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El Gobierno español en funciones y el embajador de Estados Unidos en Madrid, James Costos, han alertado de la “amenaza real” de la discriminación por motivos religiosos en el mundo, en el marco de unas jornadas sobre libertad religiosa celebradas hasta este martes en la Casa Árabe y la Casa Sefarad Israel de Madrid.
El ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, dijo que “lamentablemente, no se puede decir que la libertad religiosa esté suficientemente protegida” y que “hay muy poderosas razones para no desatender una amenaza real, la que tiene que ver con la intolerancia y la discriminación”.
En el mundo se producen a diario “múltiples y graves ataques” contra la libertad religiosa, observó el ministro en funciones, para quien los fenómenos de intolerancia están adquiriendo “dimensiones preocupantes”.
El embajador Costos, por su parte, apuntó que “ninguno es tan ingenuo como para pensar que la discriminación ya no es una lacra”. Citó al presidente Obama al invitar al diálogo como método para acabar con los ataques a las personas por pertenecer a una religión. “No es corrección política” –dijo Costos, transcrito por la agencia española Europa Press–. El mundo no nos respeta por nuestros arsenales sino por nuestro respeto a los otros”.
¿Echas en falta algo en todo este brindis? Este editor, también. ¿Qué tal, por ejemplo, un poco de llamar-las-cosas-por-su-nombre? ¿Y un cuarto y mitad de exactitud en los términos del análisis?
Porque la “amenaza real” de la que hablan el ministro Catalá y el embajador Costos no es una discriminación genérica por difusos motivos religiosos, sino el yihadismo en guerra con Occidente por sus valores. Los “múltiples y graves ataques” de los que se duelen no son incidentes aislados de un fenómeno que aún está por identificar, sino un genocidio contra los cristianos en los lugares del mundo donde el Islam está haciendo la guerra a la civilización occidental. No hay grupos armados quemando mezquitas en nombre de Jesús, ni degollando infieles musulmanes, ni quemando vivos a niños y adultos como hizo Boko Haram este mismo domingo en una aldea del norte de Nigeria.
Negarse a mirar la realidad de frente es ayudar a multiplicar los problemas. Costos y Catalá representan el discurso políticamente correcto que equipara a todas religiones como focos de intolerancia. Para este discurso, es igualmente “intolerante” cerrar una mezquita donde se predica el odio en Francia que decapitar a un centenar de cristianos en Siria. Una cosa lleva a la otra, se asume en ese discurso. En vísperas de la anexión de Austria y la ocupación de Polonia, Costos y Catalá habrían recetado el diálogo con Hitler como antídoto contra la abstracta “intolerancia”.– V.Gago
[Con información de Europa Press y Actuall]
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