sábado, 2 de abril de 2016

Cómo podemos perder la guerra


Cómo podemos perder la guerra

No me imagino a soldados luchando con denuedo suficiente, contra fanáticos islamistas, sólo para defender el día del orgullo gay.


30/03/2016

Las reacciones a los atentados del pasado Martes Santo en Bruselas, como las no-reacciones al atentado contra cristianos del Domingo de Resurrección en Lahore han sido, una vez más, las previsibles. Declaraciones retóricas de condena y gestos sentimentales de solidaridad en un caso; una relativa frialdad en el otro.

No han faltado los opinadores más preocupados por una hipotética islamofobia que por la cristianofobia real, que asesina y desplaza a cristianos por millares. Y no olvidemos a quienes sugieren que algo habremos hecho, que Occidente “recoge lo que ha sembrado”, como dijo Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza.

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Significativamente, en su perfil de Twitter, Santisteve sostiene que nuestro modelo social es “radicalmente injusto”. Si esto es así, si el sistema debería reconstruirse desde los cimientos, incluso aunque uno no aprobara los métodos de los terroristas, no sería difícil experimentar una perversa simpatía (en ocasiones poco disimulada) hacia quienes comparten, aunque sea por motivos distintos, los mismos oscuros deseos de demolición.

La izquierda no puede evitar percibir como aliados objetivos a quienes amenazan a sus bestias negras favoritas

No se trata sólo (aunque también) de que la izquierda intente reconducir todo debate, venga o no venga a cuento, a su monotema de que la culpa de todo mal la tienen el capitalismo y la Iglesia, sino de que no puede evitar percibir como aliados objetivos a quienes amenazan a sus bestias negras favoritas.

Pero incluso sin entrar a discutir la mayor, cabe señalar que el perfil de los yihadistas no se corresponde con el de víctimas del sistema. Estamos viendo que la mayoría son ciudadanos europeos que han gozado del acceso al sistema educativo y a las prestaciones sociales. Incluso aunque hubieran sufrido severas dificultades, hay que estar muy desinformado o muy ideologizado para ver en tal cosa una explicación del suicidio y el asesinato. Dentro de la cabeza de los terroristas tiene que haber algo más que meros sentimientos de agravio para desencadenar una violencia tan brutal.

Ese “algo” es por supuesto la ideología islamista, según la cual los infieles (es decir, todos quienes no compartimos su fe) debemos someternos a la ley islámica, porque esa es la voluntad de Alá, tal como le fue comunicada a su profeta Mahoma en el siglo VII. La idea es extraordinariamente simple, pero tremendamente sugestiva para cualquiera que busque una fácil vía de escapatoria del desarraigo espiritual.

Los objetivos de los yihadistas parecen irrisoriamente utópicos, salvo si nos detenemos a pensar en los 20 millones de musulmanes residentes en la Unión Europea

Los autores de los atentados suelen ser individuos que hasta poco antes habían manifestado escaso celo religioso, pero que de repente encuentran un atractivo refugio identitario en un islam redescubierto por conductos distintos de los tradicionales.

Los objetivos de los yihadistas parecen irrisoriamente utópicos, salvo si nos detenemos a pensar en los 20 millones de musulmanes residentes en la Unión Europea, y en que esta cifra, de por sí creciente, puede aumentar significativamente en poco tiempo, con la aportación de los refugiados que optan por emigrar a nuestro continente, antes que a países geográfica y culturalmente más cercanos.

Uno de los dogmas de la impuesta corrección política es que la mayoría de los musulmanes deploran el terrorismo yihadista. Pero ¿qué pruebas existen de ello? Las declaraciones de portavoces de la comunidad musulmana son de un valor estadístico nulo, por su exiguo número y su carácter políticamente calculado. Lo realmente llamativo es el contraste entre violentas movilizaciones de masas como las que se produjeron contra unas simples caricaturas de Mahoma, y la boca pequeña con la cual algunos representantes islámicos nos comunican que no aprueban matar en su nombre.

