lunes, 22 de febrero de 2016

SUGERENCIA PARA LA FORMACIÓN DE UN GOBIERNO DE MÍNIMOS

Sugerencia para la formación de un Gobierno de mínimos
por José Antonio de Yturriaga


SUGERENCIA PARA LA FORMACIÓN DE UN GOBIERNO DE MÍNIMOS

            Perdido más de un mes tras la celebración de las elecciones generales por la parsimonia y desidia  de Mariano Rajoy  (MR), se ha puesto en marcha el carrusel de la investidura bajo la batuta de un Pedro Sánchez  (PS), resurgido de sus cenizas gracias a la dejación “mariana” y a la indecisión “susana”. Los líderes de los dos principales partidos están chamuscados, aunque el segundo  menos que el primero merced a la respiración asistida que le ha prestado inconscientemente su adversario/enemigo. Felipe González ha dicho –y tiene experiencia al respecto- que el tiempo político de MR ya ha pasado, pero que él aún no lo sabe. No es que no lo sepa, es que no quiere saberlo, y no hay mayor sordo que el que no quiere oír. Huele a cadaverina, pero se tapa las narices y finge  no haberse enterado. PS , a su vez, se ha podrido antes de haber madurado, pero también parece ignorarlo y sigue el lema de “o César o nada”. Con la espalda contra la pared y acosado y puesto en tela de juicio por parte de su propio partido, se ha visto propulsado al primer plano de la actualidad por la “espantá” de MR, que le ha cedido de forma inexplicable el protagonismo en la escena política y mediática..

Graves errores estratégicos de Mariano  Rajoy

            MR ha cometido el craso error de negarse a aceptar la invitación de Felipe VI a formar Gobierno y se ha sentado cómoda y “arriólicamente” en su poltrona a la espera de ver pasar el cadáver de su enemigo por la puerta de Moncloa, pero es posible que, como Carlos V, asista de cuerpo presente a su propio funeral. Ha insistido hasta la náusea en que lo único “serio y sensato” sería la formación de un Gobierno tripartito de coalición PP-PSOE-Ciudadanos (Cs) bajo su presidencia, pero no ha hecho nada significativo para intentarlo. Pese a saber que no tendría éxito en una primera tentativa de investidura, debería haber aceptado el encargo real e iniciado negociaciones con Cs –dado que PS y su partido se habían negado en redondo, no ya a dialogar, sino a sentarse con él- para esbozar un programa reformista de Gobierno que pudiera sumar apoyos y dejar a contrapié a PS, que tendría que justificar públicamente su rechazo a unas propuestas razonables incluidas en su propio programa. Pero no lo ha hecho por temor a recibir bofetadas dialécticas –algunas de ellas bien merecidas- desde todos los rincones del hemiciclo (“¡Señor, aparta de mi este cáliz!”). Ha tenido incluso la desfachatez de criticar “sotto voce” al Rey  por haber encomendado la investidura al líder del segundo partido con más votos tras su inexplicada renuncia, pese a que el monarca no ha hecho más que cumplir estrictamente con su mandato constitucional. Se le hincha la boca para reclamar el Gobierno por ser el PP el partido más votado, pero –con su congénita abulia- se ha negado a hacer frente a la situación y a desbrozar políticamente el camino para ganar la investidura en una segunda intentona en el caso probable de un eventual fracaso del líder socialista. Hubiera estado así  en una situación favorable para recabar el apoyo de partidos no sectarios a un programa reformista negociado con Cs y, -de no lograr la investidura- demostraría que lo había intentado y vería realzada su figura política con miras a la inevitable repetición de las elecciones, una posición que ha cedido -de forma irresponsable y, supongo, inconsciente, aunque Arriolas “haberlos, haylos”- a su principal adversario, que ha salido favorecido y rejuvenecido tras degustar la jalea real facilitada por la antesala del poder.
                                                                       
