- Plaza Cataluña: Cataluña resiste al nazionalismo
- Cena de Cristo Rey 2015, Madrid 31 de octubre
- Obituario de Vicente Ugarte del Pino en ABC
Barcelona, 13 octubre 2015, San Eduardo, Rey de Inglaterra, confesor. (Corresponsal). A pesar del boicot de los partidos políticos y "asociaciones" (financiadas por aquéllos) constitucionalistas; a pesar de la tremenda campaña de desinformación, intoxicación y manipulación por parte de las instituciones y medios de comunicación controlados por el sistema; sin medios económicos, más que la decidida militancia de voluntarios que difundieron una humilde propaganda. Pese a todas estas circunstancias adversas, decenas de miles de catalanes de forma natural y espontánea llenaron el centro de Barcelona desde primeras horas del lunes 12 de octubre. Muchos balcones se engalanaban con los colores rojo y gualda, desafiando las amenazas y violencia de la extrema izquierda, okupa y proetarra, que tiene vía libre en Cataluña.
La campaña del Goliath del sistema contra el David del 12-O pudo hacer algo de mella. Sirva como anécdota cómo muchos parroquianos de una céntrica casa de comidas barcelonesa, de ambiente rugbístico, en la que se improvisó una comida de algunos tradicionalistas, se mostraron contrariados al averiguar a la llegada de éstos con sus banderas que la concentración del 12-O sí se había realizado. La gran mayoría de los presentes hubiese querido asistir, pero por la campaña de los medios de comunicación pensaron que este año no se realizaba.
Desde la insigne casa de La Pedrera, obra del tradicionalista Gaudí que posee elementos de honda significación religiosa (hoy día ocultados por las guías oficiales) descendió por el Paseo de Gracia una marea de banderas catalanas y españolas, junto a una notable presencia de cruces de San Andrés o de San Jorge. Diversos grupos de tradicionalistas participaron en la marcha desde distintas alturas, desde el principio hasta el final, con un grupo mayoritario junto a la pancarta de Somatemps. Fueron muchísimos los catalanes que se quisieron fotografiar con las cruces de San Andrés, las boinas rojas o una preciosa imagen del Inmaculado Corazón de María portado por unos tradicionalistas del Baix Ebre. Muchos catalanes entonaban canciones carlistas, daban vivas a Cristo Rey (de lo que se han hecho eco diversas crónicas de diferentes periódicos y medios digitales) o evocaban la existencia de algún antecedente familiar carlista en su familia. También recibieron el afectuoso saludo de muchos concejales de la Plataforma por Cataluña que organizaron una muy vistosa y colorista comitiva. Diversos medios de comunicación entrevistaron a varios jóvenes tradicionalistas. Llegando a la Plaza de Cataluña algunos tradicionalistas aprovecharon para tomar un café en el mítico Navarra, fundado, como recordó su actual gerente, por los requetés de la Vª de Navarra que liberaron Barcelona el 27 de marzo de 1939 y que siempre fue punto habitual de reunión y tertulia carlista.
En Plaza Cataluña otros tradicionalistas atendían los puestos de venta del cómic Cataluña. La Historia tanto en su versión en catalán como en castellano. Uno de sus autores, Manuel Acosta, no daba abasto para firmar tantas dedicatorias. Los discursos de Plaza Cataluña tuvieron un valor muy desigual, pero la intervención vibrante de Javier Barraycoa fue sin duda la más celebrada y aplaudida. Una arenga sin medias tintas, dejando en evidencia a separadores y a separatistas, fundamentada en firmes argumentos de derecho natural, realizando un llamamiento a la resistencia contra la tiranía y avisando que esta masa del pueblo catalán que se congregaba en Plaza Cataluña era el verdadero enemigo de Artur Más y de los nazionalistas, y no el Gobierno cipayo de Madrid, aliado de la devastación separatista. Ideas fuerza que Josep Alsina, presidente de Somatemps, se encargó de subrayar en su discurso de cierre del acto, en lengua catalana. La interpretación de la Marcha Real fue el colofón de la parte más reivindicativa del acto. Tras éste, diversas asociaciones culturales de hispanoamericanos en Cataluña interpretaron muestras de folclore indígena, mestizo y criollo hasta las 15 horas, que fueron muy aplaudidas por el público que aún se mantenía en Plaza Cataluña con sus banderas catalanas y españolas, y que siguieron dando colorido a todo el centro de Barcelona en terrazas, bares y restaurantes.
