Si la ‘moderación’ es callar ante
una matanza de inocentes, prefiero
que me llamen radical
Una de las grandes lacras de nuestro tiempo es la manipulación del lenguaje
para hacer pasar por inocuas e incluso por buenas cosas que no lo son en absoluto,
por ejemplo matar a inocentes.
Una falsedad tan enorme como afirmar que la Tierra es plana
Desde hace ya muchos años, los partidarios de la legalización del aborto han estado difundiendo
términos engañosos como el de “interrupción voluntaria del embarazo”, que da la impresión de que
simplemente te tomas una pausa sin más consecuencias, como quien deja de tomar una taza de café
muy caliente durante un minuto a la espera de que se enfríe un poco. El caso es que interrumpir una
vida tiene un nombre más gráfico: matar. Y hoy en día, con los conocimientosque tenemos sobre
el inicio de la vida, afirmar que abortar no es matar es tan falso como decir que la Tierra es plana,
con una diferencia esencial: sostener esa idea falsa del mundo resulta hasta gracioso, mientras que
los abortistas mienten para disfrazar una monstruosidad.
¿La moderación es evitar oponerse a una monstruosidad?
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la aceptación del aborto. Es más: muchos medios de comunicación y líderes políticos promueven
un discurso engañoso según el cual la “moderación” consiste en apoyar esa atrocidad o, al menos,
callar ante ella, como si rechazar una matanza de inocentes te convirtiese en alguien radical y
extremista. Un ejemplo de ello lo tuvimos ayer. Uno de los medios españoles de eso que yo llamo
“derecha progre”, El Mundo, publicó una noticia con el siguiente título: “Pablo Casado promete
al PP olvidarse del aborto y moderar su discurso”. El diario asegura que el presidente del PP “ha
decidido renunciar al tono crispado y al debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo”
(otra vez el engañoso eufemismo para tapar la verdad).
Un largo viaje en el que los principios se han quedado por el camino
Desde el año pasado, Casado venía proponiendo volver a la Ley del Aborto de 1985, presentándola
como una ley de “consenso”, a pesar de que Alianza Popular (antecesora del PP) recurrió esa ley
en su momento, un recurso encabezado por José María Ruiz-Gallardón, que dijo: “No somos
partidarios de la despenalización del aborto en ningún supuesto”. Desde entonces, el PP ha venido
deshaciéndose de la defensa del derecho a la vida. A pesar de ello, las importantes movilizaciones
del movimiento provida contra la Ley del Aborto de 2010 y la presión de la sociedad civil llevó al
PP a incluir lo siguiente en su programa para las elecciones generales de 2011 (ver PDF, página
108): “Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección
del derecho a la vida”. Una promesa que Rajoy enterró en septiembre de 2014. Este asunto es uno
de los que mejor reflejan la deriva ideológica del PP, un partido que ha preferido doblegarse a
los dogmas de la izquierda en vez de dar la batalla de las ideas.
Si el PP propone lo mismo que la izquierda, ¿qué sentido tiene el PP?
Ya va siendo hora de plantar cara a la manipulación del lenguaje, cuyo fin es imponernos lo que
tenemos que pensar. Si la “moderación” que nos vende la derecha cobarde consiste en callar
ante una matanza de inocentes, prefiero que me llamen radical. Ser señalado por el mero hecho
de discrepar debería dolernos mucho menos que el asesinato de decenas de miles de inocentes. Si
el PP se somete al pensamiento único progre y calla ante esa matanza, entonces la existencia
de ese partido carece de sentido. Votar a un partido así ya sólo es útil para la izquierda, y más
ahora que tenemos una alternativa que sí está dispuesta a dar esa batalla de las ideas: Vox.