La Iglesia, cooperadora necesaria
Nota: Dolors Caminal es la
mujer de Alberto Boadella
Desde su terraza ampurdanesa la
pintora Dolors Caminal sufre esta visión tan molesta (La iglesia parroquial con
bandera separatista estrelada) Escribió al cura.
«Monseñor,
Durante la semana del 11 de
septiembre la bandera que promueve la independencia de Cataluña ha ondeado en
el campanario de la iglesia de Jafre en cuyo pueblo tengo mi residencia. Es
exactamente lo mismo que sucedió el pasado año en estas mismas fechas. Sin
embargo, esta vez hay que añadir otro hecho insólito, las campanas han tocado
quince minutos en el día y la hora que habían decidido las fuerzas políticas
que promueven la bandera secesionista y la separación con España.
No puedo comprender como
ahora el cristianismo se dedica a publicitar las proclamas de los partidos
políticos de una forma tan descarada como es ofrecer el campanario de sus
iglesias para que dichos partidos cuelguen sus particulares estandartes y las
campanas sean utilizadas con el fin de llamar a sus seguidores a la
manifestación. El campanario, símbolo de llamamiento a la oración, se convierte
así en objeto de propaganda de una política que promueve la separación y el
enfrentamiento entre hermanos de una misma comunidad. A partir de este momento
se puede producir una lamentable paradoja; cuando toquen las campanas no
sabremos si lo hacen para convocar a un acto religioso o a la revolución.
Esta situación me lleva a
considerar que la doctrina universal desarrollada por la Iglesia Católica se
encuentra, en este caso, en radical contradicción con sus postulados, ya que se
implica en una vía política que fomenta la insolidaridad y el odio entre el
resto de nuestros hermanos españoles. Resulta incomprensible que la misma
Iglesia que fue tan lamentablemente víctima de estos enfrentamientos en la
pasada guerra civil no haya extraído una profunda lección de aquella dolorosa
experiencia para no volver a inclinarse por esta clase de aventuras. Unas
aventuras que pueden ser propias del mundo de la política, pero que utilizadas
por una religión contribuyen a la fractura social y la violencia entre los
ciudadanos.
Permítame que dude,
Monseñor, si en las actuales circunstancias, podría explicarme el mensaje
cristiano de estos hechos. Parece que a vuestros ojos no todos somos iguales
sino que son preferidos por ustedes aquellos que enarbolan la bandera
separatista y al resto les tocará entrar en la iglesia con la cabeza cota.
También en lo personal, me
coloca en una situación incómoda al ser contribuyente fiscal de las necesidades
materiales de la Institución que preside. En el futuro, no podré moralmente
continuar participando en dicha contribución, pues me niego a colaborar con
este enfrentamiento en el que se encuentra hoy involucrada su iglesia.
Finalmente, quiero
expresarle mi repulsa, Monseñor, ante los hechos que le expongo y que lamento
especialmente en estos momentos en los que la sociedad cristiana tan necesitada
se encuentra de la irradiación del Espíritu Santo sobre sus dirigentes.
Lamentablemente, la inspiración divina parece muy alejada de esta sede
episcopal.
Cordialmente,
Dolors Caminal»
El cura le respondió así:
«Estimada sra. Mª Dolors:
Le agradezco la confianza de enviarme su carta con las quejas que esta
señala y quiero expresarle mi total disponibilidad a escucharla si es necesario
personalmente, y exponerle también mi versión y visión de los hechos.
Reciba mi más cordial
bendición apostólica,
Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Gerona»
Ella estuvo lejos de sentirse
satisfecha:
«Monseñor,
Compruebo que usted me
despacha el contenido de mi carta con cierta ligereza cuando la cataloga como
una simple queja. No me parece la actitud adecuada a mi planteamiento, el cual
expresaba una cuestión esencial para la Iglesia como es la difusión de su
doctrina. Una doctrina que, precisamente, los obispos tienen la obligación de
difundir y ejercer en la plaza pública. La cuestión que le planteaba es la
manipulación tendenciosa de este magisterio cuando la Iglesia toma partido de
forma exhibicionista por una política gubernamental que divide a la ciudadanía
y por tanto, a los feligreses.
No son quejas. Es un
planteamiento religioso y moral que concierne a su responsabilidad como obispo.
En este sentido, me
disculpará que no juzgue necesaria mi visita para que me exponga su personal
"Versión y visión de los hechos" tal como me ofrece usted entre las
paredes de su palacio. Yo expuse mis razones en una carta dirigida al
representante de la Iglesia y lo hice por escrito, o sea, a la luz de la plaza
pública. Si el obispo considera que tiene argumentos para justificar los
hechos, debería también expresarlos por carta, y quiero decir con ello, en la
plaza pública.
De momento, en la plaza, tan
solo diviso una bandera independentista promovida por partidos políticos, izada
sobre la torre del campanario de su iglesia de Jafre desde hace dos meses,
mientras las campanas han redoblado para acudir a las manifestaciones
políticas. De momento también, estos son los hechos objetivos. En definitiva,
más allá las razones personales que usted pudiera tener, la bandera del
campanario sigue representando cual es su criterio.
Por ello, me reitero de
nuevo en calificar de lamentables tales hechos y no por usted sino por lo que
usted representa: La Iglesia Católica.
Cordialmente,
Dolors
Caminal»
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