Eutanasia: por qué el PSOE se ha
convertido en un peligro público
Decir que el médico “asiste” al suicidio resulta tan cínico como definir al cachas
del capuchón y el hacha que decapitaba a reos como “asistente” en lugar de
“verdugo”. Pues eso es lo que nos quieren vender en el Congreso.
El PSOE es un peligro público. Y no es un eufemismo: viene no sólo a por nuestras carteras
(véase el caso de los ERE de Andalucía y la interminable lista de affaires de corrupción y
financiación ilegal de sus “cien años de honradez”) sino también a por nuestras vidas.
Primero fue el aborto libre (con la ley de Zapatero que convertía el asesinato de niños en un
derecho de facto), y ahora con la despenalización de la eutanasia, con la que pretende
ponernos a todos los españoles en el corredor de la muerte en cuanto tengamos enfermedad
incurable, discapacidad grave o dolor insoportable.
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En lugar de garantizar la integridad física de los ciudadanos -algo elemental en cualquier
democracia desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948-,
la pone en el disparadero. Como si estuviéramos aún en la Edad Oscura de los
totalitarismos (¿lo estamos?). El Estado decide quién merece o no la inyección letal,
igual que el pulgar del César decidía sobre la vida del gladiador vencido.
Estamos hablando de inyecciones letales, dejar morir de hambre y sed, de desconectar
respiradores. Así de crudo, así de simple. Y no es un eufemismo.
Lo que es un eufemismo es la parafernalia conceptual con la que se dora la cicuta:
Por ejemplo, suicidio asistido. No, mire usted, aquí nadie se suicida, sino que hay
un médico que mata y un enfermo que es asesinado. Decir que el médico “asiste”
al suicidio resulta tan cínico como definir al cachas del capuchón y el hacha que
decapitaba a reos como “asistente” en lugar de “verdugo”.
En eso convierten las leyes eutanásicas a los facultativos. Unos señores que han hecho
sus 6 años de carrera, su especialidad y su MIR, con la finalidad de salvar vidas. Salvar, no matar.
¿Objeción de conciencia? ¿Como en Canadá donde el médico que objete se expone a ser despedido?
Se cura el PSOE en salud (lamento el humor negro) al decir que los médicos podrán
apelar a la objeción de conciencia. ¿Ah sí? ¿Como en Canadá donde hay tribunales
de la objeción del médico? ¿O donde el médico o enfermera que objete se expone a ser despedido?
Más eufemismos. La voluntad del paciente: el inapelable argumento que exhiben
los eutanásicos para justificar sus inquietantes planes. ¿Desde cuándo la voluntad individual
es fuente de legalidad? El Estado no puede escudarse en la decisión del paciente para
abdicar de su deber de proteger la vida. Suena a excusa barata.
En esta misma línea, el colmo del cinismo es querer convertir la eutanasia en un derecho.
¿Desde cuándo la muerte es un derecho? Nadie tiene derecho a morir por la sencilla razón
de que no existe el derecho a la muerte. El derecho a la vida no depende ni de la voluntad
individual ni del consenso social, ni de la aritmética parlamentaria, ni de la decisión de un
gobernante. Es universal e intangible.
Podíamos pasarnos todo el día con los eufemismos: que si muerte digna, que si garantías
para evitar abusos, que si informes de varios médicos. Las leyes injustas provocan abusos:
es lo que tienen. Basta ver los horrores que se están cometiendo en Holanda -uno de
los países pioneros en la despenalización de la eutanasia-: de los 7.254 suicidios
asistidos que se produjeron entre 2010 y 2015, 431 fueron sin el consentimiento del paciente.
Y muchos de éstos no padecían sufrimientos insoportables o eran enfermos terminales
sino autistas, adictos o victimas de abuso sexual. ¡Conque garantías!
¿Qué garantías? ¿La del fiscal que se pone a investigar por qué se les aplicó a la eutanasia
a los pobres pacientes cuando éstos ya están criando malvas…?
El de Holanda es un ejemplo de libro de la llamada ley de la pendiente deslizante según
la cual las leyes que se elaboran para casos extremos acaban aplicándose para todas las
situaciones. Aplican la eutanasia a quien no la solicita e incluso la usan para cepillarse a
niños ya nacidos como dicta el protocolo de Groningen aprobado en 2005.
Haría mejor en reconocer que prefieren desembarazarse de enfermos terminales o crónicos en lugar de invertir recursos en medicina paliativa
El PSOE haría mejor en quitarse la máscara y reconocer que prefieren desembarazarse
de enfermos crónicos, tetrapléjicos o ancianos longevos que se empeñan en seguir viviendo
en lugar de invertir recursos en medicina paliativa.
España adolece de unidades de cuidados paliativos, un ámbito en el que la medicina ha avanzado
notablemente en las últimas décadas y que consigue mitigar el dolor de los enfermos
terminales o crónicos, darles calidad de vida y aliviar al paciente y a sus familias.
Algo propio de médicos: curar y no lo otro.
Pregunten a los enfermos atendidos en paliativos si quieren morirse.
Lo cuenta Rafael Mota, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos:
“Cuando un enfermo ingresa en cuidados paliativos te dice que así no se puede vivir.
Cuando lleva un tiempo bien tratado, con buenos apoyos y buen abordaje terapéutico,
deja de pedir la muerte”. Significativo.
Posdata.- Aunque el PSOE sea la punta de lanza de la “solución final”
(dejémonos de eufemismos), los demás partidos tampoco es que sean unos paladines
contra esta nueva pena de muerte. El proyecto de Podemos es aún más salvaje que
el del PSOE; Ciudadanos se envuelve en la ambigüedad en su insidiosa apuesta por
la “muerte digna” y ¿el PP? El PP hará lo que digan los demás. Como siempre.