martes, 31 de marzo de 2020

Iglesias defiende la confiscación del dinero de los ciudadanos en los bancos: «La riqueza del país está subordinada al interés general»

Iglesias defiende la confiscación del dinero de los ciudadanos en los bancos: «La riqueza del país está subordinada al interés general»


Alerta Digital

La confiscación de depósitos de los ahorrantes puede convertirse en la política oficial de España para hacer frente a los gastos derivados de la gestión de la crisis del coronavirus.

Así al menos se desprende de las intenciones del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, quien ha defendido en Twitter el artículo 128 de la Constitución, que afirma que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general». Su mensaje reproduce íntegramente el primer punto del apartado de la Carta Magna, muy defendido por Unidas Podemos (UP) durante las últimas campañas electorales y desde que empezó la crisis del coronavirus.
El vicepresidente segundo ha adjuntado a su mensaje un vídeo en el que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, explica en una rueda de prensa telemática desde La Moncloa que «el Gobierno prioriza el interés general por encima del interés particular».
La ministra ha comparecido este domingo después de que el Gobierno decidiera ayer endurecer el estado de alarma cerrando la actividad no esencial hasta el 9 de abril. «Vamos a salir de esta crisis apoyando, y con más derechos, a los trabajadores, con un tejido productivo más fuerte y cuidando a nuestro pueblo«, asegura Díaz en el vídeo que ha compartido Iglesias junto al 128 de la Constitución.
El pasado 15 de marzo, antes de que entrara en vigor el estado de alarma, Pablo Echenique también defendió en redes sociales el artículo 128. Concretamente, señaló el apartado 2 que apunta a intervenir la economía y la empresa «si así lo exigiese el interés general».
Sin ninguna explicación, el portavoz en el Congreso de UP escribió entonces «128.2» en Twitter. Fuentes de UP explicaron que era una referencia a decretar el estado de alarma y a intervenir en algunos sectores para paliar los efectos negativos de la crisis sanitaria.
«Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general», reza el punto 2 del artículo 128.

La patulea se pone de uñas (Juan Manuel de Prada)

