martes, 6 de enero de 2015

No sé si es verdad. Ojalá lo sea y cunda el ejemplo (islamistas)


LA HOLLANDE VIENT DE VIRER LES MUSULMANS     

HOLANDA ACABA DE EXPULSAR A   LOS MUSULMANES
Francia, España y Canadá van a seguir este ejemplo??? 

Holanda, donde el  6 % de la población es musulmana, rechaza de ahora en más el multiculturalismo. 
El gobierno holandes  está harto de ser "pisoteado" por los musulmanes y abandona su modelo  -después de mucho tiempo- de multiculturalismo que no ha hecho mas que alentar a los inmigrantes musulmanes a crearse una "sociedad paralela" y dañina para el país.
Un nuevo proyecto presentado al Parlamento holandés por el ministro del interior Piet Hein Donner el 16 de junio último dice: 

«El Gobierno comparte la insatisfacción del pueblo holandés frente al modelo de sociedad multicultural en Holanda y expresa su intención de centrar sus prioridades- de ahora en más- hacia los valores fundamentales del pueblo holandés.
En el nuevo sistema de integración, los valores holandeses van a tener un rol fundamental y por ello el gobierno "no adhiere mas al modelo de sociedad multicultural" .
La nota sigue:

"Una integración mas rigurosa es ahora perfectamente justificada. Por ésto es que dice al Gobierno y a todo su pueblo, que esta orientación se ha vuelto absolutamente necesaria porque la sociedad holandesa, está a punto de disgregarse en terminos de identidad y nadie se siente "como en su casa" en Holanda. 
La nueva política de integración será mucho mas exigente para con los inmigrantes.
Por ejemplo, los inmigrantes deberán obligatoriamente aprender el idioma holandés y el gobierno va a tomar serias medidas coercitivas ante los inmigrantes que ignoren los valores del país y desobedezcan las leyes holandesas"

El Gobierno Holandés va -también- a dejar de dar subsidios especiales a los musulmanes para favorecer la integración ( ya que de todas maneras ellos no lo hacen) y según Donner, "no corresponde al Gobierno ni a los fondos públicos, integrar a los inmigrantes" 

 El proyecto prevé también la creación de una legislación, prohibiendo los casamientos forzosos y también se pondrá una ley imponiendo severas medidas para estos inmigrantes musulmanes que disminuirán-voluntariamente- sus posibilidades de trabajar, simplemente
por la manera que tienen de vestirse. 
Mas específicamente el Gobierno va a prohibir el uso de vestimentas que cubran todo el rostro como el velo, la burka,la hijab,todo ésto a partir de enero de 2015.
Holanda se dio cuenta, quizá un poco tarde, que su liberalismo multicultural podría convertir su país en un territorio de "tribus del desierto", que destruirían la nación de origen y su propia identidad.

El futuro de Australia, el Reino Unido,  Canada, Bélgica, España y Francia puede muy bienincluirse en este texto !!!
86% DE INTERNAUTAS VA A CIRCULAR ESTE TEXTO. 
DEBERÍA HACERLO EL 100 %.
LO  HARÁS -VOS ?

YO YA LO HICE ...
 

Pablo Iglesias o el mentecato ilustrado (Diario de Cuba)


España

Pablo Iglesias o el mentecato ilustrado

Carlos Alberto Montaner | Miami | 17 Nov 2014 - 9:06 am. | 73

'Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el  hundimiento de Venezuela.'

http://www.diariodecuba.com/sites/default/files/imagecache/medium/image_content/paoloidhurch.jpeg

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos. (VERTELE.COM)

Calma. No hay agravio. La etimología de mentecato es transparente. Quiere decir "mente captada o capturada". Me refiero a eso. Iglesias es un joven político y politólogo español, chavista, que hoy tiene un sorprendente apoyo electoral en su país.

Pablo Iglesias, sin duda, es un mentecato ilustrado. Seguramente tiene un cociente de inteligencia altísimo. Como el genial Mussolini, que alcanzaba un puntaje de 175. El problema radica en qué ideas han capturado tan prodigiosa mente. Las grandes cabezas pueden estar pobladas de disparates que, cuando se mezclan con una actitud arrogante, devienen en la terca insistencia en el error, en la negación de la realidad y en el desprecio por los cerebritos de a pie. Suele ocurrir. Las malas ideas, cuando se enquistan en neuronas privilegiadas, son más dañinas.

¿Cuáles son las ideas madre —hay ideas madre como hay células madre— instaladas en la descomunal sesera del profesor Iglesias que no le permiten observar la realidad con ecuanimidad?

Son varias. La primera tiene que ver con la desmesurada fe en su propia capacidad intelectual. Pablo Iglesias no conoce la duda. Predica ex cátedra. Él y su tribu creen saber cuánto deben ganar las personas, que precio justo deben tener las cosas y los servicios, cómo pueden funcionar las empresas, qué deben producir para servir a la sociedad, qué se debe poseer para alcanzar una vida feliz y digna, y en qué punto el patrimonio acumulado se convierte en una injusticia que hay que cercenar de un certero tajo fiscal. Prodigioso.

