27 de agosto de 2019, Santa Mónica, San David Lewis, San Cesáreo de Arlés.
¡Hola, , buenos días!
El pasado viernes te hablaba de la inferioridad moral de la izquierda. Hoy te traigo algunas joyas que guardan relación con tal asunto.
La primera es un compendio de ideas sobre las características del conservador, y no sé si te sentirás poco o muy identificado con esta propuesta, pero en lo que a mi concierne, pocas veces un facha se ha visto tan bien retratado.
Lo ha escrito el profesor Gregorio Luri, al que hemos traído al brief en más de una ocasión. Transcribo algunas de las 20 características conservadoras que define y te dejo enlazado al final de la cita el artículo completo:
“El conservadurismo hoy es la heterodoxia. La ortodoxia esta okupada por la izquierda.
El conservador es un patriota sin adjetivos.
El conservador practica ese arte sutil de la distancia que es la ironía. La ortodoxia se toma a sí mismo demasiado en serio para permitirse este lujo.
El conservador concede una gran importancia al cristianismo porque, entre otras cosas, le permite distinguir entre Dios y el César.
El conservador no quiere irse de este mundo sin pagar.
El conservador comprende que las instituciones se justifican, ante todo, por nuestra incapacidad para vivir sin ellas.
El conservador está convencido de que España sólo es un problema para quienes dan por supuesta una Europa aproblemática.
El conservador ha firmado la paz con la historia de su patria.
Al conservador, una familia normalica le parece un chollo psicológico.
El conservador sabe que no hay que esperar a ser feliz para comenzar a ser virtuoso.
El conservador observa con reticencias el actual desprecio hacia las fronteras.
El conservador no tiene ningún interés por participar en la competición por la hegemonía moral internacional.
El conservador sabe que la moral, a diferencia de la política, no decepciona nunca.” (Conservador y con estos calores)
Tal vez no te sientas identificado con el término “conservador”. Hay quien prefiere calificarse de “centroderecha”. Otros se llenan la boca con la cantinela de “liberal” y uno a veces se pregunta si es una tapadera o se trata tan solo de moda pasajera.
Están por fin los arrojados, los que desde la llegada de Vox reivindican el término “facha”. Y aun reconociendo que no les falta razón para asumir el insulto como desafío, no dejan de utilizar un término político bastante despreciable para definirse a sí mismos.
¿Conclusión? A unos y otros nos falta formación. Y no tanto formación política, que también, como formación a secas. O sea, el desolador panorama intelectual de la derecha española. (Casi tan penoso como el de la izquierda.)
La segunda y enorme perla de hoy. El gran Nicolás Gómez Dávila, sabio, elegante, mordaz, radicalmente escéptico, políglota, erudito, brillante enemigo de la modernidad, crítico con la soberanía popular y defensor del latín en la Misa, es un filósofo que seguramente no habría podido vivir en la España de hoy.
El choque del genio con la mediocridad tiene estas cosas, la última trata de destruir al primero y no ceja hasta conseguirlo, o hasta que aquel se concede el exilio.
Gómez Dávila se definió a sí mismo como “reaccionario auténtico” y para algunos de los que nos consideramos simplemente conservadores, es un faro brillante, esplendoroso:
“El mundo moderno no será castigado. Es el castigo.”
“La sociedad moderna no educa para vivir sino para servir.”
“El reaccionario escapa a las servidumbres de la historia, porque persigue en la selva humana la huella de pasos divinos.”
“Mientras más grande sea un país democrático más mediocres tienen que ser sus gobernantes: son elegidos por más gente.”
“Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno admira y el periodista elogia.”
“Para la defensa de la libertad basta un soldado; la igualdad, para imponerse, necesita un escuadrón de policías.”
“Mientras más graves sean los problemas, mayor es el número de ineptos que la democracia llama a resolverlos.”
“Para inducirnos a que las adoptemos, las ideas estúpidas alegan el inmenso público que las comparte.”
“El revolucionario es un individuo que no se atreve a robar solo.”
Si rotundos y enriquecedores son sus aforismos referidos a asuntos políticos (él los llamaba “escolios”), los que se refieren a otros aspectos de la vida se encuentran entre mis preferidos. Porque es lejos de la política, en la riquísima variedad de actividades a las que nuestra inteligencia y nuestras manos pueden aspirar, donde se expresa con mayor brillo la verdadera identidad conservadora:
“La vida debe parecerse a un salón de gente bien educada, donde todos se conocen pero donde nadie se abraza.”
Cómo ser reaccionario: clase práctica
Decía Gómez Dávila que “las estupideces modernas son más irritantes que las antiguas, porque sus prosélitos pretenden justificarlas en nombre de la razón.” Al respecto, hete aquí la nueva moda “culta”, consistente en proclamar que los museos deben practicar en sus exposiciones el activismo político:
“El Consejo Internacional de Museos (ICOM) propone adoptar en su próxima asamblea general de Kioto (del 1 al 7 de septiembre) una definición de lo que tiene que ser un museo. La nueva descripción los considera ‘espacios democratizadores, inclusivos y polifónicos para el diálogo crítico’, que garantizan ‘la igualdad de derechos’ y contribuyen a ‘la dignidad humana, la justicia social y el bienestar planetario’.”
Encarnando la esencia de uno de los escolios de Gómez Dávila sobre el arte moderno y sus practicantes (“Nuestra resistencia ante mucho artista moderno no proviene de lo insólito de sus obras, sino de la vetustez de sus propósitos”), la presidenta del Museo de Orsay (París) sostiene:
“Los museos no pueden ser un lugar aislado, dedicados solo al turismo o la contemplación estética. Deben ampararse de temáticas que estén en el corazón de la sociedad actual, con seriedad y sin oportunismo, pero también sin tener miedo a ser políticos.” (Los grandes museos se meten en política)
¿Cómo se concretan las “temáticas que estén en el corazón de la sociedad actual”? Pues tirando del carné del partido, como siempre en la izquierda:
- El MOMA de Nueva York “reivindica a creadores de los siete países de mayoría musulmana a los que apuntaba el travel ban de Donald Trump”.
- La Tate británica cuelga la bandera gay en su fachada.
- Y el Reina Sofía sostiene que “alentar la quema de iglesias es arte y libertad de expresión”.
Volvemos al maestro Gómez Dávila:
“Cualquiera tiene derecho a ser estúpido, pero no a exigir que veneremos sus estupideces.”
La cita
Nicolás Gómez Dávila:
“Basta mirar al que nos insulta para sabernos vengados.”
Que el martes te resulte leve y aun ameno, para sobrellevar con mejor ánimo el diluvio de sandeces en el que vivimos sumergidos.
Y mañana, al hilo de la estupidez, la izquierda y lo conservador, hablamos de la conjura de los idiotas. ¡Si Dios quiere!
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