La patulea se pone de uñas

 Opinión 
Siempre me han despertado gran hilaridad (pero mezclada de ternura) esos cretinos que no creen en Dios mientras disfrutan de una vida apacible pero que, cuando se abate sobre ellos la desgracia, blasfeman contra Él y lo acusan de ser su causante. En ese atavismo reactivo que los empuja a execrar y culpar al Dios en el que no creen o del que abominan siempre he pensado que se halla una de las pruebas más evidentes de su existencia; pues a nadie que descree, pongamos por caso, de los marcianos o de Papá Noel se le ocurre andarlos poniendo como chupa de dómine cuando vienen mal dadas.
Hace unos días, todos los cretinos que pululan por las cochiqueras de tuiter se pusieron de uñas porque a Santiago Abascal se le ocurrió invocar la ayuda de Dios. Fue una invocación que, hace apenas unos años, se habría considerado retórica; pero toda esta jauría se la tomó como una ofensa personal, prueba de que están espolvoreaditos de azufre. Y sospecho que la invocación de Abascal les jodió especialmente porque sospechan que ese Dios en el que afirman no creer (aunque todos ellos «creen y tiemblan», como su dueño y señor) podría ayudar en esta plaga, si se le invocase con algo de fe. En lo que se prueba, una vez más, que el poseso tiene mejor teología que el meapilas, por estar más cerca de las realidades sobrenaturales (aunque sean azufrosas).
En efecto, las plagas no son sino prefiguraciones de la tribulación final que precederá a la Parusía; y el clima de la época en que tales plagas se desenvuelven anticipa los signos que precederán al final de los tiempos. El clima de nuestra época ya sabemos que consiste, en resumidas cuentas, en convertir los cuatro pecados que claman al cielo en virtudes democráticas legalmente blindadas.
[Según el Catecismo de San Pío X, "los pecados que claman al cielo son cuatro: primero, el homicidio voluntario; segundo, el pecado impuro contra el orden de la naturaleza; tercero, la opresión del pobre; cuarto, la defraudación o retención injusta del jornal del trabajador". El Catecismo de la Iglesia católica mantiene el concepto, aunque difumina la rotundidad de los catecismos clásicos: "La tradición catequética recuerda también que existen 'pecados que claman al cielo'. Claman al cielo: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4)".]
Esta es la «abundancia de la iniquidad» a la que se refiere Jesús (Mt 24, 12) en su sermón escatológico, a la que inevitablemente acompaña un «enfriamiento de la caridad», que en estos días adquiere unos contornos en verdad demoníacos. Así lo demuestra, por ejemplo, esa mortandad incesante y sobrecogedora de pobres viejos hacinados en residencias o morideros donde los metieron sus hijos, que -en la mayoría de los casos- podrían haberse encargado de su cuidado perfectamente. Pues los hijos están obligados (por moral natural y por ley divina) a limpiar el culo de sus padres, como sus padres se lo limpiaron antes a ellos. Que haya tantas residencias de viejos, y tantos viejos hacinados en ellas, es una prueba sobrecogedora del enfriamiento de la caridad al que nos referimos.
Y todavía hay otra prueba más sobrecogedora, cual es la naturalidad vomitiva (y sacrílega) con que estamos aceptando que los enfermos de coronavirus agonicen aislados y mueran en soledad, apartados de sus familiares, impedidos de recibir consuelo espiritual y sacramentos, para finalmente ser arrojados al fuego como si fuesen muebles viejos. Bastaría con que los familiares de esos moribundos, o los sacerdotes encargados de llevarles consuelo espiritual y los últimos sacramentos, fuesen revestidos con un traje antiséptico para evitar tal impiedad, que agrede las bases constitutivas de la civilización. Pues si hay un hecho medular y constitutivo de cualquier civilización (y no sólo de la cristiana) es la reverencia ante la muerte y el amoroso respeto debido a quienes mueren. Pero estas aberraciones propias de una civilización que ha dejado de serlo, infernada hasta el tuétano, no molestan a los cretinos que se ponen de uñas cuando alguien se atreve a invocar a Dios. Algún día, patulea, lo veréis volver en gloria y majestad desde el chalecito con vistas que vuestro dueño y señor os está construyendo al pie de su lago de fuego y azufre.
Publicado en ABC.