El problema seguirá ahí, y consiste en que hay un elevado número de musulmanes, en Molenbeek y en centenares de Molenbeeks en toda Europa, que no se integran en nuestra sociedad

De nada sirve negarse a ver los hechos, recurriendo a las etiquetas de ultraderecha y xenofobia para anatemizar a quienes se atreven a enunciarlos sin tapujos. El problema seguirá ahí, y consiste en que hay un elevado número de musulmanes, en Molenbeek y en centenares de Molenbeeks en toda Europa, que no se integran en nuestra sociedad, ante todo porque no lo desean, no porque nadie los discrimine previamente. Aunque a menudo sepan chantajearnos hábilmente con acusaciones de racismo, rara vez fundadas.

Dos musulmanas hablan para la prensa en el suburbio de Molenbeek, en Bruselas, cuna del yihadismo europeo / YouTubeDos musulmanas hablan para la prensa en el suburbio de Molenbeek, en Bruselas, cuna del yihadismo europeo / YouTube

Se trata, por decirlo más claramente, de un elevado número de ciudadanos franceses, alemanes o españoles que sólo se consideran franceses, alemanes o españoles a la hora de percibir subsidios o reclamar derechos, no para cumplir las leyes ni respetar nuestra cultura.

Ahora bien, la causa fundamental por la cual nos pierden el respeto es que somos los primeros en no respetarnos a nosotros mismos. Mientras sigamos denigrando sistemáticamente aquello por lo que vale la pena luchar, privándonos de nuestras mejores razones y motivaciones, estaremos perdiendo la guerra que nos han declarado. Es lo que hacemos cada vez que denunciamos nuestra sociedad como un modelo “radicalmente injusto”, y sobre todo cuando persistimos en despreciar nuestras raíces clásicas y cristianas.

Una civilización que ha dejado de creer en el Dios verdadero puede caer perfectamente ante otra que cree en un dios falso

En toda guerra trascendental, el factor moral ha sido siempre el decisivo. Una civilización que ha dejado de creer en el Dios verdadero puede caer perfectamente ante otra que cree en un dios falso. No me imagino a soldados luchando con denuedo suficiente, contra fanáticos islamistas, sólo para defender el día del orgullo gay.

A medida que las élites político-burocráticas de la UE, en connivencia con los grupos de presión abortistas, laicistas, LGBTI, etc., profundizan en su agenda de desmoralización (no es casual la acepción militar del término), adquiere creciente verosimilitud la predicción de Edmund Burke acerca de lo que ocurrirá si nuestra civilización se despoja del cristianismo: “es de temer (sabiendo que la mente no podrá soportar un vacío) que alguna grosera, perniciosa y degradante superstición tome su lugar”.

 

ERE en el Banco de Santander, nuevo GRIAL bancario a la busca de más beneficios

Sección Sindical Estatal




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SINDICALES > UGT




El Banco Santander anuncia un proceso de

transformación y reestructuración en España que

afectará a la Red de Oficinas y al Área Corporativa.


Con fecha de hoy se ha mantenido reunión con la Representación de los Trabajadores en

la que se nos ha anunciado el proceso de reestructuración que supondrá el inminente

cierre de 450 oficinas. Remodelación de otras para transformarlas en “oficinas del futuro”

a razón de 350 sucursales cada año hasta alcanzar las 1.000 en el 2018.

Simultaneamente el proceso conlleva la concentración de SSCC, sin identificar las áreas

afectadas. Han expuesto que el nuevo diseño supondrá un impacto en la práctica

totalidad de las unidades con excepción de áreas vinculadas con la asunción de

funciones regulatorias hasta logar un centro corporativo eficiente que aporte valor

añadido a las distintas divisiones.

La empresa manifiesta que el proceso se enmarca dentro de los cambios acometidos en

la reestructuración del sector y que el mismo es vital para el sostenimiento futuro. Ha

manifestado la imposibilidad de acometer en este momento un proceso masivo de

prejubilaciones.