            Sólo cuando ha percibido la consolidación del “show” de PS y la posibilidad de que triunfe en su empeño, se ha decidido MR a hacer lo que debería haber hecho mucho antes: entrevistarse con Andrés Rivera (AR) y presentarle un proyecto de programa centrado en cinco puntos:1) Creación de empleo inclusivo, de mayor calidad y mejor remunerado, fomento de la contratación indefinida e impulso a la conciliación;2) reforma fiscal “para exigir más a los que más tienen” y mejora de la financiación de las Comunidades Autónomas:3) una agenda social que ponga el foco en las personas en riesgo de exclusión social y garantía de unas pensiones sostenibles:4) un pacto de Estado para mejorar la educación y fomentar la investigación científica;5) el fortalecimiento de la unidad y defensa de la nación, un pacto por las libertades y la lucha contra el terrorismo yihadista, otro pacto para mejorar la calidad de la democracia, la buena gestión en el sector público y la transparencia y la ejemplaridad, reforzamiento de la prevención y sanción de las conductas contrarias al interés general y a la ética pública, agilización de la respuesta penal frente a los casos de corrupción, adecuación del régimen de los aforamientos y reforma del régimen electoral. En definitiva, una reforma de la Constitución sin expresamente “mentar la bicha”. La música suena bien, pero hay que conocer la letra y a quienes interpreten la partitura: director, coro y orquesta. AR la ha recibido bien, pero lo mismo ha hecho con el programa del PSOE, pues es un político muy educado y complaciente, mientras que PS se ha  negado a recibirlo y Pablo Iglesias (PI) y Podemos (Ps) lo han descalificado sin siquiera mirarlo. AR se ha mostrado dispuesto a negociar con el PP una hoja de ruta reformista, pues es consciente de que, sin él, es imposible realizar las reformas necesarias, especialmente la de la Constitución.

La lacra de la corrupción

            En la realidad virtual de su jaula de oro monclovita, MR se sigue mostrando convencido de que los numerosos casos de corrupción que asolan al PP no merman en forma alguna sus posibilidades de formar un Gobierno tripartito de coalición bajo su presidencia, pero se equivoca. Como ha observado Teodoro León –en un acertado artículo sobre “Muerto en funciones”, publicado en “El Mundo”- , el crédito de MR se ha hundido en la ciénaga de la corrupción, que –por su falta de coraje para hacerle frente- ha permitido que se convierta en un estigma, y ahora, paradójicamente, todas las opciones del PP pasan por una decisión valiente suya: apartarse. Su discurso tiene sentido, pero no funciona porque está superado por la percepción de que PS crece día a día como líder, mientras él se ha convertido en un zombi.

            Es curioso que, aunque con retraso, la corrupción sólo parece estar haciendo mella en el PP, pero no en el PSOE –ERE, fraude en los cursos de formación, Mercasevilla…- o en CDC -áffaire Pujol y Cia, caso Palau, caso ITV-. Lo del “cortijo andaluz” es increíble. El PSOE sigue explotando su feudo desde que se restableció la democracia y ha amparado –cuando no protagonizado- un latrocinio institucionalizado de los caudales públicos. Esta corrupción se ha prolongado durante luengos años con la anuencia de la Junta y del PSOE, pero sus dirigentes -Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz- tuvieron que enterarse por la prensa de lo que estaba ocurriendo en su propia casa, y no se acaba de impartir justicia. Y todavía la hábil y eficaz “agitprop” socialista  ha logrado presentar a Susana Díaz como la Juana de Arco capaz de salvar a España, aunque, eso sí, comparada con PS  -“en el reino de los tuertos…”- es una mezcla de Margaret Thatcher, Golda Meyer y Ángela Merkel. El lamentable caso “Gurtel” está siendo superado por las operaciones “Taula” -con la totalidad del equipo municipal de Valencia investigado- o “Púnica”, que ponen de manifiesto que no se trata de actos aislados de “unos pocos golfos” –como decía Chaves- sino que ha afectado colectivamente a las instituciones del PP. El colmo del cinismo y la desvergüenza se han manifestado en el nombre dado por uno de los oligarcas valencianos a su negocio:”¿Qué hay de lo mío?”.

            .Aunque se lo haya ganado a pulso, la situación es injusta con MR, al que falta en empatía y sentido de la realidad lo que le sobra en egotismo y autosuficiencia. Ha sido un eficaz Ministro en distintas carteras y un razonable Presidente de Gobierno –especialmente en el ámbito económico, donde ha realizado una meritoria labor durante la grave crisis padecida-, por lo que es merecedor de una retirada honrosa. Si tuviera sentido de Estado, debería dar un paso al lado y ceder el liderazgo a personas más jóvenes y menos condicionados por el desgaste en el Gobierno y, sobre todo, por la lacra de la corrupción. Sería una pena que, por su empecinamiento, estropeara una larga y fructífera trayectoria política, y tuviera que salir por la puerta de atrás en medio del ludibrio general. Que siga el buen ejemplo de Esperanza Aguirre, que asimismo debería seguir la ex-alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que ha quedado en evidencia.

