Elvira Roca, autora de ‘Imperiofobia’: “Los protestantes persiguieron más
que la propia Inquisición”
La historiadora Elvira
Roca, autora de "Imperiofobia y leyenda negra", responsabiliza a las
élites españolas del siglo XVIII por asimilar de forma acrítica la doctrina
ilustrada francesa, gran responsable de la imagen negativa del imperio español
que dominó el mundo desde el XVI.
29/05/2017
La
escritora e investigadora María Elvira Roca Barea, autora del libro
"Imperiofobia y leyenda negra". Foto: Daniel Pérez
No es frecuente que un ensayo de historia se mantenga
en la lista de los libros más vendidos. Pero la historiadora Elvira
Roca, (El Borge, Málaga, 1966), investigadora del CSIC, lo ha conseguido.
Y con una tesis políticamente incorrecta. Le ha
hincado el diente a un tema tabú desde hace siglos, la leyenda negra que España
lleva colgada como un sambenito.
Recibe el Brief de Actuall en tu email
El libro, “Imperiofobia y leyenda
negra” (editorial Siruela), desmonta los tópicos que con tanto
éxito construyeron los enemigos de la hispanidad. Mitos que hablan de una
España oscura y atrasada a pesar de ser capaz de llevar su fe a América y
ser primera potencia mundial en el siglo XVI. Un estigma del que ya nunca se
pudo librar.
Elvira Roca sostiene que
nada de eso hubiera ocurrido sin el seguidismo de los intelectuales
españoles de la Ilustración o el pesimismo histórico de la generación del 98,
que ayudaron a asimilar y propagar el relato envenenado cocinado al fuego de
las luces de la Ilustración: España es culpable.
Interiorizado el complejo las élites españolas
repitieron la doctrina ilustrada de forma acrítica contra España, muy al
contrario de lo que sucedía en nuestro país vecino: Voltaire, que se
pasó la vida exiliado de una Francia que prohibió sus obras, jamás escribió
nada que supusiera una afrenta a su país. Las comparaciones son
odiosas.
Roca recoge en su libro que instituciones como la
Inquisición o episodios como la expulsión de los judíos en 1492 -algo
repetido en otras naciones de Europa en otros momentos históricos- fueron
magnificados de tal forma que aún pesan en el imaginario de la culpa colectiva
hispana.
La mala prensa sobre España y su imperio, ¿es el
precio a pagar por la conquista de América?
Es el precio a pagar por muchas cosas. La propaganda
antiespañola fue útil en un momento de la Historia como parte del aparato de
autojustificación del protestantismo y de varios nacionalismos, era un tipo de
mentalidad dual que segrega un enemigo y transforma en demonio al enemigo. El
asunto no es que haya en nuestra historia errores y equivocaciones como en
cualquier otro país, el caso es la posición peculiar que ocupan esos errores
dentro del imaginario europeo.
Ejemplo de errores y equivocaciones en otro país…
En la historia de Francia hay hechos muy vergonzosos y
algunos en el siglo XX, pero sobre ellos no ha caído el descrédito general ni
la calificación de pueblo ignorante y anómalo en el conjunto de
Europa. En España sí se ha producido esa corriente con casos que ni mucho menos
han sido anómalos en la historia europea.
“Con la llegada de los Borbones nuestras
élites copiaron a los ilustrados franceses y asimilaron que no había
habido un caso de intolerancia religiosa comparable a la Inquisición española”
¿Por ejemplo?
La expulsión de los judíos. En ningún lugar ha
adquirido las connotaciones peculiares que ha adquirido en nuestra historia. La
expulsión de los judíos de España en 1492 parece única cuando en realidad no lo
fue, es algo que ha ocurrido en Europa durante muchos siglos. ¿Por qué en
nuestro caso es peculiar y en los otros no?
Sánchez Dragó escribió el ensayo ‘Y si habla
mal de España, es español’ en el que retrata nuestros complejos y
leyendas. ¿Acaso somos los españoles los principales entusiastas de la leyenda
negra?
La hemos asumido con absoluto entusiasmo. En el siglo
XVIII llegan a España los Borbones y, con ellos, la hispanófoba Ilustración
francesa; para Francia siempre fue útil todo lo que fuese perjudicial a España.
Pero nuestras élites copiaron a los ilustrados franceses y propiciaron una
asimilación que sostenía que no había habido un caso de intolerancia religiosa
comparable a la Inquisición española, cuando justamente es al revés.
