológica- las de la muerte de los cuatro condes castellanos por Ordoño II, y la del Conde Fernán González, lo cierto es que ellas expresan, sin lugar a ningún géne­ro de dudas, un claro sentimiento de diferenciación respecto al terri­torio leonés. Sentimiento perfectamente definido por otra parte, como hace notar Menéndez Pidal, en la oposición al tradicionalis­mo oficial del antiguo Reino de León. El acto emancipatorio de la institución de sus jueces en el siglo X significaba la repulsa del pue­blo castellano al Código visigodo y el deseo de atender a las cos­tumbres locales. Según la tradición, para afirmar la autonomía se quemaron en la iglesia de Burgos todas las copias del Fuero Juzgo que pudieron ser encontradas.

 

Fernán González -el héroe en el que el pueblo castellano simbo­lizó durante mucho tiempo sus anhelos de independencia- se atrevió a declarar la guerra al propio rey de León. Cuando éste logró ence­rrarle en la prisión, Castilla en masa se levantó para liberarle, y

 

dejan desierta Burgos

 y pueblos de alrededor

………………………….

para hacer libre a Castilla

 del feudo que da a León.

 

("Diario de Burgos", 22 mayo 1931)

 

La sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo


 
La sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo,
 
NO DICE que los etarras, ni los violadores, etc, son buenos.
NO DICE que los etarras, ni los violadores, no tengan que estar en la cárcel.
NO DICE que las penas a los etarras, ni a los violadores, etc, sean duras o que no pudieran ser mucho más duras.
 
Lo que el Tribunal de Derechos Humanos,
DICE es que lo hemos hecho muy mal a la hora de castigarlos, porque primero les hemos puesto una pena muy blanda Y luego hemos querido arreglarlo haciendo un apaño, que es el que el tribunal ha declarado ilegal.
 
El origen del problema data del Código Penal de 1973. Este código establecía una pena máxima de 30 años y un sistema de un día de redención de pena por cada dos de trabajo. De esta manera, resultaba primero que terroristas condenados a cumplir condenas de cientos de años en ningún caso podían cumplir más de 30, y segundo podían salir de la cárcel cumpliendo apenas 20 al descontarse de los 30 los beneficios penitenciarios por redención de pena. Indirectamente también provocaba el efecto de eliminar el principio de proporcionalidad de la pena, estableciendo de hecho una tarifa plana para el crimen en virtud de la cual penalmente casi daba igual matar a uno que a ochenta.
 
Esta situación se prolongó hasta 1995, año en que se reformó en profundidad el Código Penal incluyendo este asunto. Es decir, que todos los casos que ahora representan un problema datan de ese período comprendido entre 1977 (tras la amnistía general que se produjo aquel año) y 1995.
 
La situación eclosionó en 2006 en el momento en que los primeros etarras juzgados por el código del 73, en virtud de aquel código y aquel sistema de redención de penas, tenían que empezar a ser liberados.
 
Puesto en la tesitura de tener que poner en libertad al terrorista Henri Parot, autor del atentado contra una casa cuartel en Zaragoza en el que murieron 11 personas, tras tan sólo 16 años de haber estado encarcelado, el Tribunal Supremo lo evitó creando la “doctrina Parot”. En virtud de esta doctrina el tribunal interpretaba que las redenciones de pena por beneficios penitenciarios no debían descontarse de los 30 años de pena máxima efectiva, sino del conjunto de todas las condenas que, en el caso de los terroristas más sanguinarios, podía alcanzar centenares de años.
La doctrina Parot no sólo evitaba la excarcelación de etarras sino de otros delincuentes particularmente peligrosos, incluyendo asesinos en serie o violadores reincidentes.
 
No obstante, si analizamos la secuencia de los hechos, lo que tenemos es un Código Penal ridículamente desequilibrado a favor de los criminales. Pero ése fue el Código Penal que mantuvieron sucesivos gobiernos entre 1977 y 1995. Es decir, que algunos de nuestros bienamados políticos, particularmente los del PSOE, decidieron mantener durante 18 años ese código particularmente blando con los terroristas, duro con las víctimas y peligroso para la sociedad.

No es culpa del tribunal europeo que eligiéramos ese código. En el año 77, en el 82, o en cualquier otro momento anterior al 95, podíamos haber implantado la cadena perpetua revisable, como en Francia o Alemania, y hubiera sido perfectamente legítimo.
En vez de eso mantuvimos el código del 73 y más tarde, muy en línea de nuestra peor reputación de improvisadores y chapuceros, al llegar las consecuencias del desastre hicimos un apaño fulañero para intentar paliar las consecuencias de una previa política penal catastrófica.
 
El problema es que aquel apaño no fue legal. Uno puede elegir, legítimamente, imponer una pena de 10, 20 u 80 años a un terrorista. Lo que no puede hacer es ponerle una pena de 10 años y, transcurridos esos 10 años, dándose cuenta de que era una pena muy pequeña, intentar cambiarla por otra de 20. Eso es lo que el Tribunal de Derechos Humanos ha determinado que no se puede hacer. Y es por eso por lo que los etarras detenidos en Francia pueden estar condenados a penas más duras que en España con la bendición apostólica del Tribunal de Estrasburgo.
 