El Presidente de la CEOE, Joan Rosell ha afirmado que “la ciudadanía exige transparencia, regeneración y corrupción cero”, aunque no haya hecho autocrítica por el papel asumido en ella por los empresarios, ya que tan corrupto es el dante como el tomante. La corrupción es inevitable por desgracia, porque el ansia de riqueza y la codicia son innatas a la condición humana y, donde hay poder –especialmente económico- se produce la corrupción. La adopción de normas para combatirla –incluido el endurecimiento del Código Penal- es necesaria pero insuficiente, si no va acompañada de voluntad política y de presión social para aplicarlas. Hay que controlar las competencias en materia de concesiones y contratas –especialmente en el ámbito  urbanístico-, vigilar de cerca a los responsables y regular los “lobbies”, dando la máxima transparencia y publicidad a los contratos sobre proyectos de obras.

Desmedida ansia de poder de Pedro Sánchez

            Es lógico y aceptable que un político aspire a acceder al Gobierno, pero no a cualquier precio. Pese a haber obtenido los peores resultados en la historia del PSOE, PS se muestra decidido a presidir como sea el Gobierno de la nación, buscando el apoyo de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario menos el PP. Ha negado más veces a MR que San Pedro a Jesucristo -18 hasta la fecha- y rechazado darle su apoyo por activa y por pasiva, lo ha insultado y menospreciado públicamente, se ha negado a entrevistarse con él –cuando finalmente lo ha hecho ha sido como un trámite más en su intento para lograr la investidura y como un gesto en la pre-campaña para los próximas elecciones generales-, no le ha enviado su proyecto de programa de Gobierno y se ha negado a recibir el su yo. Ha dicho que hay que dialogar con todos, pero ha ignorado al partido más votado, con el que tendría que contar “velis nolis” para la necesaria reforma de la Constitución. Se ha mostrado determinado a formar un “Gobierno de progreso” y lanzado los tejos a diestra (Cs y PNV) y a siniestra (Podemos-Ps e IU) para buscar la pareja o la cuadrilla para el baile. Sólo ha dejado fuera de la pista al PP y a los nacionalistas secesionistas, aunque con la boca pequeña, pues está dispuesto a sentarse a negociar con ellos y ya les ha hecho un favor considerable al prestar a CDC y ERC diputados y senadores para que puedan tener grupo parlamentario propio en el Congreso y en el Senado. La fortuna ayuda a los audaces y no cabe negar a PS audacia y confianza en sí mismo, pues no le ha temblado el pulso a la hora de enfrentarse con el PP  y con su propio partido, aunque no tanto con Ps y con los nacionalistas.  

            Ha iniciado con toda fanfarria y alarde publicitario negociaciones con Cs, IU, PNV y  Compromís, y celebrará contactos con CDC y ERC. A estos efectos, ha elaborado un proyecto de programa de Gobierno bastante etéreo e inconcreto, en el que brilla por su ausencia el tema del mantenimiento de la integridad nacional frente al desafío del secesionismo catalán. Ha tendido la mano a Ps, que se ha hecho el remolón, lanzando primero el órdago de formar un Gobierno paritario con PI de vice-todo y condicionando luego el inicio de las negociaciones a que PS rompiera las que celebra con Cs, si bien ambos líderes han admitiado que no sería difícil llegar a un acuerdo dada la coincidencia de posiciones en la mayor parte de los temas.. Al fin ha accedido a sentarse a la mesa negociadora, una vez que presente su propuesta de programa. PS prefiere un Gobierno “progresista y reformista” con Ps y sus asociados, IU y, a ser posible –aunque no lo parezca- con Cs. Para ello necesitaría la colaboración activa (apoyo) o pasiva (abstención) de los nacionalistas, que no dan puntada sin hilo y, cuando más descuidado o necesitado esté el Gobierno, le pasarían una abultada factura. Como ha advertido sin recato Andoni Ortúzar, el PNV quiere cobrar por adelantado las concesiones que le haga el PSOE. Para la otra posible alternativa –un Gobierno con Cs- se requeriría la abstención del PP y MR no está por la labor. PS va tan sobrado que ni se ha molestado en pedirle la abstención, a la que se cree acreedor, pues se queda con la parte ancha del embudo y deja la estrecha al PP. Es increíble el cinismo de PS que da por sentado que MR debería inmolarse políticamente y ofrecerle la abstención del PP, mientras él ha repetido hasta la saciedad que en modo alguno se abstendría para permitir un Gobierno del PP, aunque fuera con un candidato distinto a Rajoy.