¿Al revés?
La intolerancia religiosa se la tendrían que colgar
los pueblos protestantes, que fueron más perseguidores que la propia
Inquisición.
¿No hubo reacción a esa corriente?
Nuestras élites generaron la tradición por la cual si
quieres ser un intelectual prestigioso en España tienes que ser crítico hasta
la extenuación con nuestro país. Pero fue lo único que se imitó de la
Ilustración, porque la Ilustración francesa trabajó siempre a favor de la
creación de Francia como potencia. Voltaire se pasó la vida exiliado de una
Francia que prohibió sus obras. ¡Pues en Voltaire no hay una sola crítica a su país!
Podría haber dicho que allí se persigue la libertad y la cultura. Pero no sólo
él, ninguno de los intelectuales galos de la Ilustración escriben algo contra
Francia, al revés: para ellos es el país más hermoso de Europa, donde hay más
libertad y donde brillan las luces y la razón.
O sea, que la supuesta vanguardia intelectual española
del XVIII en realidad asume acríticamente una doctrina extranjera.
Los intelectuales españoles del siglo XVIII, que
fueron mucho menos perseguidos que en Francia, repiten como un mantra el tópico
francés de que España es un país en el que no hay libertad y la cultura y la
ciencia son perseguidas. Eso ha creado una tradición que sigue viva hoy.
¿En qué medida influyó el declive del imperio en
América?
El fin de las colonias americanas tampoco ayudó;y a
finales del XIX las élites españolas justifican la crisis nacional recurriendo
a los tópicos de la leyenda negra: España se lo merece, es que esto tenía que
acabar mal porque hemos sido los más intolerantes, los campeones de la falta de
libertad… Y entonces se asume que la culpa de la caída del imperio la tienen
quienes lo levantaron en el XVI. Algo absurdo, claro, lo lógico hubiera sido
analizar qué es lo que ocurre en nuestro siglo XIX para explicar el derrumbe
del imperio.
¿El pesimismo tras el Desastre del 98 llegó para no
irse nunca?
La generación del 98 no fue capaz de afrontar el
problema que la historia les puso por delante y terminaron asumiendo los
tópicos sobre España. Pero si analizamos uno por uno los argumentos contra el
imperio, no cuesta mucho trabajo desmontar el absurdo de la leyenda negra. Lo
más fácil para tranquilidad de aquella generación fue culpar a la Inquisición.
Todos menos yo.
“Una amiga medio india navaja de Texas
me dijo una vez: “Yo no he emigrado nunca, fueron los Estados Unidos los que
vinieron hasta mi casa”
¿Es imposible la construcción de un Imperio sin que
arrastre una leyenda negra?
Es casi imposible. Yo no he estudiado todos los
imperios, pero en líneas generales todos tienen esa sombra en gran parte
propiciada por la envidia. Ahora sucede algo parecido con los Estados Unidos,
que hasta vestimos a nuestros hijos de Halloween e incluso copiamos su
catastrófica gastronomía. También hay fiebre por el idioma y no porque venga la
Sexta Flota a obligarnos a abrir una academia en nuestro barrio. Lo hacemos porque
queremos. Y todo esto al final genera un sentimiento de resquemor o envidia que
necesita una explicación sencilla. Todo esto genera la imperiofobia. Pues esto
mismo ocurría con España en el siglo XVI, en Europa se imitaba la moda
española, se estudiaba español y todo eso segregaba un enorme malestar.
¿Existiría la Leyenda Negra si los primeros
conquistadores de América no hubieran sido españoles?
El ejemplo está en el norte de América, donde hubo una
conquista y no ha sido argumento para pensar que todos los ingleses son unos
bárbaros ni para pensar que los norteamericanos lo son desde la independencia
de las 13 colonias. La América hispana está llena de indios y mestizaje
mientras que en el norte no lo hay, y la que hay es población hispana preexistente,
ya que la mitad de los territorios de EEUU fueron del imperio español. Una
amiga medio india navaja de Texas me dijo una vez: “Yo no he emigrado nunca,
fueron los Estados Unidos los que vinieron hasta mi casa”. Pocos indios
lograron sobrevivir en los territorios que ocuparon del este al oeste.
No todas las colonizaciones fueron iguales, claro.