La segunda es también una cuestión de fe. Pablo Iglesias cree fervientemente en el Estado-empresario que elabora alimentos, asigna electricidad y comunicaciones, maneja el crédito y gestiona los ahorros.

Cree en el Estado redistribuidor de riquezas que extiende una pensión a todas las personas por el mero hecho de vivir en el país (650 euros). Cree en el Estado planificador que todo lo sabe, que conoce el presente como la palma de la mano y es capaz de prever el futuro. Cree en el Estado que castiga implacablemente (ama la guillotina de la Revolución Francesa).

Cree que la riqueza se logra trabajando menos —35 horas a la semana— y por un periodo más breve (60 años). Cree, en suma, que la prosperidad se logra gastando, no ahorrando e invirtiendo, como ha hecho la tonta especie humana durante miles de años. Maravilloso.

Pero lo interesante es que Pablo Iglesias ya ha puesto a prueba sus ideas madre, precisamente en Venezuela, donde él y su grupo fueron contratados para encauzar de diversas maneras el "proceso revolucionario", algo que hicieron durante 8 años a plena satisfacción de la República Bolivariana —por eso los mantuvieron dentro del presupuesto durante tanto tiempo—, tarea por la que cobraron nada menos que 3.700.000 euros: más de 5.000.000 de dólares.

En ese periodo, de acuerdo con las memorias de la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), que era la institución que firmaba los acuerdos y recibía los dineros, Iglesias y sus allegados ayudaron directamente a Chávez a fomentar su revolución desde el despacho presidencial, a Telesur a crear y divulgar su propaganda, al Banco Central de Venezuela a desarrollar su política monetaria, al Ministerio del Interior a manejar sus prisiones (como en la que yace Leopoldo López), al Ministerio de Trabajo a organizar sus pensiones, y al Ministerio de Comunicación a no sé qué función exactamente, aunque algún trabajo pudieron desplegar en el Centro Internacional Miranda, dedicado al adoctrinamiento político comunista, a juzgar por las palabras de Juan Carlos Monedero en su conmovido homenaje a Hugo Chávez, en el que recuerda con tristeza la desaparición del Muro de Berlín, ese monumento al estalinismo.

Es decir, Pablo Iglesias y sus amigos, de acuerdo a los consejos que aportaban a tan amplio espectro gubernamental, en gran medida son responsables del caos venezolano, del desabastecimiento que padece el país, del desorden financiero, del aumento exponencial de la violencia, del horror de las cárceles, de los atropellos a la libertad de expresión, de la falta de inversiones extranjeras, del cierre de miles de empresas, y hasta de la pulverización del Estado de Derecho al proponer, presuntamente, la eliminación de la separación de poderes en los cursillos de formación que les daban a los parlamentarios del mundillo del Socialismo del Siglo XXI.

Naturalmente, Iglesias y sus amigos de CEPS tal vez aleguen que esto no es cierto, que nadie les hizo caso durante los 8 años que asesoraron a los bolivarianos, o que los convenios, realmente, eran una fuente de solidaridad revolucionaria, porque ellos apenas colaboraban, aunque cobraban, pero, en ese caso, incurrirían en un delito semejante al que hoy la justicia española les imputa a socialistas y populares: financiación irregular de actividades políticas con fondos provenientes del sector público.

Como me cuesta trabajo creer que Iglesias y sus amigos forman parte de una casta corrupta, me inclino a pensar que, realmente, lo que hay que imputarles no es un delito de fraude o peculado, sino un alto grado de corresponsabilidad en el  hundimiento de Venezuela, precisamente por transmitirles a esos vapuleados ciudadanos las ideas y los conocimientos equivocados.

En todo caso, es muy probable que Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y el resto del grupo, entiendan (como entendía Lenin) que las revoluciones son así: dolorosas, y devastadoras, como corresponde a la necesaria etapa de demolición del pasado burgués, lo que explica la conformidad que muestran con cuanto sucede en Venezuela, postura muy diferente, por cierto, a la del profesor méxico-alemán Heinz Dieterich y a la del pensador norteamericano Noam Chomsky, quienes han denunciado los excesos que convulsionan al país sudamericano.

¿Qué harían Pablo Iglesias, Monedero y sus amigos si tomaran el control de España? A mi juicio, lo mismo que han contribuido a hacer en Venezuela. ¿Por qué? Porque no son unos cínicos racistas que quieren para España algo diferente a lo que aplauden en Venezuela. Quieren lo mismo. Un Estado fuerte presidido por un grupo revolucionario decidido a implantar el reino de la justicia a cualquier costo. Quieren acabar con las estructuras burguesas que acogotan al proletariado, destruir los podridos partidos políticos tradicionales, encarcelar a quienes se opongan a la voluntad del pueblo y silenciar a esos medios de comunicación que solo representan los intereses de los propietarios. Son mentecatos —sus mentes han sido capturadas por el error—, como les sucede a todos los fanáticos, pero no hipócritas.  Y son, además, ilustrados. Esto agrava las cosas.