martes, 9 de julio de 2013

En defensa de los fueros


En defensa de los fueros

Alonso de Blanco, cántabro y residente en Cantabria (que siempre fue Castilla y que también tuvo fueros).


Discutía hoy con dos de mis tías que, tras ver Intereconomía ayer por la noche, estaban totalmente convencidas de que se debían quitar los fueros a Navarra. Tengo la impresión de que esta vez los contertulios de Intereconomía han ido demasiado lejos. Aunque, y esto debo decirlo en defensa de los espectadores de Intereconomía, no creo que se hayan creído el vídeo, impreciso y repleto de errores, que se exhibió públicamente en esa cadena en el que considero un brutal ataque a la inteligencia y el sentido común de los telespectadores.

 

Aún así, creo que el tema navarro, sobre el que hemos discutido, merece algunas precisiones. Aunque en Navarra hay mayoría en torno a la defensa de los fueros (con alguna excepción), parece que en el resto de España los fueros están mal vistos.

 

 

Manifestación en Pamplona, allá por 2007, en defensa de  los fueros

La defensa de los fueros en toda España desde el siglo XIX ha ido unida a pensadores regionalistas y tradicionalistas, que suscribían la razón de Carlos VII cuando dijo “yo no soy liberal y, sin embargo, puedo y quiero ser el rey de la libertad”. Carlos VII fue uno de los reyes más queridos por los carlistas, que no se resignaban a que las libertades concretas que ellos disfrutaban fueran sustituidas por las libertades de los liberales (que prometían mucho pero que beneficiaban sólo a los selectos que gobernaban). El carlismo acabó siendo un movimiento con un amplio seguimiento entre los indefensos y las clases populares.  Los fueros eran la plasmación en España del principio de subsidiariedad: “una estructura social de orden superior no debe interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándole de sus competencias, sino que más bien debe sostenerle en caso de necesidad y ayudarle a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común” (CA 48; Pío XI, enc. Quadragesimo anno). Hoy, con el liberalismo vencedor, vemos lo que ya se temía el pueblo en el siglo XIX.

 

Los derechos concretos de las regiones, las libertades de los españoles y la autonomía de los municipios sufren cada vez que a algún descerebrado se le ocurre sugerir acabar con los fueros.

 

Una de las contradicciones del liberal de hoy es que pretende despojar de su identidad a la región que por conservar los fueros es la región más libre de España. Se debe, sin duda, al horror que le produce al liberalismo español la prueba palpable de que han fracasado. Sí, han fracasado estrepitosamente y yo me alegro por ello. Sin embargo, antes de su caída el liberalismo sigue haciendo mucho daño y ahora pretende morir llevándose con él a su enemigo más fuerte. Navarra es la prueba palpable de que el sistema centralista liberal es un fracaso.

 

Hay quien dice que los navarros tienen privilegios y que eso es injusto. Frederick D. Wilhelmsen, un americano con más sentido común que los contertulios de Intereconomía, señaló en su libro “Así pensamos” la distinción entre fuero y privilegio: “A veces se confunde un fuero con un privilegio y la confusión es fácil de entender. Lo que era un privilegio otorgado por un rey a un pueblo, gremio o aldea en un momento histórico, muy a menudo solía considerarse como un fuero por la entidad jurídica que la había recibido y por los descendientes del rey que lo había dado. Pero fuero, entendido técnicamente, no es ningún privilegio. Un fuero se establece a través del tiempo. Un fuero nunca es un artefacto fabricado en un momento. Todos los fueros son derechos y libertades concretas.  (…) Un fuero es la concreción de un derecho, los pies que hacen que los derechos anden. Los fueros son la encuadernación jurídica de los derechos. Para ejercer el derecho de casarse, hace falta una comunidad que posibilite que los hombres y las mujeres se conozcan. A fin de que un hombre con un oficio o profesión lo ejerza, es menester que su trabajo se enfoque dentro de una estructura jurídica que garantice el desarrollo libre del mismo oficio. Los fueros siempre implican, por lo tanto, la encarnación histórica de una serie de derechos que incluyen, a la vez, una serie de deberes. Hay cierta reciprocidad implicada en todos los fueros: do ut des. Es imprescindible notar, a la luz de lo ya dicho, que los fueros nacen de una serie de actividades humanas ya existentes”.