Los ilustrados jamás vieron las ciudades, hospitales,
universidades y catedrales españolas en América. Ni tampoco las leyes de
Indias, ni el mestizaje ni el crecimiento de la población. Sin embargo, se
pasaron la vida hablando de la vergüenza para la humanidad que suponía España,
pero nunca dijeron nada sobre la moda francesa de cortar cabelleras o la de ser
incapaces de construir una ciudad en siglo y medio. ¡Los franceses no dejaron
nada en América!
“Es falsa la idea de que España coloniza
el sur de América y el resultado es pobreza mientras que los ingleses colonizan
el norte y el resultado es riqueza”
En cambio, España dejó universidades y catedrales.
Quizá tenga usted razón en lo de la envidia.
Sólo hubo universidades en la América hispana. El
imperio británico durante su segunda expansión tan sólo fundó cuatro. España
dejó una infraestructura educativa espectacular. La pena y el dolor fue que, en
gran parte, fue destruida tras la independencia, etapa en la que la América
hispana sufre un empobrecimiento total. La idea de que España coloniza el sur
de América y el resultado es pobreza mientras que los ingleses colonizan el
norte y el resultado es riqueza es falso.
¿Otro mito?
Cuando se produjeron las independencias los
virreinatos españoles eran mucho más ricos que las 13 colonias
norteamericanas. Y se puede medir tanto en población, demografía, justicia,
velocidad del correo, capacidad adquisitiva, sistema educativo… Sin embargo
tras la independencia de España en pocas décadas se dio un vuelco: el sur
se empobreció a pasos agigantados mientras que el norte anglosajón creció
deprisa. La supuesta ‘liberación de la tiranía española’ supuso un
empobrecimiento bestial de la población. En 50 años pasaron de estar a la
cabeza al furgón de cola.
En una sola jornada de la Revolución francesa murió
más gente asesinada que en los casi cuatro siglos de Inquisición. ¿Por qué unos
crían la fama y otros cardan la lana?
Estudiamos la Revolución francesa como si fuera un
gran logro de la humanidad. Percibo cierta torpeza de los católicos en manejar
la propaganda y controlar la opinión pública que existe sobre ellos. Esta
batalla se pierde en el momento en el que el protestantismo consigue que los
pueblos del sur de Europa asuman su inferioridad moral. A España le cae la del
pulpo más que a nadie por su torpeza. No logramos ver que al otro lado se está
generando una opinión pública interesada y manipulada. Esa puesta en escena no
es casual.
“Los protestantes crecieron con la
noción de que existió una religión pervertida, un cristianismo malvado y un
mensaje degradado de Jesucristo (la Iglesia de Roma)”
¿Esto lo seguimos viendo hoy?
Que toda Europa haya ido a Alemania a colocar el
dinero durante la última crisis cuando los alemanes han sido los responsables
de tres ruinas sucesivas en la historia de Europa lo dice todo. Los alemanes no
han pagado las deudas en su vida. Desde Bismarck arrastran una historia
de los impagos. Y sin embargo todo el mundo llama a la puerta de los bancos
germanos para dejar allí su dinero. España, en cambio, pagó tras la guerra
del 1898 su deuda con los Estados Unidos asumiendo además la de Cuba.
¿Es comparable la leyenda negra que se construye
contra España a la de otros imperios como Roma, Estados Unidos o Rusia?
Es muy difícil que podamos medir la virulencia de la
propaganda contra Roma, pero sí la de hoy contra EEUU. Pero yo destacaría que
el único caso de imperiofobia en Europa es la de España y la importancia que
eso tiene en nuestro entorno es decisiva: los protestantes crecieron con la
noción de que existió una religión pervertida, un cristianismo malvado y un
mensaje degradado de Jesucristo (la Iglesia de Roma).
¿Acaso es el catolicismo lo que inspira a los enemigos
de España a construir la Leyenda Negra?
No, para nada. Es al revés. Usan el catolicismo como
coartada. Si no hubiera sido el catolicismo hubiera sido otra cosa, necesitaban
fabricar algo que les colocara en la posición de supremacía moral. Había que
atacar a España y a las bases de su moral en tanto que imperio poderoso. España
tenía en el mundo una posición contraria a las iglesias nacionales que sí había
en Inglaterra. España no podía más que defender el catolicismo que defiende una
moral supranacional, es decir, no es de ninguna nación ni de ningún rey. En
cambio las iglesias protestantes son propiedad de las naciones al frente de las
cuales se colocaron reyes o príncipes luteranos. El imperio español siempre
defendió que la religión está por encima de las naciones.
Entrevista realizada a: Elvira Roca