lunes, 30 de marzo de 2020

Bajezas de los Países Bajos. Interior holandés

Bajezas de los Países Bajos

Interior holandés

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Holanda es el país de las hermosas ciudades patricias, con tejados de gabletes y muros de ladrillo, con canales, esclusas, jardines primorosamente cuidados e, incluso, hospitales alegres, como el que pude visitar en Groninga, donde debe ser de mal gusto estar enfermo. Holanda la habita gente agradable, educada, discreta, realista y bastante guapa, alta y atlética. En fin, Holanda es un país más perfecto que la pretendida utopía nórdica, ese infierno sin sol donde la gente se suicida y la depresión alcohólica es el humor predominante entre los beneficiarios del Estado del "Bienestar". Vivero de excelentes pintores, audaces marinos y célebres científicos, Holanda, el país de Erasmo y de Huizinga, es el ejemplo de nación burguesa, más que Inglaterra y Francia. Tolerante, juiciosa, nada heroica, rebosante de buenos alimentos, comodidades y sentido común, encarna el ideal del liberalismo burgués de los últimos tres siglos.
Pero de los Países Bajos también han salido la desesperación trágica del Rembrandt viejo, la esquizofrenia de van Gogh y las siniestras cuadrículas de Mondrian. Allí, durante el siglo XX, eclosionaron los peores engendros del racionalismo, y el viajero que se dé un paseo por los nuevos barrios de Amsterdam o por las ciudades de Flevoland podrá entender hasta qué punto la razón es una droga y su abuso uno de los peores vicios. Por eso, no me ha sorprendido nada la reacción de rechazo de los holandeses ante el cuidado y los sacrificios "irracionales"que españoles, italianos, griegos y supongo que todos los europeos bien nacidos hacemos por nuestros padres, abuelos, tíos, madres y demás parentela que ha superado la sesentena. Es curioso que los defensores del relativismo sean inflexibles y nada tolerantes a la hora de imponer ciertos derechos como el aborto, la eutanasia o el triaje, al mismo tiempo que impiden que la sociedad castigue de manera ejemplar a los peores criminales.
La práctica del triaje, llevada con singular frialdad por los neerlandeses --tan amantes de los animales y los tulipanes, tan progresistas y delicados defensores de los derechos de todas las minorías--, no se origina, como algunos insinúan, en el protestantismo, por lo menos del clásico, que sigue fiel al Decálogo de Moisés y a eso de honrarás a tu padre y a tu madre. Aunque con el caos que reina entre los evangélicos del norte de Europa, cualquiera sabe... El triaje tiene su origen en los hospitales de campaña, no viene ni de Lutero ni de Calvino, pero se adapta muy bien al fría tecnocracia de Max Weber y sus émulos, expertos en aplicar la lógica de la economía y de la sociología ilustrada a sus cobayas: nosotros y nuestros mayores. El progreso ha ocasionado un feliz alargamiento de la vida humana porque las condiciones materiales de nuestra existencia han mejorado; eso también causa un mal sobrevenido, que es el deterioro progresivo de la calidad de esa vida tan larga. Morir se ha convertido en un proceso complejo y, sobre todo, caro. Los buenos burgueses, extremadamente parsimoniosos con sus fondos, no pueden dejar de pensar como lo que son, racionalistas, economicistas y materialistas. "Los viejos ya han vivido demasiado, no tienen nada que ofrecer a la sociedad, mientras que los jóvenes tienen largos años por delante, su mantenimiento es menos costoso y pueden aportar su trabajo e innovación. En casos de emergencia, pues, concentremos los recursos sanitarios en los jóvenes y dejemos morir a los viejos. Así, además, aligeraremos el presupuesto en pensiones." Un razonamiento impecable, sobrio, lógico, económico, científico, inexorable, coherente, de una rentabilidad clara. Qué pena que no sea humano. No por algo nos llevan dos siglos y medio de adelanto en eso de la Ilustración.
Hace más de tres centurias que el pasado, la religión, el sufrimiento y los lazos de patria, sangre y fe fueron tildados de irracionales y condenados a una desaparición progresiva. Todo lo que no estuviera encaminado a hacernos mas ricos, saludables y felices en un plano absolutamente individual y material no merecía la pena que existiera. Desde que salió de Holanda en el siglo XVII, el liberalismo clásico se ha centrado en la búsqueda de la libertad y la felicidad del individuo abstracto, sin patria ni fe ni familia, un ciudadano del mundo-mercado, un fiel que deserta de los templos paternos y adora a un Becerro de Oro automático, productor infatigable de monedas y juguetes que entretengan al homo oeconomicus y lo alejen de mirar hacia su interior.
Pero, pese a todo, ni la muerte, ni la enfermedad ni el sufrimiento han dejado de existir. La vida se ha alargado pero se acaba , el sufrimiento se puede paliar pero no del todo y todas las enfermedades se curan... menos la última. Ahí siguen los mismos interrogantes que obsesionaban a nuestro antepasados, entre los que la muerte, el sufrimiento, la pobreza y la enfermedad eran cotidianos y visibles --evidentes--, como verdades que ningún progreso va a poder liquidar, a no ser que se acabe con el propio ser humano. Por eso se sigue leyendo a Dostoievski y se olvidan las novelas pastoriles. En ese aspecto, nuestros "socios" holandeses están muy avanzados. La felicidad es un perpetuo presente sin pasado, pero con ficticias anticipaciones de un futuro que no llega. Pero es que la felicidad no existe, sino los momentos de dicha. Es difícil suponer que ser feliz sea lo mismo que ser confortable, pero nuestros tecnócratas siguen creyendo que una población bien cebada, sedada y entretenida lo es: confunden la ambrosía de los dioses con el prozac de los farmacéuticos.
Todo pasado, todo lazo de sangre y de fe es un obstáculo para la felicidad del individuo abstracto de la Ilustración, ese ser sin ataduras, salvo las del mercado, y sin señas de identidad, sin memoria y sin alma, simple instrumento de las fuerzas económicas. ¿Qué tiene de extraño que quieran borrar del mapa a los ancianos, que son historia, pasado, raíces? ¿No es mucho más alegre y rentable un mundo sin viejos? ¿No es mejor abreviar sus sufrimientos y arrojarlos al nirvana del no ser? Han caducado, son chatarra humana.
Sé que muchos pensarán que los holandeses tienen razón. Simplemente les digo: algún día seréis viejos. Pero cuando dejamos que ciertos poderes se permitan el capricho de dictar quién debe vivir y quién debe morir, puede que no se detegan sólo en los ancianos. ¿Por qué no liquidar a todo aquel cuyo mantenimiento suponga un coste excesivo para el Estado? ¿por qué permitir que siga alentando gente que nunca va a tener las condiciones para una vida "digna" según los doctores Simón del Estado del Bienestar? Curiosa sociedad la nuestra, que protege a los criminales y extermina a los inocentes e indefensos. Hoy más que nunca deberíamos leer a Dostoievski.
Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.

