Brochier: “La eutanasia está entrando en el sistema de cuidados paliativos.
Y eso es muy peligroso”
Bélgica ha sido otro de los países europeos pionero en la aplicación de la eutanasia, que
ha pasado de 200 muertos en 2013, a 2.022 en 2015. Sólo el 40% de los que fallecieron
por esta práctica recibieron asesoramiento sobre los cuidados paliativos.
Madrid acogió durante el mes de enero el Seminario Internacional: cuidados paliativos y
sociales vs. eutanasia en el Congreso de los Diputados organizado por la Federación Europea
One of Us, y que reunió a políticos, legisladores y sociedad civil de diversos países para debatir
sobre este importante y preocupante tema.
Una de los participantes fue la belga Carine Brochier, coordinadora de Proyectos del Instituto
Europeo de Bioética de Bélgica, que ha concedido una entrevista a Actuall.com. Bélgica ha
sido uno de los primeros países en legislar la eutanasia y recientemente un libro publicado
por ella junto a otros médicos hacía un análisis de la situación, en la que destacaba la
marcha de enfermeras que se está produciendo en las unidades de cuidados paliativos. En
los últimos años, estas unidades se están convirtiendo en lugares donde los médicos
envían a los enfermos para practicarles la eutanasia, y muchos de los trabajadores no
quieren convertirse en meros asesinos legales.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.Haz un donativo ahoraLas enfermeras y los médicos han estudiado y se han preparado para cuidar a personas enfermas incluso si no se puede hacer nada, pero para estar allí y aliviarles el dolor
El libro que usted publicó sobre Eutanasia en Bélgica junto con otros autores,
hablaba sobre enfermeras y trabajadores sociales que querían dejar las unidades
de cuidados paliativos porque vieron que eran lugares donde enviaban a los enfermos
y ancianos a que los mataran. Y ellos no querían participar en ello. ¿Cómo se puede explicar?
La presión para los médicos y enfermeras en Bélgica es tremenda. En una unidad de cuidados
paliativos normalmente los médicos envían los pacientes para que puedan recibir la eutanasia y las enfermeras no han sido preparadas para practicarlo ni ponerlo en marcha. Los doctores no
están preparados para esto. Ellos han estudiado y se han preparado para cuidar a
personas enfermas incluso si no se puede hacer nada, pero para estar allí y aliviarles
el dolor. La presión es enorme y la eutanasia está entrando en el sistema de cuidados
paliativos. Y eso es muy peligroso.
¿No hay objeción de conciencia?
Si tienes una cama dedicada a la eutanasia, el paciente viene enviado por el doctor y el
paciente es colocado en esa cama y se llama a la enfermera y al equipo para preparar a ese
paciente para la eutanasia, entonces la eutanasia se practica, el enfermo muere, se vacía la
cama, la enfermera limpia la habitación y al día siguiente, como hay una lista de espera,
viene otro paciente. Y esta es la historia. Un paciente en la lista de espera viene al hospital
para recibir la eutanasia y el equipo ni siquiera tiene el tiempo para relacionarse o tener
contacto con el paciente. Fue solo una inyección para matarle. Y ellos no han sido preparados
para eso.
¿Podemos decir que hay un problema económico? ¿Que la gente mayor, la gente enferma
es demasiado cara para el departamento de salud y la eutanasia es una oportunidad para
acabar con ese problema económico?
La presión económica es importante. No me gustaría ser el ministro de Sanidad o el ministro
que se encarga de las pensiones en Bélgica. Cada vez hay más gente mayor, más gente con
cáncer. Y ese es un problema, desde luego. Si les pides a las enfermeras que sólo estén
cinco minutos con los pacientes, sólo para cuidar y vestir a una persona anciana, hay una
presión económica por parte de las instituciones. Pero no es lo más importante.
El enfermo, el anciano, lo que necesita al final de la vida es amor y ternura. Y nosotros debemos cuidar de la gente más débil que está a nuestro alrededor
Lo más importante, y lo que deberíamos darnos cuenta cada uno de nosotros es que nos
corresponde a nosotros, como familia, cuidar a nuestros amigos, al abuelo, a la abuela, a
los niños, a la persona enferma… Es muy fácil poner esa responsabilidad sobre los
hombros del Estado, pero tenemos que encargarnos todo el tiempo, dejar incluso el trabajo
y cuidar de la gente más débil que está a nuestro alrededor. No es una cuestión del Estado
o económica. Es verdad, quizás pierda mi trabajo para cuidar a mi madre, para darle más
y mejor tiempo conmigo. Porque
lo que necesita al final de la vida es amor y ternura. Las enfermeras pueden ofrecer
algún tipo de ternura, pero lo que espera es cariño por mi parte.
¿Y mucha gente que pide la eutanasia puede hacerlo por esa falta de cariño? Como
en el caso de la deportista paralímpica Marieke Verwoort
El caso del que hablas es bastante doloroso. El caso de Marieke Verwoort es el de una
atleta discapacitada y ella no es capaz de ver el sentido a vivir con tanto dolor. No sé lo
que ha experimentado a lo largo de su vida. Y no quiero condenarla ni juzgarla porque es
un caso muy doloroso.
Lo que voy a decir es para otras personas: “Dime la manera en que vives y te puedo decir
la manera en que podrías morir”. Si colocas toda tu energía en tu vida activa -tu trabajo,
ser alguien- y dejas a un lado la actividad social, la ternura, a la familia… te sentirás solo al
final de la vida. Los valores que tengas te ayudarán a morir. No quiere decir que tengan
que sufrir. No. Deberíamos amar y cuidarnos unos de otros. Y querría invitar a la gente joven
a que cuide de los ancianos, de los discapacitados, de las personas con demencia. Porque ellos
no se dan cuenta de lo que pasa, pero cuando voy a visitar a mi tía, que tiene demencia, ella no
se da cuenta de que la estoy visitando, pero les puedo decir que al dejarla soy una persona
diferente. Soy más humana porque la he podido ver, he podido ver su fragilidad, que se
refleja en mi propia fragilidad. La fragilidad es un valor en sí mismo y deberíamos apoyarnos
en ella unos a otros como sociedad y respetar la fragilidad porque la fragilidad es un valor
en sí mismo.