PATRIMONIO NORTEAMERICANO.
En San Agustín, la ciudad más antigua de los Estados Unidos, se encuentra el Castillo de San Marcos, a cuyas especiales condiciones de resistencia se ha dedicado el artículo de ABC que acompañamos como Adjunto 1.
Por su referencia a una circunstancia señalada en nuestro Boletín Castillo Mogábar nº 7, lo reponemos, en español y en inglés, en los Adjuntos 2 y 3.
Cordialmente a 9 de junio de 2017.
Juan Prada Bécares, Abogado, Promoción 9 Abril de 1952 para Defensa del Derecho a la Vida y la Integridad Física y Moral de las Personas. Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
- ABC, 15 de Mayo de 2017SAN MARCOS EL CASTILLO QUE DEVORABA LAS BOMBASAño 1702. El gobernador inglés de Carolina, James Moore, ha desembarcadocon 1.200 hombres cerca de san Agustín, capital de la Florida española, y lapoblación ha tenido que refugiarse a toda prisa en el próximo e imponenteCastillo de San Marcos. Moore no pierde el tiempo. Instala sus cañones frenteal Castillo, y a su orden vomitan estos su primera andanada, suficiente,piensa, para derribar los gruesos muros. Pero no pasa nada. Los muros,parecen «tragarse» las bombas, y por más que disparan las baterías, elresultado es el mismo. Las balas, simplemente desaparecen al impacto conlas murallas.Treinta años antes, el Rey de España había ordenado erigir un bastión sólidopara defender su posesión de Florida, porque las colonias británicas deCarolina y Georgia crecían en número y agresividad, amenazando laposesión española. La construcción del fuerte o Castillo de San Marcos, enla periferia de la ciudad de San Agustín, duró quince años y costó 138.000pesos, sufragados por el rico virreinato mexicano. El Castillo presentaba unaplanta cuadrada, con sobresalientes y agudas esquinas, un diseño que yahabía demostrado su eficacia en otras ciudades costeras españolas deultramar.Pero lo más relevante fue el material empleado en su construcción.Desechada la madera por su fragilidad, y a falta en Florida de canteras depiedra y de cal, se recurrió a la coquina, la concha de un molusco bivalvo delque había ingentes reservas en la vecina isla Anastasia. Mezclada con agua yarena, haría las veces de la piedra y la cal, aunque algunos de los ingenierosparticipantes recelaron de la consistencia de unas paredes levantadas conun material tan poco fiable y endeble como la coquina. No podían adivinar loerrado de su apreciación, ni el inusitado comportamiento que habría de tenerese material ante los ataques.
- Ante los cañonazos de Moore, la coquina demostró por primera vez suextraño poder defensivo. De haber sido piedra, sometidos a intensoscañones, los muros hubieran saltado hechos añicos y pronto se hubieranabierto huecos en las fachadas, por donde hubieran penetrado los ingleses.Pero en lugar de oponer resistencia física, la coquina absorbía las balas decañón. Se trataba de un material poroso, muy duro, pero de consistenciaesponjosa, que no rechazaba las balas, sino que literalmente se las«tragaba». Era como bombardear una esponja o, en los tiempos actuales,una superficie de poliestireno expandido, el popular corcho blanco o«forespán». Las gruesas bombas se quedaban dentro de las paredes, y tras53 días de infructuosos bombardeos, James Moore tuvo que retirarse consus hombres.El siguiente ataque se produjo cuarenta años después, a cargo esta vez delgobernador de Georgia James Oglethorpe. Harto de que la Florida españolapusiera coto a sus aspiraciones territoriales, y de que los esclavos de susplantaciones se fugaran para hacerse libres en el territorio español, libre deesclavitud, decide pasar al ataque. Con 2.000 hombres irrumpe sobre LaFlorida, asola las misiones y saquea la ciudad de San Agustín, cuyoshabitantes se acogen de nuevo a la protección del fuerte de San Marcos. Elgobernador Manuel de Montiano preparó la intendencia para el que preveíalargo asedio, decretando medidas estrictas de higiene y alimentación, ymanteniendo la moral de los numerosos refugiados, que esperaban que deun momento a otro saltaran los muros del fuerte y entraran los ingleses.Pero no ocurrió así, porque la coquina volvió a demostrar su curiosa eficaciadefensiva, absorbiendo como manteca una detrás de otra las balas decañón. Oglethorpe confiaba en que le llegaran refuerzos de la Jamaicainglesa, pero lo que arribaron fueron seis barcos españoles enviados desdeCuba, cuando tuvieron noticias del asedio inglés. Oglethorpe hubo delevantar su campamento a toda prisa, llevando el amargo sabor de la derrotatras treinta días de inútil asedio. Una vez más, la modesta coquina habíasalvado el honor español y la presencia de España en La Florida. Eso sí, losraids ingleses destruyeron la inmensa labor misionera de los franciscanos.Asaltaron las misiones y capturaron a los indios para llevarlos comoesclavos a sus plantaciones de Jamaica.Hoy, el Castillo de San Marcos es uno de los monumentos más visitados deEE.UU., y sobre sus muros continúa ondeando la bandera española deBorgoña. Oficialmente se le denomina Castillo de San Marcos NationalMonument, y la página web de su organismo gestor, el National Park Service,reza lo siguiente: «Estas paredes originales, en las que todavía resuenan lasluchas del pasado, son testimonio tangible de la historia, a la vez dura yextraordinaria, de EE.UU».Así pues, la humilde coquina salvó para España La Florida. Hasta el año2055, Estados Unidos no habrá igualado el tiempo que la bandera de Españaondeó sobre La Florida.Borja Cardelús