La ocupación ideológica de los cuartos de baño
La ocupación ideológica de los cuartos de baño ya es la última gran cruzada de Obama, quizá, el presidente que más ha hecho por reducir la sociedad a un campo de batallas culturales en las que no se hacen prisioneros. El Departamento de Justicia emitirá este viernes una circular dirigida a todos los colegios públicos del país, que dan servicio al 88% de la población escolar, exhortándoles a permitir que los alumnos transexuales usen el cuarto de baño y el vestuario del gimnasio que quieran. El New York Times ha adelantado en exclusiva algunos párrafos de la directiva.
La circular no tiene fuerza de ley en un país donde la gestión de los distritos escolares es una competencia de los Estados. Sin embargo, el Departamento de Justicia amenaza a los colegios con demandas judiciales y con retirarles los fondos federales que reciben en la actualidad, si no adoptan los baños transgénero. A ver quién es el valiente que, desde la Dirección de un colegio público en un distrito cualquiera, se atreve a desafiar al aparato del poder federal. La utilización del Departamento de Justicia y el tono conminatorio de la circular son su verdadero mensaje. Hablan de lo que Obama está dispuesto a hacer para que sus propios valores se impongan a toda la sociedad.
La iniciativa se inscribe en el contexto de la ofensiva de Washington contra el Gobierno de Carolina del Norte, por la ley local de libertad de conciencia. Esta misma semana, el Departamento de Justicia presentó una demanda judicial por vulneración de derechos civiles contra la Administración del gobernador Pat McCrory, y este, a su vez, demandó al Departamento de Justicia por inmiscuirse en la autonomía de los Estados.
En Carolina del Norte y otros Estados, el acceso a cuartos de baño y vestuarios públicos aún está guiado por el sexo de los usuarios, no por la identidad de género declarada individualmente. Al mismo tiempo, la nueva ley local da libertad a los residentes frente al hecho de las uniones homosexuales: nadie puede ser obligado a colaborar en la promoción ideológica del matrimonio del mismo sexo, en contra de sus convicciones. Un ejemplo: el dueño de una pastelería está obligado a vender una tarta de boda a una pareja homosexual, pero no a decorarla con símbolos o expresiones que promocionen el matrimonio de personas del mismo sexo. No es un ejemplo imaginario. Ha ocurrido en Irlanda, y sus protagonistas, un joven matrimonio de panaderos, se enfrentan a un proceso penal por homofobia.
¿Por qué los cuartos de baño públicos se han convertido en algo tan importante en el debate político? Seguramente, los padres de una chica adolescente lo tendrán claro. Simplemente, no les hace ninguna gracia la idea de que su hija comparta el vestuario del colegio con chicos a una edad en la que las hormonas parecen el centrifugado de tu lavadora. Pero hay algo más, detrás de un debate que está instalándose también en Europa e Iberoamérica. Se trata del cuerpo, la última frontera de la intimidad, la página en blanco donde las ideologías colectivistas se disponen a escribir las leyes con las que vivirá una humanidad que volverá a ser tribal, o sea, dócil.– V. Gago
[The New York Times, Univisión, Actuall, en inglés y en español]
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