            El pueblo soberano se ha expresado de manera que hace indispensable la colaboración de los dos principales partidos. Si sus líderes se ignoran olímpicamente, se insultan de forma barriobajera y no son capaces de dialogar y ni siquiera de estrecharse la mano, es evidente que están de más y deben hacer mutis por el foro. Los dirigentes políticos están prestando oídos sordos al mandato dado por el electorado, que les exige dialogar, transar y ceder en sus egoístas intereses partidarios; ser en definitiva hombres de Estado que acepten lo que el pueblo les demanda: un Gobierno de coalición en beneficio de todos los españoles. Según ha observado Joan Rosell, tenemos que acostumbrarnos a sumar más que a restar, pero nuestros políticos tienen querencia a imitar a Sansón y a hundir el templo para que perezcan todos, judíos y filisteos. La participación del PSOE en el Gobierno sería deseable y el partido cuenta con dirigentes preparados como Emiliano García Page, Pachi López, Guillermo Fernnádez Vara, Javier Fernández e incluso Susana Díaz, pero no bajo la presidencia de PS, que ha dado sobradas muestras de falta de preparación, sectarismo y ambición desmesurada, y cuyas propuestas –según Cayetana Álvarez de Toledo- “revelan un tenebroso vacío político y técnico”. Su equipo más íntimo –los Hernando, Luena y Batet- no le ayudan y, sin embargo, tiene posibilidades de presidir el Gobierno a poco de que Ps –“más vale pájaro en mano…”-  flexibilice sus radicales posiciones y le dé el “sí de las niñas”.

Posición abierta y conciliadora de Andrés Rivera

            Mientras refuerza su aparato organizativo a nivel nacional, Cs se deja querer y ha adoptado una actitud conciliadora e mediadora entre el PP y el PSOE. Está dispuesto a aceptar un Gobierno bipartito con el PSOE o con el PP, un tripartito con PP y PSOE, u otro tripartito con PSOE, nacionalistas “moderados” y Grupo mixto.Tan sólo ha rechazado, de momento, un pacto en el que se integre Ps, al que considera incompatible con sus principios. Está negociando con los dos principales partidos y se muestra sensible a sus propuestas, pero el PSOE ha descalificado la reunión de AR con MR,  calificada por Antonio Hernando de “irresponsable e irrespetuosa con los tiempos constitucionales”. AR cree que MR ha dejado pasar su turno y ha cedido la iniciativa a PS para intentar formar Gobierno, e insiste en que la mejor alternativa es la formación de una gran coalición PP-PSOE-Cs requerida por el electorado, que no se ha equivocado al votar, porque los equivocados  son los que no quieren lograr  un acuerdo.

AR es consciente de que el MR está infectado de la lepra de la corrupción y teme el contagio, pero llega a hacer sutiles distingos entre el Presidente del PP y el partido en cuanto tal. Sin declararlo abiertamente -pues ello supondría el término de las negociaciones con el PP-, ha instado a que sean sus miembros quienes le digan: “¡Márchese, Sr.Rajoy!”. Sin echarle en cara su involucración activa –no así la pasiva-, ha afirmado que los españoles han dejado de confiar en él para que lidere la regeneración política y la lucha contra la corrupción, y le ha propuesto la conclusión de un pacto de Estado al efecto. Ha adoptado una cierta lejanía con en PP para poner de manifiesto que no es su “forma blanca” y evitar el contagio de la corrupción producida en este partido, ya que ha hecho de la lucha implacable contra la misma una de las señas básicas de identidad de Cs. El partido está aún un poco “crúo” –como dicen en mi tierra- y   necesita afirmarse y ganar experiencia. Su pretendida equidistancia, una cierta ambigüedad y la adopción a veces de decisiones salomónicas pueden pasarle factura. AR es el líder más valorado por la opinión pública y Cs se ha asentado como una pieza clave para la gobernabilidad en España con el que es indispensable contar.

Prepotencia y maximalismo de Pablo Iglesias

            El éxito de Ps liderado por PI es innegable, pero se le ha subido a la cabeza. Convencido en su egotismo de que pronto o tarde llegará a presidir el Gobierno de la nación, ha adoptado actitudes maximalistas y prepotentes. Ha reclamado la formación de un Gobierno paritario con el PSOE, se ha negado hasta ahora a negociar la investidura de PS y ha exigido la aceptación del “derecho a decidir” y la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña y otras Comunidades Autónomas, condicionado por su heterogéneas alianzas con los nacionalismos izquierdistas en Cataluña, Galicia y Valencia. PI -que es el factótum de Ps- mantiene la duda hamletiana de colaborar con el PSOE para formar un Gobierno progresista por él inspirado y controlado, o permitir el fracaso de PS para que se repitan unas elecciones en las que aspira a sobrepasarlo y a convertirse en la fuerza de referencia de la izquierda. 