domingo, 29 de marzo de 2020

La ELECTRIFICACIÓN de la tierra provoca las PANDEMIAS de gripe. (Dr Thomas Cowan)

La ELECTRIFICACIÓN de la tierra provoca las PANDEMIAS de gripe.


Dr Thomas Cowan



MMS Y SALUD censurada. Entrevista a Andreas Kalcker


MMS Y SALUD censurada

Entrevista a Andreas Kalcker

(Obstáculos a un potente medicamento antibacteriano y antiviral)




COVID 19: El Estado ha fallado



sábado, 28 de marzo de 2020

Guerra Civil de la izquierda: podemitas, socialistas, feministas, trans… a la gresca

Guerra Civil de la izquierda: podemitas, socialistas, feministas, trans… a la gresca

Socialistas contra comunistas; podemitas radicales contra podemitas aburguesados; feministas contra trans. Es el sino de la izquierda. Lo que le pasa al Frente Popular y al Frente Feminista está escrito hace dos mil años: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado”.

Irene Montero, Pablo Iglesias y Lidia Falcón.
Irene Montero, Pablo Iglesias y Lidia Falcón.
Han nacido para despedazarse entre sí. De ahí debe venir su fijación por la Guerra Civil. Stalin contra Trotsky; El Ché contra Castro; el POUM de Andreu Nin contra el Gobierno de la II República; comunistas contra anarquistas…llevan el guerracivilismo en los genes.
No han durado ni un mes en el Gobierno y ya se están desgarrando por luchas ideológicas. 
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La primera en la frente ha llegado con la Ley de Libertad Sexual y con el 8-M como telón de fondo, que viene a ser para el Frentepopulismo-feminismo como el Día de la Raza para el franquismo. Irene Montero y los podemitas se han sacado de la manga un proyecto de ley que rápidamente ha sido calificado de chapuza por el ministro de Justicia socialista y por expertos penalistas. El borrador es un poema: no solo invade competencias autonómicas, ignora la jurisprudencia del Constitucional o choca con otras normas, como la Ley de Violencia de Género; sino que está plagado de faltas de ortografía o palabras no reconocidas por la RAE. Como dijo un tuitero, la autora debe creerse que las leyes se redactan como si fueran pancartas.
El texto de Irene Montero se parece más a un graffiti feminazi que a una ley
Y es que el texto se parece más a un graffiti feminazi que a una ley. Una norma oportunista y demagógica que busca penalizar el piropo, que da a entender que puede haber violación dentro del matrimonio y que pretende hacer realidad la proclama feminista “Sola y borracha quiero llegar a casa”. 
Como ironizaba Libertad Digital: “una cosa es proteger la libertad sexual de las mujeres y otra muy distinta pretender que algo tan íntimo como una relación sexual requiera poco menos que un fedatario público y un alcoholímetro para que el varón pueda probar que tuvo el consentimiento expreso y sobrio de la mujer en el momento oportuno”
Ante las objeciones jurídicas de los socialistas, Pablo Iglesias -a la sazón jefe de filas y pareja de Irene- ha contraatacado: «En las excusas técnicas creo que hay mucho machista frustrado«. De vergüenza ajena.
Pero aunque la ley Montero le haya sonrojado al PSOE, tiene gracia que ahora se ponga estupendo con la norma, pues esta no hace otra cosa que llevar hasta sus últimas consecuencias algunos de los postulados de la Ley de Violencia de Género, acentuando aún más la asimetría penal contra el varón. Aquellos polvos han traído estos lodos, solo que llevados a un extremo barriobajero. 
Tanto la Ley de Violencia de Género como la de Libertad Sexual no son otra cosa que la traducción legal del mantra feminista: “toda cópula es una violación” formulada por la activista norteamericana Andrea Dworkin, que convierte al varón en sospechoso habitual. 