La presencia de tantas asociaciones de hispanoamericanos de Cataluña sirve por sí misma de mentís a las imbéciles declaraciones de la "pájara" que Barcelona sufre como alcaldesa, quien se permitió hablar, ni más ni menos, que de celebración "de genocidio"... Quizá por eso en los territorios de la antigua Monarquía hispánica hay 80 millones de indígenas americanos, asiáticos o africanos; muchos de los cuales residen ahora en España y no pocos en Cataluña manteniendo su cultura, costumbres, e incluso lenguas, gracias a la escritura que trajeron los evangelizadores españoles.
Por la tarde algunos tradicionalistas estuvieron en la presentación del libro Cuando éramos invencibles, de Jesús Ángel Rojo, con ilustraciones del pintor catalán de estirpe carlista, trasterrado de su tierra como otros miles de catalanes cuyo arte no es agradable al establishment nazionalista, Augusto Ferrer-Dalmau. Y en la Santa Misa según el rito romano tradicional, donde (como en muchas parroquías y capillas de Barcelona) se veneró a la Santísima Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad.
La campaña del Goliath del sistema contra el David del 12-O pudo hacer algo de mella. Sirva como anécdota cómo muchos parroquianos de una céntrica casa de comidas barcelonesa, de ambiente rugbístico, en la que se improvisó una comida de algunos tradicionalistas, se mostraron contrariados al averiguar a la llegada de éstos con sus banderas que la concentración del 12-O sí se había realizado. La gran mayoría de los presentes hubiese querido asistir, pero por la campaña de los medios de comunicación pensaron que este año no se realizaba.
Desde la insigne casa de La Pedrera, obra del tradicionalista Gaudí que posee elementos de honda significación religiosa (hoy día ocultados por las guías oficiales) descendió por el Paseo de Gracia una marea de banderas catalanas y españolas, junto a una notable presencia de cruces de San Andrés o de San Jorge. Diversos grupos de tradicionalistas participaron en la marcha desde distintas alturas, desde el principio hasta el final, con un grupo mayoritario junto a la pancarta de Somatemps. Fueron muchísimos los catalanes que se quisieron fotografiar con las cruces de San Andrés, las boinas rojas o una preciosa imagen del Inmaculado Corazón de María portado por unos tradicionalistas del Baix Ebre. Muchos catalanes entonaban canciones carlistas, daban vivas a Cristo Rey (de lo que se han hecho eco diversas crónicas de diferentes periódicos y medios digitales) o evocaban la existencia de algún antecedente familiar carlista en su familia. También recibieron el afectuoso saludo de muchos concejales de la Plataforma por Cataluña que organizaron una muy vistosa y colorista comitiva. Diversos medios de comunicación entrevistaron a varios jóvenes tradicionalistas. Llegando a la Plaza de Cataluña algunos tradicionalistas aprovecharon para tomar un café en el mítico Navarra, fundado, como recordó su actual gerente, por los requetés de la Vª de Navarra que liberaron Barcelona el 27 de marzo de 1939 y que siempre fue punto habitual de reunión y tertulia carlista.
En Plaza Cataluña otros tradicionalistas atendían los puestos de venta del cómic Cataluña. La Historia tanto en su versión en catalán como en castellano. Uno de sus autores, Manuel Acosta, no daba abasto para firmar tantas dedicatorias. Los discursos de Plaza Cataluña tuvieron un valor muy desigual, pero la intervención vibrante de Javier Barraycoa fue sin duda la más celebrada y aplaudida. Una arenga sin medias tintas, dejando en evidencia a separadores y a separatistas, fundamentada en firmes argumentos de derecho natural, realizando un llamamiento a la resistencia contra la tiranía y avisando que esta masa del pueblo catalán que se congregaba en Plaza Cataluña era el verdadero enemigo de Artur Más y de los nazionalistas, y no el Gobierno cipayo de Madrid, aliado de la devastación separatista. Ideas fuerza que Josep Alsina, presidente de Somatemps, se encargó de subrayar en su discurso de cierre del acto, en lengua catalana. La interpretación de la Marcha Real fue el colofón de la parte más reivindicativa del acto. Tras éste, diversas asociaciones culturales de hispanoamericanos en Cataluña interpretaron muestras de folclore indígena, mestizo y criollo hasta las 15 horas, que fueron muy aplaudidas por el público que aún se mantenía en Plaza Cataluña con sus banderas catalanas y españolas, y que siguieron dando colorido a todo el centro de Barcelona en terrazas, bares y restaurantes.
