La verdadera significación de Villalar
Un año más y -aunque en esta ocasión con menos aplicación por hallarse preferentemente dedicados a sus afanes electorales los ofícienles de la supuesta región «Castellano-leonesa»- volvemos a presenciar la tergiversación del significado de la derrota de Vilialar.
Para Comunidad Castellana, el día de Vilialar lejos de ser un símbolo castellano lo es del gigantesco embrollo que envuelve y ahoga la personalidad de Castilla, por lo que una vez más necesitamos salir al paso de este confusionismo.
Villalar representa un episodio de la lucha de los españoles todos por la democracia y la libertad, un combate trágicamente perdido contra el cesarismo, una lucha en la que de uno y otro lado participaron todos los reinos de las Coronas unidas de León y Castilla; en suma, un hecho no específicamente castellano, que comienza legalmente en las Cortes de los Reinos de León y Castilla, celebradas en Santiago y La Coruña. Siglos hacía que la verdadera Castilla había dejado de ser un Estado independiente cuando aquella trágica derrota; y comuneros hubo no sólo en Castilla sino en el reino de León, en Toledo en Extremadura, en Andalucía, en Murcia, y en el País Vasco.
Villalar, pues, pertenece a todas las regiones y países de los antiguos reinos que se alzaron contra el cesarismo imperial. Rechazamos el propósito que por algunos se persigue de secuestrar el significado de Villalar y vincularlo a la afirmación de la supuesta región «castellano-leonesa», de un pretendido o inexistente «pueblo castellano-leonés» y de una autonomía de «Castilla-León», que no es auténtica, carece de contenido popular y no tiene otro valor que el de la simple configuración de una nueva división administrativa, centralista, arbitraria y falsa.
Contrariamente, y en base a la realidad de nuestros dos pueblos sostenemos que hay dos regiones diferenciadas, la leonesa y la castellana, cuya amalgama, impuesta con gravísimo error por la clase política, niega el derecho constitucional del pueblo leonés y del pueblo castellano al reconocimiento de sus propia y respectiva identidad.
Castilla nº 19 abril-mayo 1983