Lo que ocurre es que Unidas Podemos pugna por ser todavía más radical que el PSOE y colgarse la medalla del feminazismo. Pero por mucha ley iconoclasta que saquen, los podemitas están abocados a tener el mismo final que todos los revolucionarios en cuanto catan presupuesto y moqueta: se transforman en casta. 
O en “vendeobreros”, como le ha tildado jóvenes de izquierda radicales a Pablo Iglesias en la Complutense. La imagen refleja gráficamente el sino de todo bolchevique de vía estrecha. Hace la revolución prometiendo acabar con los privilegios de la oligarquía y en cuanto logra escaño le da un ataque de amnesia. 
Iglesias, reciclado ahora en marqués consorte de Galapagar, ha probado su propia medicina al ser abucheado por los cachorros del Frente Obrero: “Vendeobreros fuera de la Universidad”.  Es lo que él mismo hacía y decía cuando tomaba el megáfono en la puerta del Sol, el 15-M… y míralo ahora. Ahí tenemos ya otra guerra civil en germen: radicales contra aburguesados
Finalmente, una tercera guerra civil en las filas de la izquierda progre es la declarada entre los trans y las feministas. El Partido Feminista, que lidera Lidia Falcón, histórica del comunismo, y que formaba parte de Izquierda Unida, discrepa de la ley de Transexualidad que la coalición pretende impulsar. Y ¿qué ha hecho el Soviet Supremo de Alberto Garzón? expulsar al Partido Feminista. Coge a Lidia Falcón, que pasó por las cárceles franquistas, y le acusa de “transfoba”.
Hijas del sesentayochismo, las feministas defendían la liberación todo tipo de tabúes sexuales y, en consecuencia, le reían las gracias a los LGTB. Y ahora se han encontrado con que los trans pueden ser un caballo de Troya del zorro varón en el gallinero femenino, y eso ya no les hace tanta gracia. Como dice el Partido Feminista “la ideología queer se ha convertido en el arma ideológica posmoderna del patriarcado”.
Después de años de lucha contra el machismo y el heteropatriarcado resulta que tíos operados ganan a sus rivales mujeres-mujeres en levantamiento de pesas, fútbol, baloncesto y artes marciales. O se aprovechan de su condición trans para hacer su agosto en cárceles femeninas
Con las leyes de Género en la mano, un señor con toda la barba puede autopercibirse de género femenino y reclamar derechos de mujer, sin que medie operación de cambio de sexo. Hecha la ley, hecha la trampa. Y toda la ideología de género es una gigantesca trampa, un mar de contradicciones, la cuadratura del círculo. Y ante eso han saltado las feministas clásicas. 
Las feministas han caído en la cuenta de que la revolución sexual del 68 y sus consecuencias, llevaba paradójicamente en su germen el eclipse de la mujer
Les ha costado, pero por fin han caído en la cuenta de que la revolución sexual del 68 y sus consecuencias, llevaba paradójicamente en su germen el eclipse de la mujer. Ahora protestan porque la ley de transexualidad de Izquierda Unida pretenda legalizar los vientres de alquiler, que los menores que se declaran transexuales puedan operarse para cambiarse de sexo, y que todo ello suponga la invisibilidad de la mujer como categoría. Serán muy rojas y progres, pero por ahi no pasan. 
El marxismo cultural está inevitablemente abocado a la atomización. Porque lo suyo son matrimonios de conveniencia (PSOE y Podemos en el Gobierno; la casta del marqués de Galapagar y los cachorros radicales en Podemos; Feministas y Trans en el colectivo LGTBI). 
Basta sentarse a esperar a que vayan estallando en guerritas civiles, y despedazándose unos a otros, para que se produzca la cosecha roja, como la famosa novela sobre bandas rivales que se destruyen entre sí. El problema es que harán mucho daño, sacarán leyes liberticidas y, como en la ficción de Dashiell Hammett, lo dejarán todo perdido de cadáveres. 

