La realidad abulense al descubierto
Operaciones de tesorería
(de la bitácora Decapitado por Hereje Vulgus veritatis pessimus interpres)
La semana pasada nos enterabamos por la prensa de que el Ayuntamiento de Ávila había llevado a cabo una “operación de tesorería” por valor de 3 millones de euros sobre ingresos previstos en el presupuesto, con el objetivo de dotarse de liquidez. Para la citada “operación” presentaron ofertas tres entidades bancarias (BBVA, Caja España/Caja Duero y Caja de Ávila) siendo finalmente adjudica al BBVA, banco que presentó las mejores condiciones. (Aquí pdf del acta de la Junta de Gobierno)
La noticia, expresada en terminos parecidos a los del parrafo precedente, fue replicada (es decir: clonada, copiada, reproducida sin apenas variaciones) por todos los medios locales (aquí y aquí) y por algunos regionales. Mismos titulares, mismo contenido. Tan solo El Mundo CyL se descuelga un poco y titula “El Ayuntamiento de Ávila ‘se rescata’ con ingresos previstos en el presupuesto”. En ningún medio se va más allá de la nota de prensa, en ningún medio se profundiza. ¿Por qué se toman estas medidas? ¿Van a tener algún coste para los abulenses?
En román paladino, el primer parrafo de este post viene a decir que el Ayuntamiento no tiene liquidez (dinero, pelas, euros, money) para acometer los pagos a proveedores y las nóminas de los empleados. Y que, ante la necesidad de efectuar esos desembolsos, se acude a una entidad bancaria para que le adelante un dinero que en teoría va a recibir en el futuro. Más o menos, como si usted se acerca al banco y le pide a Botin, con una sonrisa en la cara, un adelanto de la nómina del próximo mes. No es el fin del mundo, en absoluto, usted no ha quebrado, pero esta situación habla poco bien de sus habilidades gestionando sus ingresos ¿No cree ahora que comprarse aquel BMW con su sueldo de mileurista era un tanto arriesgado?
En este caso, el Ayuntamiento no está en la quiebra, ni es el primero que recurre a este tipo de operaciones, por otra parte totalmente legales; pero que esto suceda pocos meses después de aprobar un presupuesto municipal que nos vendieron como “responsable” nos debería hacer sospechar de la habilidad del equipo municipal.
Evidentemente, esto no es gratis. El BBVA no es una ONG ni una sucursal de las Hermanitas de los pobres. La “operación de tesorería” tiene un coste y se lleva a cabo a cambio de unos intereses de “euribor trimestral + 2.5” ¿Y cuanto es esto? Según mis cálculos (soy de letras, puedo equivocarme en esto) son unos 50.000 euros, aunque por internet hemos barajado cifras más altas (hasta 100.000 euros). Sea como fuere, ese dinero va a salir del bolsillo de los abulenses. De confirmarse la cifra más alta, serían 16 millones de pesetas que los abulenses van a pagar via impuestos por la mala gestión del Ayuntamiento y de su Alcalde. La culpa, como todos sabemos, es del malvado Zapatero, que obligó al Alcalde, a punta de pistola, a meterse en proyectos costosísimos como el Palacio de Congresos, inútiles como la ampliación del aparcamiento del Rastro o a urbanizar todo el campo desde la Plaza de Toros hasta Sonsoles, llenándolo de preciosas avenidas de cuatro carriles y de rústicas rotondas.
¿Y por qué los medios locales no nos hablan de esto? ¿Por qué no nos dicen cuanto nos cuesta la hábil gestión del Alcalde?
Antes de la respuesta, una breve parada en el camino. Esta mañana hemos sabido que la provincia de Ávila es la que presenta una mayor inflación, un punto por encima de la media nacional (4,6% frente a 3,6%). ¿Señal de la expansión económica de la capital? A la vista de otros indicadores, yo diría que no. Los precios son empujados por la subida de los carburantes, igual que en el resto del país, pero en mucha mayor cuantia (22,7% frente a 17%) Si algo nos ha enseñado el capitalismo, es que la libre competencía tira a la baja los precios. ¿No será que en Ávila no existe apenas competencia entre los suministradores de derivados del petroleo? ¿Y esto por qué será? ¿Han comentado algo los medios? Sí y no. Algo apuntan, pero lo hacen a través de las palabras del portavoz de la organización de consumidores, que tampoco se moja en exceso.
Siendo malos, podíamos pensar que en el segundo caso, el extraño caso del IPC abulense, el silencio de los medios se debe a una razón meramente económica. Claro, pensamos nosotros con cara de corredores de seguros, como los medios tienen que vivir de la publicidad, no van a meterse contra las gasolineras porque eso les puede suponer perder ingresos. ¡Ya tenemos una respuesta! Recuerde, no lo he dicho yo, usted ha llegado solo a esa conclusión.
Ahora, relacionemos nuestro razonamiento del IPC con el caso de la “operación de tesorería” ¿Por qué los medios no profundizan en las causas y consecuencias de la citada operación? Exacto. Los medios no pueden entrar en esos asuntos peliagudos porque sus principales ingresos y su subsistencia dependen de su buena relación con las instituciones y con los partidos que las gobiernan. A modo de ejemplo, si el medio X se pone a malas con el Partido Z y este partido controla determinadas instituciones, adiós a la publicidad derivada de ellas y, por lo tanto, adiós al medio de comunicación.
Los medios locales están atados por la publicidad y las licencias que conceden las mismas instituciones a las que, en teoría, deben controlar. ¿Cómo van a cumplir con su papel si su futuro depende, en muchas ocasiones, de mantener la boca cerrada? ¿Cómo van los ciudadanos a saber, a decidir, si la información les llega filtrada por los intereses ecónomicos de los medios?
No podemos esperar que la prensa local o regional, en Ávila, en Castilla y León o en la China Popular ; sea crítica con la mano que le da de comer y eso es perjudicial para nuestra democracia porque impide que los ciudadanos tenga en su mano toda la información necesaria para decidir cómo ejercer su derecho al voto. Por desgracia, no podemos exigir que una empresa privada que se suicide económicamente, pero si podemos exigir a nuestros representantes políticos e instituciones a actuar con la máxima responsabilidad y transparencia, también a la hora de conceder licencias o contratar publicidad.
En el fondo, el silencio también es una operación de tesorería.
Ego Prisciliano
No hay comentarios:
Publicar un comentario