MEDIOS DE DESINFORMACION
Se les ha llamado siempre el 4º poder, pero en realidad son simplemente un instrumento del “único” poder, eso si, un instrumento vital para conseguir sus fines y someter a su dictado a todos los ciudadanos.
Para tener un control total sobre las masas y llevar a buen fin la globalización, estas deben de estar “informadas”, sobre las bondades de la misma, de lo necesario de un gobierno hegemónico mundial y de lo necesario que es que los ciudadanos estén al día de lo que pasa en el mundo, en su tierra y en su casa, y todo será gracias a los medios de información. La capacidad de pensar del individuo como persona se va diluyendo en la información ya procesada y digerida, por lo que no necesita ni siquiera analizarla, y en cuanto al pensamiento colectivo, como este se encuentra estandarizado y homologado tampoco hay porque preocuparse. Gracias a los medios de comunicación nos hemos librado de la penosa tarea de pensar y analizar la realidad.
En el subconsciente colectivo, hemos ido sustituyendo el raciocinio y los valores éticos y morales por las consignas y doctrinas que nos impones desde los medios, que a su vez vienen ordenadas por ese único poder mundial. El individuo llega a unos niveles catatónicos totales, y a partir de ahí se vuelven dúctiles y manejables hasta la saciedad.
Pero como reza la sabiduría popular “siempre que se cierra una puerta se abre una ventana”, y esa ventana hoy por hoy en cuanto a información se refiere es Internet, un mundo de posibilidades para la comunicación. Dada su amplitud y su infinidad de utilizaciones no puede ser controlada todavía por el poder, lo cual nos da un respiro a los ciudadanos para poder estar en contacto con la realidad. Obviamente ya se esta intentando controlarlo, pero mientras tanto utilicémoslo y comuniquemos la verdad e informémonos de ella.
Cuando los medios dejen de estar en poder de unos pocos la información será amplia, real y fluida, y para eso tenemos Internet. Acabemos con el monopolio de la comunicación contando las verdades a todo el mundo.
Alejandro Antonio Olivar López
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