RUDYARD KIPLING (1865-1936)
Premio
Nobel de literatura en 1907
‘SI
guardas, en su puesto, la cabeza tranquila,
cuando
todo a tu lado es cabeza perdida
Si
tienes en ti mismo una fe que te niegan,
y
no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si
esperas, en tu puesto, sin fatiga en la espera;
si,
engañado, no engañas; si no buscas más odio
que
el odio que te tengan.
Si
eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres;
si,
al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.
Si
sueñas y tos sueños no te hacen su esclavo;
si
piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si
tropiezas al Triunfo, y llega la Derrota,
y
a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si
logras que se sepa la verdad que has hallado
a
pesar del sofisma del orbe encanallado.
Si
vuelves al comienzo de la obra perdida,‘
aunque
esta obra sea la de toda tu vida.
Si
arriesgas en un golpe y lleno de alegría tus ganancias de siempre a la
Suerte
de un día, y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea Sin decir nada
a
nadie de lo que es y lo que era.
Si
logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun
después de su fuga de tu cuerpo en fatiga;
y
se agarren contigo cuando no quede nada,
porque
tú lo deseas y lo quieres y mandas.
Si
hablas con el pueblo y guardas tu virtud,
si
marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.
Si
nadie, que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si
todos te reclaman y ni uno te precisa.
Si
llenas el minuto inolvidable y cierto,
de
sesenta segundos que te lleven al cielo...
.
Todo
lo de esta Tierra será de tu dominio;
y,
mucho más aun, serás hombre, hijo mío.»