España
1 En España,
en los siglos XIX y XX, se vivieron las ideas políticas y religiosas con
obsesiva manifestación hostil.
2 La historia
de España ha estado invadida di una nube de violencia.
3 Si la
envidia la sustituimos por la admiración y el miedo por el valor de la
libertad estamos ya en la modernidad y España es otra.
4 A la
historia de España le sobra bravura y le falta cordura.
5 En nuestra
historia, el mayor grado de violencia ha justificado el mayor grado de
grandeza.
6 La envidia
activa fue la cualidad que condujo, durante siglos de imperialismo la política
de España, expresando su fuero interno en una violencia que no cejó ni un solo
momento.
7 La última
guerra civil española fue una contienda de fondo rabiosamente
antirregionalista.
s Aunque
España está constituida en regiones no es aún un país propiamente regionalista.
9 Cuando los
leoneses digan que son leoneses y los castellanos puedan ser castellanos y los
toledanos se proclamen toledanos ese día empezará a ser España un país
territorialmente regionalista porque todavía no lo es.
10 De un vicio o
de un error no puede alcanzarse una virtud. Aunque nos obsesionemos en lograrlo
no lo podremos conseguir. Este puede ser un punto de partida para la historia
de España y una postura de humildad para con la verdad histórica.
11 En el devenir
histórico de las naciones, las locuras políticas se han expresado por medio de
las ideologías.
12 El castellano no ha anulado las nacionalidades. Estas
están vivas, aún hablando la misma lengua. Cada una tiene sus peculiares
diferencias lingüísticas, y cuando en algún caso, las barreras del lenguaje
parecen superadas, nos encontramos con las barreras temperamentales que
permanecen aún.
13 La envidia ha
sido el gran problema político nacional.
14 Uno de los
grandes privilegios que pueden ofrecer tanto el País Vasco como Cataluña es el
haber sido denostados, como separatistas y antiespañoles, por haber defendido
su independencia frente a un Estado imperialmente centralista. Hecho que
evidencia que estas regiones sirvieron de contrapeso para que la política del
país no se hiciera ingobernable.
España,
patria de todos
1 El nombre de
nuestra patria es España.
2 Querer
imponer una ideología, en nombre de España, ha sido la tentación totalitaria
que hemos vivido durante años.
3 No hay que
alardear con el nombre de España diciendo veladamente que eres más español que
nadie, ni que la quieres más que otros, que la defiendes mejor que los demás o
que sabrías luchar por ella frente a los que la llevan a la ruina.
4 Las
ideologías nos pueden desunir o distancian Eso no tiene mayor importancia si no
se destruye la convivencia entre nosotros.
5 Si te dices
que quieres trabajar por España, que sea un amor desprendido sin exigencias o
imposiciones.
6 Hay que
crear en torno al nombre de España un clima de respeto en el que todos se
sientan a gusto.
7 España es un
nombre que tiene dos modos o formas de decirse España o las Españas. Como
singular o como plural. De decide de una manera a decide de otra marca la
diferencia, señalándome más el concepto de unidad o el sentido de diversidad o
de grupo. España a un espacio grande y necesita pluralizar para expresar la
realidad que contiene Ambas expresiones son legítimas y debieran conjugarse en
nuestra cultura y ser de uso común.
La voz las Españas responde a una necesidad. La existencia
del término no es casual. Forma parte de la tradición política española.
Las Españas ha ido pronunciada en boca de Reyes, ha sido
escrito en el ámbito de algunas constituciones españolas, y usada como
expresión patriótica y religiosa en grandes acontecimientos nacionales. Su
antigüedad se remonta a los orígenes de la formación de Las Espafias y su uso
más o menos restringido ha pervivido durante siglos.
Ambos vocablos pueden enriquecerse y equilibrarse mutuamente
dando a la convivencia nacional la posibilidad de poner a todos de acuerdo.
Cabe decir, en España los españoles saben amar las Españas
y las Españas saben cuidar de España. España o las Españas, tanto monta, tanto
da.