Los Santos Inocentes y el discurso de Herodes II de España
Madrid, 28 diciembre 2017, los Santos Inocentes; en la infraoctava de Navidad. El discurso que Felipe Juan, Jefe de Estado constitucional, infligió a los españoles la pasada Nochebuena adelantó cuatro días los dos sentidos de la festividad de hoy jueves. Porque fue un discurso de risa, como de broma; y porque reiteró el carácter de la usurpación, la herodiana y la juanista, cuyo rasgo más llamativo es el mandato «real» de la matanza de inocentes. La matanza llevada a cabo mediante el aborto provocado, subvencionado, promocionado; y firmado y mandado por Juan Alfonso (alias Juan Carlos, Herodes I de España constitucional) y por su hijo Felipe Juan (Herodes II).
Empezó Felipe Juan su «inocente» discurso transmitiendo la supuesta felicitación de «la Reina», título por el que al parecer se refería a su consorte oficial, la abortista militante y ejerciente Letizia Ortiz Rocasolano. Para luego desgranar los supuestos grandes logros, sin parangón en la historia, del régimen que España sufre desde 1978. Un régimen que es, en realidad, origen y compendio de todos los males presentes y causa directa de la posible ruptura y disolución de lo que queda de nuestra Patria. Contra esta evidencia, Felipe Juan habló de «compromiso muy sentido, firme y sincero de los españoles con la España democrática que juntos hemos construido»; dijo que «a lo largo de los últimos 40 años, hemos conseguido hacer realidad un país nuevo y moderno, un país entre los más avanzados del mundo»; sin caer en la evidente contradicción, a continuación proclamó el orgullo del papanatas, el cipayo y el esclavo: «Somos una parte esencial de una Unión Europea con la que compartimos objetivos y una misma visión del mundo».
Todo lo demás que dijo fue del mismo tenor: complacencia ajena a la realidad, proclamación de unos logros que no son tales. Las referencias a la disparatada situación que vive Cataluña fueron asimismo irreales e inanes, dejando claro que ni los catalanes ni el resto de los españoles pueden esperar de Felipe Juan y su entorno nada que no sea la aceptación y la defensa de lo que la oligarquía mundialista y la masonería hayan decidido imponernos. Y casi todo apunta que esa decisión consiste en la disolución de la Patria.
Frente a lo que representa Herodes II de España constitucional, o de la Sodoma ibérica, sólo se alza la bandera de la Monarquía tradicional, católica, foral, social y representativa, y de la legitimidad dinástica, representada actualmente por S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, a quien Dios guarde.
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