 

Los fueros son en este caso concreto la clave de la unión de Navarra a España, como leemos hoy en Navarra Confidencial: 

 

“Al terminar las hostilidades con la victoria del bando castellano-beaumontés, las Cortes de Navarra se reúnen en 1513 con la asistencia tanto de los beaumonteses como de buena parte de los agramonteses. El pacto entre Navarra y Castilla se sella en esa reunión al reconocer una parte los fueros y la otra la corona de Castilla. La corona la misma, pero los reinos distintos.

 

Desde entonces los reyes de Castilla serían además reyes de Navarra pero, aunque teniendo un mismo rey, ambos seguirían siendo reinos distintos con leyes y gobiernos distintos. Los términos los recoge muy ilustrativamente la Novísima Recopilación de los Fueros y Leyes de Navarra al describir que “la incorporación de este Reino a los de León y Castilla fuese quedando salvos e ilesos todos sus Fueros, leyes y costumbres para governarse por ellos: de manera que el haverla incorporado no fue por modo de supresión, sino por el de unión eqüe principal, y assí cada Reino retuvo su naturaleza antigua en Leyes, territorio y gobierno”.

 

La base de la unión de Navarra al resto de España es por tanto un acuerdo. Un acuerdo en virtud del cual los navarros aceptan de buen grado una corona común a cambio de que se reconozcan y se respeten sus Fueros. Es por esto por lo que, pese a todas las vicisitudes posteriores, Navarra tiene un régimen foral dentro de España. Por lo que el gobierno de España no puede modificar unilateralmente el régimen foral y por lo que los navarros somos tan celosos de nuestros fueros dentro de España”.

 

Los fueros forman parte de la identidad de Navarra, identidad que parece importarles bien poco a los liberales de ayer y de hoy. De todas formas, la situación me recuerda al envidioso estudiante de malas notas que se queja de que al de buenas notas el gobierno le dé una beca: ¡eso es injusto! ¡Por qué a mí no y a él sí!

 

Cualquiera con un poco de sentido común le contestaría a ese repelente estudiante: ¡Porque se lo ha ganado! Si hay una desigualdad es por esta razón y no otra. Navarra tuvo fueros, como el resto de España. Cuando vinieron a quitárselos, Navarra resistió y luchó con denuedo.

 

Acabo con otra cita de Wilhelmsen: “Se puede apreciar que es imprescindible unir el sentido de la Patria y una adhesión a los fueros para mantener la forma y manera según la cual la Patria quiere vivir. Ya hemos dicho que la Patria no puede prescindir de lo patriarcal y el fuero familiar es una piedra sobre la cual todo lo demás se edifica. La Patria exige una variedad de instituciones, de costumbres, de regiones y de maneras de ser. La Patria es un despliegue analógico y la analogía, como dice Santo Tomás de Aquino, es la diferencia en la unidad”.

 

Entendemos que hay a quien no le guste la diferencia en la unidad, no sepa comprender la riqueza de la diversidad y prefiera un estado centralizado a la francesa (es decir, previo asesinato de aquellos que luchan por sus raíces y su identidad). Quizá tengan sus razones. Nosotros les proponemos varias acciones que pueden emprender:

 

1. Se van a vivir a Francia (pueden seguir Intereconomía por Internet)

2. Continúan viviendo en España quejándose y lamentándose (siempre les quedará Intereconomía).

 

La otra opción es hacer lo que debieron hacer antes de que llegáramos a este sinsentido: luchen por su libertad como Dios manda. Ya le dijo su madre a Boabdil: “No llores como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”. El sistema no funciona, está claro, pero no hagan que funcione peor. Esperemos que los navarros no tengan que pagar porque el resto del pueblo español está sufriendo el desastre autonómico y que por no tener fueros es pasto de la burocracia y la partitocracia.

 

Mientras los navarros celebran la Gamazada…

 …a nosotros nos queda celebrar la fiesta de la Constitución que nos está destruyendo. ¿Pagamos más impuestos? Sí, pero no echemos la culpa a los demás por ello.