viernes, 27 de marzo de 2020

Censuran a CitizenGO en México por el mensaje: "El aborto es la primera causa de feminicidio".

Censuran a CitizenGO en México por el mensaje: "El aborto es la primera causa de feminicidio".

Bajo el lema "no nos vamos a callar", CitizenGO ha lanzado una campaña para compartir la imagen en Facebook ante al veto por miedo al feminismo. CitizenGO denuncia que cerca de la mitad de los bebés matados antes de nacer por aborto lo son de niñas, también por el hecho de serlo. Amplía esta noticia, aquí.


Censuran a CtizenGO en México por el mensaje «el aborto es la primera causa de feminicidio»

CitizenGO, bajo el lema "no nos vamos a callar" ha lanzado una campaña para compartir la imagen en Facebook ante al veto por miedo al feminismo. CitizenGO denuncia que cerca de la mitad de los bebés matados antes de nacer por aborto lo son de niñas, también por el hecho de serlo.

Mensaje de CitizenGO censurado en méxio por miedo al feminismo radical. / CGO
Mensaje de CitizenGO censurado en méxio por miedo al feminismo radical. / CGO
La plataforma internacional CitizenGO había cerrado la contratación de espacios publicitarios en México con motivo del Día de la Mujer, que en el país los grupos feministas enfocaron invocando el mal llamado «derecho al aborto» y la lucha contra las muertes de mujeres identificadas como «feminicidios».
Así, CitizenGO diseñó unos carteles en los que se muestra a una mujer embarazada y se afirma que «el aborto es la primera causa de feminicidio». La plataforma internacional, contactó con la empresa publicitaria y cerró ubicaciones publicitarias y un precio por el servicio.
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Sin embargo, poco antes de que comenzara la publicidad contratada, la iniciativa fue censurada. Según ha explicado el editor de CitizenGO para Hispanoamérica Luis Losada en un mensaje distribuido a los seguidores de la plataforma, la respuesta de la empresa fue: «El departamento legal no nos permitió subir este arte =( Esto debido a que va en contra de los valores de la empresa y en un momento en particular riesgoso =(«.
A juicio de Losada, el mensaje que se esconde tras este veto es: «Las ‘feminazis’ están alocadas, no queremos que nos vandalicen nuestro mobiliario urbano ni poder ser objeto de desprestigio empresarial».
El «feminicidio no existe»
En respuesta a este veto, CitizenGO, bajo el lema «no nos vamos a callar» ha lanzado una campaña para compartir la imagen en Facebook como manera de denunciar que «aproximadamente la mitad de los bebés asesinados en el vientre de sus madres son niñas».
A juicio de CitizenGO, «el feminicidio no existe tal y como lo definen las feministas», ya que creen «ideológicamente que los hombres matan a las mujeres por el hecho de ser mujeres» . Al contrario, esas muertes se producen «por celos, por venganza, robo, extorsión o sencillamente porque son unos desalmados y resuelven así sus problemas».
Losada argumenta que la muerte de una mujer a manos de un hombre o de un hombre a manos de una mujer es «es igual de criticable» y añade que la violencia «no tiene género», por lo que la plataforma no apoya las protestas «organizadas por las feministas supremacistas que no sólo odian al varón por el hecho de ser varón sino que odian el matrimonio y la vida de pareja denigrando la célula básica de la familia y por tanto de la sociedad».