Ante la insistencia de la UGT sobre cifra de la plantilla afectada, la empresa se ha negado

a cuantificar la misma en este momento.

Desde la UGT, consideramos que por parte de la empresa se está aprovechando la

situación favorable que facilita la actual legislación laboral para acometer un proceso de

destrucción de empleo, máxime cuando los datos del último año arrojan una retribución

para 1.246 directivos de casi 700 millones de euros, mientras la totalidad de la plantilla

fueron retribuidos con 971 millones de euros (Datos del Informe de la Comisión de Retribuciones

en la Memoria del Santander en 2015).



UGT hará frente a la situación que supone la destrucción de puestos de trabajo,

abaratamiento de los costes laborales y destrucción de los derechos de l@s

trabajador@s, para garantizar que las medidas se adopten por acuerdo de forma no

traumática y voluntaria, minimizando en la medida de lo posible la destrucción de empleo

como primera condición.

Se ha convocado a todas las fuerzas sindicales para reunión la próxima semana en que

se iniciarán negociaciones para acometer el proceso de reestructuración, de lo que

puntualmente os mantendremos informados.

31 de marzo de 2016

08/16

Otra Memoria Histórica. Stanley Paine y el 18 de julio 1936


El Ministerio de Defensa acoge una charla que justifica el golpe de Franco, "un militar prudente y profesional"

 

El Centro de Estudios para la Defensa Nacional ha organizado este martes una conferencia del historiador Stanley Payne, para quien la Ley de Memoria Histórica es un "invento semisoviético"

Entre los asistentes, el director general de la Policía, un exdiputado del PP y altos cargos de las Fuerzas Armadas

Sobre la Segunda República, Payne ha sentenciado en un acto en el que estaban prohibidas las fotos, que fue un "fraude democrático" que llenó la policía "de individuos al estilo de las SS" nazis.


El historiador Stanley Payne, en una imagen de archivo. EFE

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    El Ministerio de Defensa ha acogido este martes una conferencia sobre el golpe de Estado del 18 de julio que ha señalado a la II República como culpable. Los temores de colectivos como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se han confirmado, y la charla del hispanista Stanley Payne ha tenido como tesis central que fueron los representantes del régimen democrático, y no quienes se alzaron en armas, los responsables de que estallase la Guerra Civil en 1936. 
    Payne ha pronunciado su conferencia El camino hacia el 18 de julio en el paraninfo del Centro de Estudios para la Defensa Nacional (CESEDEN), un organismo del Ministerio de Defensa, a rebosar ante la presencia del polémico historiador. Entre los asistentes, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el exdiputado del PP Agustín Conde, el periodista Hermann Tertsch y numerosos militares, entre los que se encontraban altos mandos vestidos de uniforme. Se esperaba la presencia del director del CESEDEN, Alfonso de la Rosa, ya que era el Centro el que organizaba el acto. Finalmente no ha acudido por "motivos de agenda". Se ha prohibido hacer fotos y durante la conferencia un militar ha requisado el ordenador a eldiario.es hasta su finalización.
     