La presencia de tantas asociaciones de hispanoamericanos de Cataluña sirve por sí misma de mentís a las imbéciles declaraciones de la "pájara" que Barcelona sufre como alcaldesa, quien se permitió hablar, ni más ni menos, que de celebración "de genocidio"... Quizá por eso en los territorios de la antigua Monarquía hispánica hay 80 millones de indígenas americanos, asiáticos o africanos; muchos de los cuales residen ahora en España y no pocos en Cataluña manteniendo su cultura, costumbres, e incluso lenguas, gracias a la escritura que trajeron los evangelizadores españoles.
Por la tarde algunos tradicionalistas estuvieron en la presentación del libro Cuando éramos invencibles, de Jesús Ángel Rojo, con ilustraciones del pintor catalán de estirpe carlista, trasterrado de su tierra como otros miles de catalanes cuyo arte no es agradable al establishment nazionalista, Augusto Ferrer-Dalmau. Y en la Santa Misa según el rito romano tradicional, donde (como en muchas parroquías y capillas de Barcelona) se veneró a la Santísima Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad.
Reportaje fotográfico del Día de la Hispanidad en Barcelona, accesible para todos, en este enlace: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1183026888381006.1073741841.148048138545558&type=1&l=ce7a3699c2
Madrid, sábado 31 octubre. Cena de Cristo Rey 2015. 21:00, Restaurante Paolo. Cubierto: 36 euros (estudiantes y parados: 28 euros). Reservas: teléfono 622796664, correo electrónico
Madrid, 8 octubre 2015, Santa Brígida de Suecia, viuda. El diario ABC de este jueves publica en su página 60 un obituario de Vicente Ugarte del Pino (de cuyo fallecimiento en Lima el 6 de octubre último ya tienen noticia los seguidores de FARO), por el profesor Miguel Ayuso:
El maestro de la tradición peruana: Vicente Ugarte del Pino (1923-2015)
Acaba de fallecer en Lima, a los 92 años de edad, el jurista peruano Vicente Ugarte del Pino. Hijo de un ilustre abogado y nieto de un no menos ilustre militar, Vicente Ugarte fue educado en el cultivo de las virtudes cristianas en el seno de un hogar amante de la tradición española. Por eso no es extrañar que, tras haber seguido las carreras de Letras y Derecho en la Universidad Mayor de San Marcos, y graduado con una tesis sobre "Juan de Ovando y la concepción dual del gobierno de las Indias", eligiera España para seguir sus estudios doctorales. Pese a los denodados esfuerzos de las instituciones culturales británicas por retenerlo cuando, camino de Madrid, pasó una temporada en Londres en 1948. España era su vocación y su destino. Y entre nosotros, como becario del Instituto de Cultura Hispánica, transcurrieron algunos de los años más felices de su vida e hizo amistades que se han demostrado --por el dogma de la comunión de la santos-- resistentes incluso a la muerte.
Estudió en la entonces Universidad Central de Madrid con el historiador del derecho Alfonso García Gallo así como con el internacionalista Luis García Arias, y el magisterio eximio de ambos determinó al joven prometedor a orientarse precisamente a ambas disciplinas, que cultivó con notable éxito durante casi setenta años. De Cultura Hispánica, de su periodo de residente en el a la sazón recién creado Colegio Mayor Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe, de la peregrinación de estudiantes hispanoamericanos a Santiago del año 1949, de todo guardaba recuerdo imborrable que evocaba con frecuencia con su estilo fluvial de conversador inagotable.
