CARTA DEL DÍA
Radicales y fanáticos
Estimados amigos de 'Actuall':
Sigo con atención a vuestro noticiero y análisis de noticias. Los felicito por vuestra labor. También debo decir que en repetidas veces he visto una confusión conceptual: radicalismo versus fanatismo. En la edición de hoy, el Presidente de CitizenGo.org decía, hablado de la desgracia de la cristiana Asia Bibi, por vivir en un país de "radicales intolerantes".
Por tanto, es necesario tener clara la diferencia. Me permito compartir con Uds. y los amables lectores este escrito al respecto:
Fanatismo y radicalismo, tan diferentes pero confundibles. El fanatismo, pretensión arbitraria a objetivos temporales. El radicalismo, compromiso incondicional a esperanzas eternas. El fanatismo viene de la ideología que ciega; el radicalismo de la verdad que ilumina. El fanático es intransigente, rígido y etiquetador, por tanto deshace puentes y se encierra en murallas. El radical está entregado a su causa y es firme en su certeza, pero busca entender y sabe soportar.
La historia nos muestra el cambio inexplicable y ejemplar de una persona de fanático a radical. De Saulo el fanático anti-cristiano, a Pablo el radical apóstol. Como Saulo: Era tan fanático, que perseguía a los de la iglesia (Fil. 3, 6). Como Pablo: Y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí (Gal. 2, 20).
De allí que los cristianos están llamados a ser radicales, no fanáticos. «Porque el que quiere salvar su vida, la perderá; pero el que pierde la vida por causa mía, la salvará» (Lc. 9, 24). «Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca» (Apoc. 3, 16).
Cordialmente,
Julio F. Alegría
Perú
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