Interesante, a ver si os gusta esta reflexión
Nada sospechoso... 🤔
Hace unos pocos meses, la Organización Mundial contra la Salud declara una
pandemia en todo el mundo. Predicen que van a morir millones de personas y
aseguran que el virus es muy peligroso y contagioso.
El caso es que se toman unas medidas impresionantes (pagadas con el dinero
del contribuyente), que nunca antes se habían tomado en la historia de la
medicina, como encerrar a personas completamente sanas y anular casi todas sus
libertades (saltándose las constituciones nacionales y la Declaración Universal
de los Derechos Humanos).
Se imponen toques de queda en casi todo el mundo con la policía y el
ejército patrullando por las calles de las ciudades. Y la economía de casi
todas las naciones se paraliza (aunque los políticos mantienen sus sueldos, o,
incluso, los aumentan).
Paralelamente, acontece una censura planetaria como jamás se había visto.
Sobre todo, en las redes sociales y en plataformas de vídeos. Y, tal que así,
mediante empresas pagadas con el dinero del contribuyente, se elimina sin
previo aviso toda opinión, todo argumento, todo testimonio de autoridades
sanitarias o científicos reputados, o incluso toda prueba fehaciente, que
cuestione, contradiga o desmonte la versión oficial. Asimismo, las televisiones
bombardean todo el día, sólo, con noticias que acompasan dicha versión. No se
escuchan voces disidentes. Y cuando se escuchan, bien se etiquetan como teorías
de la conspiración, o directamente son ridiculizadas para adoctrinar en contra
de ellas a la población.
Además, todos los médicos que aparecen por la televisión,
sorprendentemente, acompasan sin excepción la versión oficial. Ninguno la pone
en tela de juicio. Ninguno la cuestiona. Ninguno ve la menor fisura.
De esta guisa, los medios oficiales proscriben, silencian, descalifican o
vetan todas las expresiones discrepantes. Las instituciones no abren un debate,
no se crean foros de diálogo, no hay contraste, no se visibiliza la diversidad
de opiniones que surge de forma natural y espontánea en la sociedad y en la
propia comunidad médico-científica.
En consecuencia, y tal como estaba previsto, una mayoría de gobiernos
nacionales supeditan sus decisiones a los criterios de un mando único
centralizado OMS, y todas las directrices se implementan después a la fuerza,
al amparo de un estado parapolicial y con la amenaza de multas exorbitantes y
de penas de prisión para cualquier ciudadano que se salte las leyes de la
"Nueva Normalidad".
A todo esto, la mayoría de naciones sólo contemplan una forma única de
tratar al virus: con medicación. Y sólo una forma única de prevenir el contagio
(incluso para personas ya inmunizadas): con una vacuna obligatoria creada por
un magnate de la informática que jamás ha sido capaz de inmunizar sus
ordenadores de los virus digitales y que, por si fuera poco, está
compulsivamente obsesionado con reducir la población mundial. Pero en ningún
momento se contemplan otros tratamientos alternativos o naturales que
demuestran, en la práxis médica, ser altamente eficaces y no comportar efectosy
secundarios. Al contrario, éstos se vetan, se silencian, se censuran, se
persiguen penalmente o se ridiculizan.
Y, llegados a este punto, y a pesar de todas estas anomalías e
irregularidades, todavía una parte significativa de la población sigue sin ver
nada sospechoso en todo esto.
Es surrealista.
(si te gusta y aptc, copia y pega)