martes, 15 de diciembre de 2015

La tecnocracia o la coartada de todos los incumplimientos de Rajoy

La tecnocracia o la coartada de todos los incumplimientos de Rajoy

El PP cuenta los días para agotar una legislatura en la que ha obviado la parte de su ideario que alude a los principios. "La economía lo es todo" ha sido la frase favorita de Rajoy durante un mandato marcado por las patadas al programa electoral.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy / Efe
Mariano Rajoy llegó al poder en noviembre de 2011 determinado por la urgencia de la situación económica. Al final, aquello fue la coartada para no atender la agenda de promesas ajenas a la economía: aborto, sistema de elección de jueces, Bildu en las instituciones…
Ahora que apenas faltan días para las elecciones generales y el PP puede ser desalojado del poder, se vuelve a repetir la historia: los populares habrán pasado una vez más por el Gobierno sin haber convertido en ley la parte más sensible de su programa electoral.

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Los temas relativos a la vida, la familia y la unidad de España han sido desechados por el ejecutivo de Mariano Rajoy, como si la urgencia de la economía impidiera gestionar estos asuntos.
Porque es verdad que a su llegada a la Moncloa en noviembre de 2011, el presidente del PP encontró un país al borde del rescate económico, pero precisamente esa coyuntura ha sido utilizada para ignorar los compromisos en otros terrenos que requieren la batalla ideológica frente a la hegemonía cultural de la izquierda. Pero combatir da pereza.

El TC, la mejor excusa

No hace tanto, durante la primera legislatura de Zapatero, el PP de Rajoy no mostraba esos síntomas de indolencia. Eran los tiempos en los que se sumaba entusiasta a las multitudinarias manifestaciones contra la agenda doctrinal del zapaterismo: matrimonio homosexual, aborto (Ley Aído), ideología de género, ley de Memoria Histórica…
Pero no sólo era cuestión de pisar la calle, que el PP plasmó su negativa presentando tres recursos ante el TC sobre el matrimonio homosexual, la presencia de Bildu en las instituciones y la ley del aborto.
El tribunal -entonces presidido por Pascual Sala, de tendencia progresista- validó las dos primeras cuestiones, mientras que aún no se ha pronunciado por la última. Cinco años y medio después, el Constitucional sigue mudo.
Cuando estaba en la oposición, el PP presentó tres recursos ante el TC sobre el matrimonio homosexual, la presencia de Bildu en las instituciones y la ley del aborto
En realidad no se podía esperar otra cosa de una Justicia politizada. Curiosamente, con esto también prometió acabar el PP a través de un nuevo sistema de elección de jueces, algo de lo que tras casi cuatro años no se ha oído hablar… hasta cinco minutos antes de las elecciones.  
Hace poco Rajoy confesó que estudiaba la regulación del Tribunal Constitucional y del Consejo del Poder Judicial para modificar el sistema de elección de sus miembros en la siguiente legislatura. Casualmente de todos estos incumplimientos habla al final de su mandato, quizá por eso el presidente se ha animado a plantear la reforma del Senado y la modificación del reglamento del Congreso.
También sorprende que con el mayor poder que un gobierno haya disfrutado en democracia (186 diputados), Mariano Rajoy apelara al ‘consenso’ con el resto de fuerzas políticas -los que aprobaron la Ley Aído– para sacar adelante la reforma del aborto.

Entre el inmovilismo y la pereza

Otra evidencia de que que desde el principio no había voluntad para aprobar la ley. Así se lo hizo ver al presidente el gurú de las encuestas en el PP, Pedro Arriola. Bolinaga fue excarcelado como antes lo fue De Juana Chaos, el matrimonio gay, la ideología de género y la ley de la Memoria Histórica, ni tocarlas, y la reforma del aborto prevista nunca llegaría a ver la luz. Por esto último dimitió Gallardón.
Muy al final y casi de tapadillo, lo único que el Gobierno decidió cambiar en el texto de la socialista Bibiana Aído fue lo relativo a que las menores pudiesen abortar sin permiso paterno. Un retoque tan light que ni mucho menos dejó satisfecho a un grupo de diputados populares partidarios del texto original de Ruiz Gallardón.
“Cambiaremos el modelo de la actual regulación para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”, señalaba el programa electoral. Al no ver cumplido este objetivo, los diputados del PP Lourdes Méndez, Eva Durán, José Eugenio Azpiroz y Antonio Gutiérrez Molina votaron en contra en el Congreso.
“Cambiaremos el modelo de la actual regulación para reforzar la protección del derecho a la vida”, decía el programa del PP sobre el aborto
Rajoy tomó nota y escogió la purga como el destino para todos sus díscolos provida: hoy, ninguno de los 10 diputados y senadores que exigieron a su partido que cumpliera el programa electoral está en las listas para las próximas elecciones generales.
Tras el abandono de Gallardón, la sensación de derrota y pesadumbre se instaló en la derecha social, una vez más, traicionada por unos gobernantes entregados a la aritmética de las encuestas y al complejo de inferioridad que sienten frente a la izquierda.

Sin tocar la Memoria Histórica de Zapatero

A pesar de todo, el Gobierno sabe que su electorado más decepcionado por este asunto no olvida. El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, señaló recientemente que su partido se plantea reformar la ley del aborto si el TC acepta su recurso. Pero a estas alturas nadie confía en que el tribunal vaya a ‘hacerle la faena’ a los populares de declarar inconstitucional la Ley Aído.
Un capítulo aparte merece también la dejadez del Ejecutivo respecto a la Ley de Memoria Histórica que tanto criticó el PP cuando estaba en la oposición. El texto aprobado por Zapatero dividía entre buenos y malos los dos bandos de la Guerra Civil y cuestionaba incluso al Rey Juan Carlos por haber sido designado por Franco.
Cinco años y medio después, nadie confía en que el TC vaya a ‘hacerle la faena’ a los populares de declarar inconstitucional la Ley Aído
Meses antes de las elecciones generales, Rajoy dijo estar “profundamente en contra” de la ley y, sin embargo, su paso por la Moncloa ha demostrado lo contrario.
No es casualidad, por tanto, que el único discurso conocido del presidente durante esta legislatura haya sido el de la economía. Todo lo que no han sido números -incluso el desafío secesionista de Artur Mas- Rajoy lo ha archivado en el cajón de los asuntos irrelevantes, justo al lado del programa electoral con el que ganó en 2011.



Licenciado en periodismo por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomó la alternativa en Intereconomía -semanario Alba, La Gaceta, Los Últimos de Filipinas, Dando Caña, 12 Hombres sin vergüenza- de la mano de Gonzalo Altozano y Kiko Méndez-Monasterio, de los que aprendió incluso algo de periodismo. Más tarde escribió para los digitales La Información y Periodista Digital. Viajó a Irak antes que a Roma, le apasionan la Historia y la tauromaquia. Nazareno de Sevilla.

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