    Durante su charla, Stanley Payne ha hecho una exposición de los hechos que, en su opinión, condujeron al golpe militar del 18 de julio y al consiguiente estallido de la Guerra Civil, de la que ha responsabilizado al Gobierno de izquierdas de la época por su "destrucción" de la democracia. Además, ha asegurado que los golpistas intentaron dialogar con el Ejecutivo, en concreto con personas afines al presidente de la República, Manuel Azaña, sin éxito, porque el Gobierno "deseaba" el alzamiento militar.
    Entre las numerosas razones que ha apuntado como causas del golpe de Estado, Payne ha hecho especial hincapié en el "fraude democrático" de los últimos años de la II República. Esta es una idea que el hispanista norteamericano ha defendido en artículos y entrevistas, donde ha asegurado que el golpe fue más una respuesta a "la ausencia" de democracia, que a su "exceso", aunque su desenlace fuese una dictadura de cuatro décadas.
    La culpa, de los partidos de izquierda
    Así, el historiador ha acusado a los partidos de izquierdas de manipular los resultados de las elecciones de febrero de 1936 para decantarlos del lado del bloque de izquierdas -ganó el Frente Popular por un estrecho margen-, de arrinconar en las Cortes a los diputados de derechas y de ilegalizar organizaciones de extrema derecha entre las que ha citado a Falange, que Franco convertiría luego en uno de los pilares de su régimen.
    Además de manipular las elecciones, las "más violentas" y con "mayor fraude" de la historia de la democracia, Payne ha dibujado un escenario de caos, del que ha establecido algunos paralelismos con el régimen nazi, y que desembocó en el secuestro y asesinato de José Calvo Sotelo en julio de 1936, ha relatado.
    Entre las distintas causas de ese escenario "caótico", el historiador ha acusado al Gobierno de izquierdas de politizar la justicia, de llenar la policía de individuos afines "al estilo de las SS" en la Alemania de Hitler, de cerrar colegios católicos provocando una crisis educativa y de extender la censura limitando los derechos de expresión y de reunión, además de provocar "un declive económico que no ha sido estudiado".
    Era una situación "prerrevoluconaria", según Payne, que buscaba "crear las condiciones para imponer un monopolio de la izquierda" en España, que quería dominar el país por completo. El golpe de Estado fue en consecuencia una contrarrevolución, una respuesta al clima generado por los partidos de izquierdas. "Quien no quiera la contrarrevolución, que no empiece la revolución", ha exclamado el hispanista.
    Franco, "prudente y profesional"
    Payton ha elogiado la extraordinaria paciencia del Ejército y del propio Franco, un militar "muy prudente y profesional" que rechazó el alzamiento militar y la intervención de las Fuerzas Armadas en la política hasta que entendió que se había producido un "colapso del Estado". Por esa razón no estuvo desde el principio al frente de la conspiración golpista, a cuya cabeza estuvo el general Emilio Mola.
    Este, ha dicho Payne, intentó dialogar con el Gobierno, en concreto con personas cercanas a Azaña, para que cambiasen de política y evitar así el pronunciamiento militar. No lo consiguió, ha dicho, porque el propio Gobierno "deseaba" ese golpe para librarse de los elementos subversivos del Ejército.
    Ya en el turno de preguntas -en el que algunos participantes han destacado las virtudes de Franco- Payne se ha referido a la Ley de Memoria Histórica, un "invento" que "no existe". En su opinión, se trata de "un movimiento político arqueológico" que ha definido como "semisoviético".
    En este sentido, ha lamentado que el relato dominante en la opinión pública sea que el golpe de Estado de 1936 acabó con un Gobierno democrático, en lugar de ser una respuesta a la falta de democracia. Es fruto, ha opinado, de la intoxicación de la "izquierda partidista y sectaria", que vio como esa insurrección militar acabó con su deseo de "dominar España".
    Payne, nacido en EEUU en 1934, es miembro de la Real Academia Española de la Historia y colaborador habitual de los diarios ABC y El Mundo. Es autor de numerosos libros sobre la Segunda República y la Guerra Civil. En la universidad de Columbia, escribió su tesis doctoral sobre la Falange, que años después convirtió en un libro reconocido internacionalmente y que se publicó por primera vez en la editorial Ruedo Ibérico en París en 1965. Ruedo Ibérico era la editorial en la que se publicaban muchos libros sobre ese periodo histórico que no podían pasar la censura del franquismo. 
    Ya en la democracia, Payne giró hacia posiciones extremistas y apoyó en público la labor de investigadores como Pío Moa, que elogiaban el franquismo y acusaban a la izquierda de ser la responsable del golpe de Estado del 18 de julio y de la Guerra Civil.