Lo que el Tribunal de Derechos Humanos ha dicho, por tanto, no es que los etarras sean buenos, ni que merezcan penas inferiores a las que se les impusieron, ni que los etarras de la promoción del 94 sean mejores que los de la promoción del 95, sino que nosotros fuimos tontos.
Las responsabilidades no hay que pedirlas al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, sino a todos los políticos españoles que por activa o por pasiva han permitido esta situación.
 
Si alguno de los políticos españoles , en el Parlamento, Senado, Parlamento Europeo, etc,  tuviera algo de vergüenza dimitiría y no sólo pediría perdón aunque lo haga compungido. No lo vamos a ver porque son hez.

Resumiendo. Lo que el Tribunal de Derecho Humanos dice no es que los etarras sean buenos, sino que nosotros los españoles somos tontos.

Continuamos dando nuestro voto a los partidos que elaboran leyes que favorecen a los delincuentes (terroristas, asesinos, violadores, ladrones, etc, etc ). Entre los partidos que favorecen dichas leyes están PSOE, PSC, PP, CiU, CDC, PNV, EA, IU y otros marginales. Ha sido sangrante que PSOE y PP hayan podido cambiar dichas leyes cuando han tenido mayoría absoluta y no lo han hecho.Que los etarras (algunos) salgan a la calle no es culpa de la ETA ni de Estrasburgo, sino más bien de la mayoría  de nuestros políticos.

 
 
 
 
(Si lo crees conveniente difúndelo) 

Mi Susana: Susana Díaz catequista de parroquia



Asunto: MI SUSANA

 
SUSANA DÍAZ:    Curriculum:                    
 Fue catequista de la parroquia de La O en Triana.  Es lo único que ha hecho  decente y sin cobrar.
Pronto se arrepiente y con 18 primaveras se hace  del PSOE y .....¡A VIVIR!
Tarda diez años en acabar Derecho, ya era concejal en el Ayuntamiento de Sevilla. En Andalucía y Sevilla mandaba el PSOE y tal como son las cosas ahora, algún empujón le darían para finalizar su brillante carrera. 
Cuentan los íntimos que el presidente Griñán le ha estado sugiriendo lecturas, películas y músicas para cultivarla en los últimos tiempos.
No habla ningún idioma, salvo el español y mal.
Su cotización en la Seguridad Social, no registra ni un solo día de trabajo por cuenta ajena.
Su último cargo, Consejera de la Presidencia, el departamento manejaba un presupuesto  de 225.888.810 €.
Se le oponía a la presidencia de Andalucía:: Luis Planas Puchades, también PSOE.
El negativo de la fotografía de la "mi Susana" o sea el candidato que no fue elegido, (Luis Planas) tiene el siguiente curriculum:.
Licenciado en Derecho a los 23 años, Premio Extraordinario de Licenciatura. Con 28 inspector de Trabajo, una oposición muy difícil.
Habla con fluidez francés e inglés.
Ejerció como inspector de Trabajo entre 1980 y 1982.
Es miembro fundador del Transatlantic Policy Network, una sociedad de investigación para el impulso de la cooperación entre la Unión Europea y los Estados Unidos.
Está en posesión de la Gran Cruz del Mérito Civil de la República de Austria (1995) y el Gran Cordón de la Orden Wissam al Alaui de Marruecos (2011), entre otras condecoraciones extranjeras.
Siendo diputado participó en la ponencia del Tratado de Adhesión a la Unión Europea, pasó al Parlamento Europeo en 1986, donde fue vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores y miembro de la Comisión de Asuntos Institucionales así como integrante de la Delegación para la relación con el Congreso de los EE.UU.
También fue vicepresidente del grupo socialista europeo entre 1991 y 1993. Se encargó de la Consejería de Agricultura un año y luego de la Consejería de Presidencia antes de saltar otra vez a Bruselas en 1996 como director de los gabinetes de la vicepresidencia de la Comisión Europea y del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, entre 1999 y 2004.
Embajador de España en Marruecos hasta 2010, en que vuelve a la capital europea como Embajador Representante Permanente ante la Unión Europea.
Planas tiene bajo su dirección una asignación de 1.589.284.372 € en el presupuesto de la Junta de Andalucía para el año en curso, con políticas tan decisivas como la agrícola, la medioambiental y el planeamiento urbanístico de la comunidad. Es un tecnócrata y su perfil político corresponde al de alguien que sabe moverse en los entresijos del poder, pero sin descender al partido, donde no ha desempeñado cargo de relevancia alguno.
Vemos que han sabido escoger al mejor (la mejor) candidato...
¡POBRE ANDALUCÍA!
 
 ESTO ES EL PSOE