miércoles, 8 de abril de 2015

Credo del samurai


 

Citamos en su integridad el “credo del samurai”. Es una especie de manifiesto que describe el estado ideal de un samurai educado por el bushido: el estado de mushin (no mente, vacío mental) o de muga (no yo) de donde nacen las acciones más asombrosas.

 

No tengo padres: el Cielo y la Tierra son mis padres.

 

No tengo morada: el saika tandem (centro vital del hombre) es mi morada.

 

No tengo poderes divinos: la lealtad (chûgi) es mi poder divino.

 

No tengo medios: la obediencia es mi medio.

 

No tengo poderes mágicos: la fuerza interior es mi poder mágico.

 

No tengo vida ni muerte: el “Absoluto” es mi vida y mi muerte.

 

No tengo cuerpo: la impasibilidad perfecta es mi cuerpo.

 

No tengo ojos: la luz del relámpago es mis ojos.

 

No tengo orejas: la sensibilidad es mis orejas.

 

No tengo miembros: la prontitud es mis miembros.

 

No tengo ley: la autodefensa es mi ley.

 

No tengo arte de guerra: sakkatsu jizai (literalmente libre de matar y de dar la vida) es mi arte de guerra.

 

No tengo proyectos: el kissan (el peinado del samurai vale aquí como “coger la ocasión por los pelos”) es mi proyecto.

 

No tengo maravillas: el Dharma (la Ley de Buda, el orden del cosmos) es mi maravilla.

 

No tengo principios; la adaptabilidad a todas las circunstancias (rinkiôhen) es mi principio.

 

No tengo táctica preestablecida: el kyojutsu (la vacuidad y la plenitud) es mi táctica.

 

No tengo cualidades: el toi sokumyo ( la prontitud de espíritu) es mi cualidad.

 

No tengo amigos: el espíritu es mi amigo

 

No tengo enemigos: la imprudencia es mi enemigo

 

No tengo armadura: jin-gi (la sensibilidad humana y el sentido del deber: las dos virtudes cardinales de los confucianos) es mi armadura

 

No tengo castillo: fudo-shin (el espíritu imperturbable) es mi castillo.

 

No tengo espada: mushin es mi espada

 

Bushido, la voie des samouraïs.

Rinaldo Massi

Pardès, Puiseaux 1987

(pp. 43,44)