martes, 19 de abril de 2011

Bancos de tiempo y redes de trueque

BANCOS DE TIEMPO: potencial de riqueza


Es bien conocido que los problemas inherentes a la energía, al agua, a los alimentos, a la contaminación, al descomunal monopolio usurocrático monetario y también a la explosión demográfica son cada día más difíciles de resolver, por lo se habla ya de un “excedente social” que, valga la redundancia, “sobra” en el planeta. La eliminación de este sobrante se hace con hambrunas, con guerras, con epidemias, con gigantescas migraciones y otros procedimientos que desdicen del alto grado de progreso alcanzado en nuestros días.


En lo que se refiere a los países desarrollados no es difícil apreciar de donde proceden los “excedentes sociales”: los trabajadores que antes veíamos en el campo, las fábricas y los puertos ya no están ni son necesarios. Los han reemplazado las máquinas, los robots, las computadoras, las redes electrónicas integradas y las telecomunicaciones, ya advertido por J.Rifkin allá en el año 1996 en su obra “El fin del trabajo”.

“Un número cada vez menor de trabajadores serán necesarios para fomentar la producción de bienes y servicios. El valor de mercado de la mano de obra disminuye y seguirá haciéndolo”.  (11)

(11) Jeremy  Rifkin . El fin del trabajo, Nuevas tecnologías contra puestos de
trabajo: el nacimiento de una nueva era. Buenos Aires, Piados, 1997. p.
277.

Muchos trabajadores válidos pero sin dinero para pagarlos, lo que lleva al paro allí donde hay una necesidad urgente de trabajo para la supervivencia de base. . Si estas gentes rechazan trabajar sin remuneración monetaria, no obtendrán nada en ningún momento. Pero si aceptan trabajar a cambio de otros servicios sin paso previo por la moneda convencional, como es el caso de los bancos de tiempo en que el tiempo de trabajo es la medida del cambio o moneda alternativa, es posible entoces movilizar una enorme cantidad de riqueza.


Otro nombre de los bancos de tiempo son las redes de trueque, cuyo desarrollo más notable tuvo lugar en la Argentina: la Red de Trueque Argentina que tuvo imitaciones en otros países sudamericanos. Comenzó a funcionar en 1995 y se expandió a raíz de la crisis bancaria de 2001 denominada de  “los corralitos”; llegando a ser un refugio de hasta un  30% de la población de Argentina, actuando como una especie de Cruz Roja económica en aquella catástrofe. Un esfuerzo de unos seres humanos que decidieron no resignarse ante la expulsión, exclusión y el olvido, planteando proyectos de autosuficiencia y desarrollo local, que llevaron a la práctica microemprendimientos en los que nadie creía, en medio de una conmoción productiva. Y sobre todo la percepción de un crecimiento innovador que no se detiene ni se agota. Aún con programas de gobierno que "tapan" el problema social con clientelismo político y asistencialismo.

Los fundamentos del club de trueque son  tan simples como audaces:

¿Es posible hacer reparar el frigorífico sin pagar una peseta, pero ofreciendo a cambio el propio trabajo, sea comida macrobiótica, tartas, cuidado de niños o enfermos, clases de idiomas o una consulta ginecológica? Sí, es posible.
¿Se puede contratar un servicio de traducciones y abonar con productos de huerta, un tratamiento odontológico, con clases de solfeo, masajes o clases de informática? Sí, es posible.
El dinero condiciona seriamente nuestra realización plena como seres humanos. La ayuda recíproca debiera sustituir a la competencia estéril, el lucro y la especulación.
El Club del Trueque forma parte de una Red de autoayuda empresaria donde el objetivo no es el lucro, sino mejorar la calidad de vida. El trueque multirecíproco que practicamos es un sistema de intercambio sencillo e imaginativo mucho más evolucionado que el trueque recíproco de la antigüedad. En él, cada socio produce artículos o servicios y a la vez también consume lo que otros miembros del club ofrecen sin necesidad de usar dinero (productor-consumidor o prosumidor). El dinero es reemplazado por una herramienta de intercambio que en nuestro club se llama «NODINE» (no dinero), el cual es generado por uno mismo a través del propio trabajo y su valor inicial es equivalente a la moneda del mercado. Esto permite que grupos de personas de una misma región o de diferentes regiones y países intercambien bienes y servicios en un trato recíproco y amigable, con conciencia ecológica en donde todos salen ganando y ninguno pierde.
¿Ventajas? Comprar cosas o utilizar servicios sin meter la mano en el bolsillo.
Función del trueque: vincular a los productores con los consumidores sin tener que recurrir al dinero para sus transacciones. Y su finalidad es no sólo facilitar la inserción de la gente al mercado, sino también, que quienes ingresan tengan la oportunidad de capacitarse, crear su empresa, su propia producción, sin intermediarios y sin recurrir a préstamos bancarios, es decir, intentar un emprendimiento sin morir en el intento. (6)
Esta red facilitaba la utilización de las capacidades humanas desaprovechadas, no en el sentido de de proporcionar un trabajo asalariado por cuenta ajena, sino en el sentido de que es uno mismo quien ofrece la ocupación, y no el club quien la da. Una herramienta que mostró su efectividad en la Argentina en el momento de una crisis aguda, con una capacidad que otras organizaciones sociales no pudieron mostrar, incluyendo por supuesto al mismísimo gobierno

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