jueves, 10 de noviembre de 2016

Romancero de la Historia de España, Jaime Campmany

1.    Un homenaje en el centenario de su nacimiento
http://www.elmanifiesto.com/imagenes/sp.gif
El Romancero de la Historia de España, de Jaime Campmany
http://www.elmanifiesto.com/imagenes/sp.gif
http://www.elmanifiesto.com/imagenes/fotosdeldia/jaime.jpghttp://www.elmanifiesto.com/imagenes/sp.gif
Elmanifiesto.com no ha querido dejar pasar la ocasión de evocar a uno de los grandes periodistas y escritores españoles contemporáneos. El pasado 10 de mayo se cumplieron 83 años del natalicio de Don Jaime Campmany y Díez de Revenga. Como particular homenaje, reivindicamos su memoria con unos versos que forman parte de una de sus obras más interesantes, El Romancero de la historia de España, la cual quedó inacabada por la muerte de don Jaime cuando sólo había visto la luz el primero de los tres volúmenes proyectados.

DIEGO BAÑO

Campmany fue, ante todo, un gran caballero amén de insigne articulista y eminente poeta. Tanto su prosa como sus versos exhibían una vasta cultura y un ingenio que nunca dejaban indiferente a nadie, y a lo largo de su trayectoria periodística siempre defendió con firmeza los valores y principios en los que creía. Autor de más de quince mil artículos, Jaime Campmany vio reconocida su labor con los más importantes galardones del periodismo español, donde se ganó a pulso un puesto de honor como columnista y se convirtió en un referente para la derecha cultural y social. Esperamos que se deleiten con la lectura de estos versos y les alentamos a que profundicen en el conocimiento de su obra.

***

“Seis siglos permaneció
Roma en el solar hispano:
dos, antes de Jesucristo,
cuatro en período cristiano.
Los primitivos celtíberos
quedaron romanizados
y ciudadanos de Roma
los declaró Vespasiano,
y luego les abrió Tito
puertas que llevan al Mando.
Ellos fueron Roma misma
más que de Roma aliados,
no por Roma sometidos
sino que a Roma mamaron.
A ser Madre vino Roma
más que a país conquistado.”

***

“Roma ya no estaba en Roma,
como dijo el peregrino
que en Roma puso Quevedo
mirando pasar el río.
Estaba el Imperio roto,
en parcelas dividido,
regido por tetrarquías
y entregado al hedonismo.
Nadie toma ya la espada
en militar ejercicio,
ni defiende las fronteras
ni expulsa a los enemigos.
El botín de las victorias
y el transcurrir de los siglos,
a Roma la triunfadora
tristemente han convertido
en país de funcionarios
y de corruptos políticos.”

***

“En las montañas astures,
al pie de breñas y rocas,
cumbres que miran al mar,
próceres picos de Europa,
entre gargantas profundas
y quebradas escabrosas,
se abre la cueva sagrada
que llaman de Covadonga,
que era Cova Dominica,
es decir, de la Señora.

Allí se fue don Pelayo
con su minúscula tropa,
iberos que todavía
llevan la sangre de Roma,
celtas que quizá llegaron
de rubias islas remotas,
celtíberos que ya vienen
de la estirpe visigoda,
y todos los fugitivos
que sufrieron la derrota
y que buscan en las peñas
vida, libertad y honra.

(…) Entre los montes astures,
después de esta gran victoria,
en lugar inexpugnable
y en una cueva recóndita,
aposento de la Virgen
que llaman de Covadonga,
sin que nadie se percate
hay novedad prodigiosa:
España quiere nacer
y está de parto la Historia.”

***

Romancero de la Historia de España, Jaime Campmany, 2004.