ANÁLISIS,
INVESTIGACIÓN, GEOPOLÍTICA, DOSSIERS, CULTURA. Orientaciones para seguir la
actualidad y entender los desafíos del Siglo XXI. Email: eminves@gmail.com
jueves, 2 de agosto de 2018
Mirad bien la foto. Palo Casado forma parte
del comité de bienvenida a los invasores que descerrajaron la valla de Ceuta,
orinaron e hirieron a Guardias Civiles y que, a partir de ese mismo momento, en
premio vamos a mantener ad infinitum.
Se sabe que Emmanuel Macron es un enano
político al que los medios encumbraron en pocas semanas haciendo de él, la
única oposición posible a Marina Le Pen en las pasadas elecciones
presidenciales francesas. Desde entonces, Macron no ha hado pie con bola y la
situación del país se ha ido degradando por momentos: durante casi dos semanas
se han producido incidentes étnicos en Nantes (una ciudad que no tiene una tasa
particularmente alta de inmigración) y la victoria africana bajo bandera
francesa en el Mundial de Fútbol generó una inusitada explosión de salvajismo
étnico. Pero para quejarse de esto están los franceses. De lo que me quejo es
de que en España, la derecha, se ha dotado también de su particular
Macron. Dado que esto es España, aquí la fotocopia es de tamaño
reducido, hasta el punto de que lo podemos calificar como Micrón.
Se llama Pablo Casado y es la gran esperanza de la derecha española. Me quejo,
pues, de que la derecha española es, de entre todas las derechas europeas, y a
despecho de su tradición histórica, simplemente tonta de baba.
Para el PP, la política es el juego del
marketing. Los riesgos no existen o, más bien, existen solamente cuando pueden
transformarse en vehículos de promoción del líder. En otras palabras: la
derecha ya no reconoce, ni donde está el enemigo, ni cuáles son los problemas
primarios o los secundarios, ni siquiera lo que conviene a su electorado, sino
que todo se reduce a “look”, “imagen” y “corrección política”. Incluso
cuando se pronuncia con la boca pequeña algo que suene “políticamente
incorrecto”, es de rigor, realizar inmediatamente el exorcismo que corresponda.
Todo esto viene a cuenta de que el pobre
Casado (que, por algún motivo, me recuerda al Muñecolate, aquellos muñecos
de Chocolates Elgorriaga que se regalaba a los niños en
navidad… sin embargo me da la impresión de que a Casado se lo van a comer antes
de Navidad) el mismo día y con pocos minutos de diferencia ha querido hacer lo
que le obliga la corrección política: ir a saludar solícito aq¡ inmigrantes
recién llegados ilegalmente, saltando muros y agrediendo a Guardias Civiles, y
apenas unos minutos después, decir que no se puede dar papeles a todo el mundo.
Así se salva cualquier apariencia (porque para Casado-Micron, todo es
apariencia). Nadie le podrá acusar de estar en contra de la llegada de “pobres
y refugiados” a nuestras costas… pero tampoco nadie le podrá decir que no está
contra la inmigración. A eso, en España, se le llama querer estar en misa y
repicando. Algo imposible y que da la medida de Casado-Micron.
Seguro que alguno me dirá: “¡pero
hombre, si este es el voto más seguro contra Pedro Sánchez!”, a lo que le
responderé: “No, éste es Sánchez-bis o, si se prefiere, ZP divido por
cuatro”. Y este país lo que necesita no son medusas coriáceas con
“buen look”, sino HOMBRES CAPACES DE DECIR VERDADES COMO PUÑOS. Casado
no pertenece, desde luego, a esta raza en vías de extinción y extinguida
definitivamente entre la clase política española. Dirá lo que convenga que
diga, según las oscilaciones del propio marketing electoral. Como, por otra parte,
hará Pedro Sánchez y cualquier otro candidato que quiera tener un lugar bajo el
sol de la "democracia". ¿Cuál es su problema? Que ni tienen
valores, ni tienen principios, ni tienen ideas, como máximo tienen ambiciones.
Quieren llegar al poder (a fin de cuentas, si Aznar o ZP estuvieron en el
poder, o incluso Suárez, ¿porqué no van a poder conquistarlo ellos que son de
la misma ralea?). En todos ellos, el problema es que su ambición está a
años luz distanciada de sus capacidades reales y a miles de años luz de lo que
necesita este país.
Casado-Micron es, desde luego, el
candidato perfecto que precisa un PP que ya sólo es antisocialista y que si
recibe votos es de los que consideran que Pedro Sánchez es más tonto que aquel
que se cayó de espaldas y se rompió la nariz. Así es nuestra clase política:
inservible. ¿Votarles? ¿para qué? Los nuevos, los Ribera y los Iglesias, no son
mucho mejores. Han asimilado el mismo esquema: todo corrección
política, si dicen algo que chirría, exorcismo al canto, nada de tener ideas
propias (casi mejor), nada de identificar los grandes problemas y ofrecer
soluciones de una vez por todas… Sólo marketing electoral y rezar para que el
dios que otorga las patentes de “corrección”,les extienda el certificado.
Mirad las imágenes de Casado intentando
caer bien a la opinión pública saludando a los que dentro de unas semanas van a
vivir del cuento y los abuelos les vamos a tener que pagar la estancia y los
gastos. Mirad a Casado saludando a los futuros manteros que invadirán las calles
y a los que organizarán disturbios cuando alguien les recuerde lo que es la
ley. Esa es la derecha que os pide que le votéis. Ese es el Micron
español. Esa es la quintaesencia de un tipo vacío para un partido hueco de
propuestas y que solamente es capaz de pelearse por el certificado de
corrección político.
No, si no me quejo de esto. De lo que me quejo, lo ha dicho, es que la
derecha no reconozca públicamente que ya no queda nada por conservar y que lo
que podría quedar, tampoco hay problema, porque la propia derecha, se encargará
de destruirlo.