He aquí un romance que es una versión
infantil de aquel: “pregonadas son las guerras de Francia con Aragón” a veces denominado el Romance de Marcos o de Marquitos y que en
mi infancia cantaban las niñas cuando saltaban a la comba, muy distinto de los
actuales juegos de ordenador tipo Pokémon
y otros. La primera versión es de Jorge Bayón relativamente fiel a la letra popular, la segunda
es la voz singular de Merche Trujillo, y las otras dos son por decirla así
reciamente tradicionales: una de los alumno de la escuela de rabel de León, que
nos transporta casi al siglo XV donde seguro se usaba ese instrumento, y la otra
es una versión callejera de Ifigenia Marca, seguro que antaño este romance fue cantado
por calles y plazas.
Adjuntamos una versión bastante corriente
En Sevilla a un sevillano siete hijas le dió Dios
todas siete fueron hembras y ninguno fué varón.
A la más chiquita de ellas le llevó la inclinación
de ir a servir a la guerra vestidita de varón.
Al montar en el caballo, la espada se le cayó
por decir ¡maldita sea¡, dijo -Maldita sea yo.
El rey que lo estaba oyendo, de amores se cautivó:
-Madre, los ojos de Marcos, son de hembra, no de varón.
-Convídala tú, hijo mío, a los ríos a nadar
que si ella fuese hembra, no se querrá desnudar.
Toditos los caballeros se empiezan a desnudar
y el caballero don Marcos se ha retirado a llorar.
-¿Porqué llora usted don Marcos?.- ¿Porqué debo de llorar?
Por un falso testimonio que me quieren levantar.
-No llores alma querida, no llores mi corazón,
que eso que tú tanto sientes, eso lo deseo yo.
todas siete fueron hembras y ninguno fué varón.
A la más chiquita de ellas le llevó la inclinación
de ir a servir a la guerra vestidita de varón.
Al montar en el caballo, la espada se le cayó
por decir ¡maldita sea¡, dijo -Maldita sea yo.
El rey que lo estaba oyendo, de amores se cautivó:
-Madre, los ojos de Marcos, son de hembra, no de varón.
-Convídala tú, hijo mío, a los ríos a nadar
que si ella fuese hembra, no se querrá desnudar.
Toditos los caballeros se empiezan a desnudar
y el caballero don Marcos se ha retirado a llorar.
-¿Porqué llora usted don Marcos?.- ¿Porqué debo de llorar?
Por un falso testimonio que me quieren levantar.
-No llores alma querida, no llores mi corazón,
que eso que tú tanto sientes, eso lo deseo yo.
Jorge
Bayón
Merche Trujillo
Alumnos de la escuela de Rabel de León
www.youtube.com/watch?v=XJvcKV498ZE
Ifigenia Marca