Democracia 1 Demos de en Atenas, era el término que designaba dado a todo el vecindario –barrio-. La democracia es, pues, una expresión numérica del tellus. Además, también es una timocracia o, sinónimo más tardío pero más conocida, una plutocracia (la elección, en efecto, estaba vinculada a la solvencia del solicitante, porque los dirigentes debían de pagar los gastos necesarios de su propio bolsillo). La democracia no es en absoluto el "Poder del Pueblo" (en griego, se dice Laos), sino más bien la masa de material y de la riqueza y, por lo tanto, es contraria a cualquier idea de forma. La democracia, contrariamente a los lugares comunes, no es sinónimo de participación: en Esparta, no era seguramente inferior de lo que fue en Atenas. Ni de elecciones:
Democracia 2 Debido a una serie de malentendidos conceptuales y léxicos, la democracia se entiende comúnmente como participación(o, desde un marxista, como participación activa de las masas populares). Ante la evidencia de que hay efectivamente una subordinación total a un pequeña clase dominante, pero claramente dictatorial, se busca rehabilitar el nombre y la función hablando de" democracia directa ": es decir, la participación de la asamblea en la gestión de la cosa pública. Esta contradicción en los términos (en las sociedades masificadas, la democracia no es directa; si es directa no es democracia...) no es sin embargo condenable; al contrario, teniendo en cuenta el lenguaje ordinario, el concepto no debe ser rechazado a priori. En particular, es válido, si la democracia directa se desarrolla en el contexto restringido de
Democracia 3 La democracia, en el sentido en que se la entiende general y erróneamente, es decir, la participación en las decisiones políticas, está en tela de juicio y progresivamente fragilizada. Además,
Democracia 4 Ahora que todos los demócratas a abandonar renuncian a exaltar la democracia, son los postfascistas los que están fascinados por ella. Hybris, mediocridad, falta de respeto, incapacidad de aceptar un límite y un papel, pretensión a tener el "derecho" a decidir, falta de un sentido de la distancia, arrogancia, frenesí crítico, relativismo absoluto, el chismorreo, la sospecha, canallería, atomización: todas estas manifestaciones de trastorno mental y espiritual, caracterizan las divagaciones cotidianas de un medio que deambula entre la acera y los foros de Internet.
Gabriele Adinolfi
Pensées corsaires
Les Editions du Lore. 2008
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