            El Director de “El Mundo”, David Jiménez, se ha preguntado cómo sería un Gobierno de España con Ps y ha contestado que el partido carece de un proyecto integrador común para la nación, sus propuestas son irrealizables –ya decía Francisco de Quevedo que “nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”- y sus líderes han mostrado su admiración por un régimen tan impresentable como el de Venezuela. ¿Ven en ese modelo el ejemplo a seguir?. Ps y sus partidos hermanos están demostrando su incapacidad para la gestión y su determinación de gobernar sólo para quienes le votaron y piensan como ellos, y su prioridad no parece ser el servicio público sino la ganancia de tontas batallas ideológicas. Al final va a resultar que la “nueva política” no es más que “mantener a su manera los vicios de la vieja y prometer que, una vez alcanzado el Shangai-La, el líder hará que el sol se ponga sólo cuando le convenga al pueblo”. La mayor parte de los ciudadanos y los empresarios temen la formación de lo que Casimiro García Abadillo ha calificado humorísticamente de “Gobierno Picapiedra” (Pedro y Pablo), la alianza del PSOE con Ps e IU, con la aquiescencia de los independentistas.. Para Rosell, el programa económico del PSOE no es realista en un país asfixiado por la deuda y con la necesidad urgente de recortar el déficit, y resulta imposible de realizar.  La política económica que PS –un Rodríguez Zapatero-bis, corregido y aumentado- pretende re-implantar fue la que provocó el hundimiento de la economía española y el brutal incremento del paro, y que puso a la nación a los pies de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis  moderno –Comisión Europea, Eurogrupo. BCE y FMI-  Si a ello se añaden la asunción de las medidas populistas propuestas por Ps –que supone un considerable aumento del gastos público- y las concesiones adicionales a los nacionalistas, las perspectivas no pueden ser más catastróficas. Sin embargo, las fundadas advertencias lanzadas desde el Gobierno parecen caer en saco roto por su falta de credibilidad y no hacen sino provocar un aumento del aapoyo a Ps.

            Si finalmente ni MR ni PS obtuvieran la investidura, se haría inevitable la repetición de las elecciones generales, lo que sería sumamente desfavorable para el país,  amén de que no resolvería nada, pues –como ha observado Felipe González- es más que probable que no cambiara en gran medida el equilibrio de fuerzas, y ha advertido a Susana Díaz: ”Darling, yo de ti no lo haría” Según el último sondeo del CIS, apenas se producirían variaciones y nos encontraríamos con una situación similar a la actual, salvo el posible “sorpasso” del PSOE por Ps. También es posible que aumentara  la abstención ante el lamentable espectáculo que está ofreciendo la mayoría de los políticos. En el ínterin, la prolongada ausencia de un Gobierno estable provocaría un vacío de poder que sería nefasto en un momento de incremento del secesionismo catalán con el pulso al Estado de la Generalitatsu Presidente, Carles Puigdemont, ha reafirmado que se proclamará la República de Cataluña en el plazo de 18 meses previsto por el Parlament- y el recrudecimiento de la crisis económico-financiera global -en lo que va de año, el Ibex ha perdido más de €100.000 millones, 10% del PIB nacional, y la prima de riesgo ha empezado a subir-.

Posible formación de un Gobierno presidido por Albert Rivera o un independiente

            La política es “el arte de lo posible” y provoca a veces extraños compañeros de cama, por lo que no cabe descartar que, a última hora, se produzca una rocambolesca solución a la catalana, aunque no parezca previsible. Ante el probable fracaso  de PS y de MR y el consiguiente bloqueo de la situación, para evitar la repetición de las elecciones se me ha ocurrido una fórmula que creía que no había sido propuesta hasta ahora por nadie: la formación de un Gobierno tripartito de coalición de Cs con un PP liberado de MR y un PSOE liberado de PS o –si éste se siguiera negando- un bipartito Cs-PP, presidido uno u otro por AR o por una personalidad de prestigio, independiente y no partidaria, que resultara generalmente aceptable. Hoy se ha revelado que Esperanza Aguirre ha sugerido en privado que la salida pasa por ofrecer el Gobierno a  AR .Para ello sería necesario que tanto MR como PS estuvieran dispuestos a hacerse un “hara-kiri” patriótico en beneficio de todos los españoles. Como ha declarado la propia Aguirre, poniendo presión sobre MR, “no es tiempo  de partidismos ni de personalismos, sino de sacrificios y de cesiones”. ¿Estarían dispuestos MR y PS a hacer este sacrificio y aceptar la presidencia de AR o de una tercera persona cualificada?. Ya falta menos para saberlo

Madrid, 15 de Febrero de 2016 .      




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