miércoles, 6 de enero de 2016

China. El desastre no ha hecho más que empezar



China. El desastre no ha hecho más que empezar

China. El desastre no ha hecho más que empezar
  • El capitalismo fracasa en la comunista china.
  • Y es que ambos sistemas coinciden en lo mismo: en la explotación del hombre.
  • El problema es cuando la economía crece y la economía de los chinos no.
  • El país más poblado del mundo ha adoptado la fórmula de los dos sistemas: tiranía política y financismo económico: así nos va.
  • La propiedad, estúpidos, la propiedad: que sea privada y pequeña.








Porque sólo la propiedad privada es pequeña, o puede ser pequeña. La pública siempre es grande. Y el problema no viene de su carácter estatal sino de su tamaño. Lo grande siempre abusa de lo pequeño.


Pero hablamos de China. Tras el desastre del lunes, los mercados financieros del país más poblado del mundo se tranquilizan. Pero pueden apostar a que el desastre sólo acaba de comenzar.


China ha crecido al 10% con un sólo valor añadido con el Occidente. La explotación laboral. Salarios de miseria y jornadas agotadoras para producir más barato y exportar. Sólo eso. Ahora bien, la ganancia de productividad y competitividad no se puede hacer, al menos no de forma permanente, a costa de salarios y empleo. He dicho que no se puede, no que no se deba. Razón: cuando la gente contempla cómo viven los agraciados quiere que le llegue algo del reparto.


Ya sí, China es el gran propietario de deuda pública occidental pero mantiene salarios de miseria. En China no existe la propiedad privada pequeña: existe un Estado represor y una clase multimillonaria igualmente represora. No ha pasado ni por la Edad Media ni por clase media, ambas vitales para la historia de cualquier país. No se han preocupado de la propiedad y ese sistema está condenado al estallido.


Ahora bien, se han hecho fuertes en las bolsas y pueden arrastrarse a sus maestros los mercados especulativos occidentales, hacia las más “altas cumbres de la miseria”.


Para entendernos: el desastre chino e indio, y de los emergentes, no ha hecho más que empezar. Porque capitalismo y comunismo no son contradictorios, sino complementarios. La diferencia está entre lo grande y lo pequeño, no entre lo público y lo privado. Y sí, es posible la ausencia de libertad política y una gran libertad económica, pero no es posible la tiranía política con justicia social y, al final, el modelo chino sólo crea eso: disparidad y, a la postre ruina. Allí y aquí.


Eulogio López
eulogio@hispanidad.com