Mujeres de una aldea abulense esperan para votar en las elecciones. Foto Erik. Portada de la revista Estampa Madrid 25 noviembre 1933 |
LA DEMOCRACIA SECUESTRADA POR LAS URNAS
Nunca una manipulación de masas ha llegado tal alto como la de hacer creer a todos los ciudadanos que una dictadura tan atroz y siniestra como es la de la partitocracia parezca la mas alta representación de la Democracia. Se priva al ciudadano de todos sus derechos de representación y se cede a los políticos elegidos todo el poder y la potestad de hacer y deshacer a su antojo y siguiendo las ordenes de sus respectivos partidos. El ciudadano queda anulado, sometido y carente de toda capacidad de decisión propia en asuntos comunes, ¡la democracia ha triunfado!.
Cuando retrocedemos en el tiempo a no hace tantos años, o incluso a algún País actual, comprobamos que la Democracia es otra cosa completamente distinta, y podemos poner como ejemplo los Concejos castellanos, en los que todos los vecinos tenían voz y voto a todos se oía y entre todos decidían, desde el primero hasta el último. Podemos entender que en comunidades pequeñas esto es posible, pero no así en las grandes, como son las ciudades actuales, pero esto no es cierto, existen formulas demostradas y factibles de que esto sea así incluso en grandes ciudades, y todo esta inventado. El mecanismo es bien sencillo. Partiendo desde los grupos sociales mas Básicos como la familia, el barrio, la parroquia, etc. Se van eligiendo los representantes comanditados y con el deber de ser los portavoces de las decisiones decididas entre todos para exponerlas y defenderlas, sus propias decisiones quedan supeditadas a las del grupo. ¡Ese es un político!, un ciudadano al servicio del bien común,
En una democracia dictatorial o una dictadura democrática, léase como se quiera, el ciudadano es un diente del inmenso engranaje que supone esa maquinaria, un diente que al igual de rápido que se estropea, se repone. El ciudadano es quien hace mover ese engranaje, y sin el cual el resto de la maquinaria no funcionaria, pero a cambio no recibe nada, excepto el propio hecho de participar en el sistema sin poder elegir como. Estando imbuido de un falso sentimiento de libertad y de capacidad de decisión, no hace sino que afianzar mas aún el propio sistema que lo utiliza, piensa que su libertad para votar y para elegir a sus representantes democráticos (previamente elegidos y aleccionados por los instrumentos de control que son los partidos políticos) es la máxima expresión de la democracia. ¡El es quien elige a los que nos gobiernan!, sin pensar que es lo que realmente ha elegido. Ha elegido ceder su derecho a decidir y participar en la cosa pública a un engendro que se llama partitocracia que una vez dotado de un poder legal y “democratico” gestionara, legislara y condicionara todos los hechos y actos que debieran de ser públicos y comunes.
Para cuando todo esto ha ocurrido el sistema ya tiene las cosas atadas y bien atadas, dedicándose a perpetuar su existencia. Pero como todo en la vida, esta creación también tiene sus fallos y sus puntos débiles, y siempre hay preparada una espada para cortar el nudo gordiano del sistema. Los ciudadanos podemos apelar a nuestro derecho universal de ser capaces de pensar por nosotros mismos, de creer en el bien común y de unirnos para conseguirlo, y una de las maneras de lograrlo es la de agrandar la grieta que resquebraja este sistema y que únicamente sustenta el sistema financiero, la otra cabeza del monstruo secuestrador de la democracia.
Sobre el sistema financiero como decimos, descansa la otra cabeza del monstruo. El binomio Partidos-Banca se erige como único rector de los destinos del ciudadano, asfixiando cualquier atisbo de gestión de lo público por parte del mismo al controlar las finanzas y la legislación, no dejando margen para respuesta alguna, ¿o sí?. Es aquí cuando el ciudadano tiene mucho que decir, y para ello tiene algunas herramientas que los colectivos han utilizado desde que se conocen las sociedades civilizadas como tales y que han ido evolucionando hasta hoy. 2 de estas herramientas básicas son La Iniciativa Legislativa Popular y el referéndum. Con ellas se pueden promover Leyes y aceptar o denegar propuestas, con lo que se puede hacer frente de una manera real y contundente al sistema establecido, simplemente con la voluntad del pueblo haciendo oír su voz. Por supuesto para poder desarrollar estas acciones existe tanto la posibilidad de realizarlas como las trabas para no hacerlas, es cuestión de indagar en las cuestiones legislativas y jurídicas sobre el asunto, pero el caso es que poderse utilizar se pueden.
Quedando abierta esta posibilidad resta aún otro escollo por salvar, los medios de comunicación, controlados absolutamente por el sistema. Si algo bueno tiene la era de las comunicaciones y la tecnología es la existencia de Internet, y gracias a esto es posible hacerle frente al poder establecido ya que de momento no dispone aún de todos los medios necesarios para controlar esta herramienta al 100%, así pues, teniendo conciencia de lo que los ciudadanos podemos y debemos hacer, y teniendo Internet a nuestro alcance, ¡utilicémoslo!, comuniquémonos a través de el y pongámonos enfrente del sistema establecido. Entre todos podemos hacerlo y el camino ya se ha empezado a andar.
Alejandro Antonio Olivar López