Decano del Colegio de Abogados de Lima durante la dictadura de Velasco Alvarado --que lo hizo detener, sin lograr doblegarlo--, fue sucesivamente Presidente de la Corte Suprema del Perú, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos y Presidente del Tribunal de Justicia del Acuerdo de Cartagena situado en Quito. El número de sociedades científicas a las que no se limitaba a pertenecer sino que con frecuencia también presidía resulta incontable. Baste recordar la Sociedad Peruana de Historia, de la que ha sido el alma, o la Academia Peruana de Ciencias Morales y Políticas, que impulsó en su condición de correspondiente de la madrileña. El Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional, del que fue pieza fundamental durante muchos años, lo había dejado de frecuentar elegantemente tras ciertas injusticias que no había querido soportar. Lo ha sido todo en la abogacía, en la magistratura, en la universidad, en la academia. Ya octogenario todavía sería designado por el gobierno peruano para integrar la comisión de juristas que defendían sus intereses en la controversia con Chile sobre el mar territorial que se ventilaba ante el Tribunal Internacional de La Haya. Eso le permitió cruzar el Atlántico varias veces al año durante algunos, lo que aprovechaba sin excepción para pasar por Madrid, por más que le alargara el viaje provocándole incomodidades no pequeñas y más a su edad.
Aunque lo conocía de antes, no en vano era gran amigo de dos de mis maestros más queridos --el catedrático Francisco Elías de Tejada, que lo había incorporado en los años setenta del siglo pasado al grupo fundador de la Asociación de Iusnaturalistas Hispánicos Felipe II, y el académico Juan Vallet de Goytisolo--, los últimos quince años tuve ocasión de gozar de largas horas de su conversación, en Lima como en Madrid. Descubrí así el fulgor de lo que sus libros y cursus honorum apenas dejaban entrever cuando no velaban. Un caballero cristiano, con una alegría perennemente juvenil y un punto de ingenuidad no exenta de picardía que hacía que todos le quisieran mientras él hacía lo que quería. De una generación a la que las luchas ideológicas de los años treinta y su desembocadura de la guerra dejaron huella indeleble, su corazón y su cabeza se alinearon entonces para siempre. En el hondón de su alma se hallaba así un tradicionalismo esencial y positivo del que era plenamente consciente, pese a que sus vivencias se hubieran desenvuelto más bien en otros predios de la España nacional y sus viejas amistades hubieran pasado de la Falange al liberalismo siguiendo un curso enteramente lógico. No había olvidado lo que unos mozos navarros, al paso de la peregrinación universitaria antes referida, les habían espetado con una cierta ferocidad mientras les arrancaban la boina roja que llevaban como un elemento más de la uniformidad del partido único y sus organizaciones juveniles: el llevar esa boina se gana con sangre. Sesenta años después, al contármelo, le brillaban los ojos. Igual que al concluir: yo también hubiera sido requeté. Por eso, cuando el año pasado Don Sixto Enrique de Borbón le creaba Caballero de la Legitimidad Proscrita, no hacía sino rubricar un deseo profundo honrado a lo largo de toda una vida. El principal discípulo y colaborador de la parte final, el profesor Fernán Altuve-Febres, una de las inteligencias más extraordinarias de las últimas generaciones de la estirpe del tradicionalismo hispánico, que le ha acompañado fiel y piadosamente durante todos estos últimos años, le ha seguido también y aun le ha afianzado en esta caballería andante. Hace dos años, cuando Vicente iba a cumplir noventa, supe por Altuve de la fiesta y el homenaje que se le preparaban. No lo dudé. Tomé un avión, aparecí en la fiesta y al día siguiente tuve el honor de hablar en el homenaje que le rindió el Colegio de Abogados de Lima. No se tiene todos los días el privilegio de honrar hombres del temple de Vicente Ugarte del Pino. Y cuando están vivos y coleando. Ahora que nos ha dejado lo recuerdo con la frescura inmarchita de casi todas sus horas.
Requiescat in pace.
Vicente Ugarte del Pino había nacido en Lima el 12 de junio de 1923, ciudad en la que ha muerto el pasado 6 de octubre de 2015.
Avisos y convocatorias, más temas de interés candente o permanente: #elecciones; la #Desamortización y sus consecuencias y continuidad actuales; el continuado expolio de los bienes #comunales y su defensa; la corrupción constitutiva del régimen vigente, su #Consticorrupción; la escalada británica de provocaciones en #Gibraltar; la #Cristiandad, la #Hispanidad y la #Contrarrevolución... Muchos más y, por supuesto, todo lo relacionado con el #Carlismo y la #Tradición. Sígalos con FARO, #tradicionalista, #carlista, en Facebook y Twitter.
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