«Detrás de una resaca hay un mal bebedor», asegura este enólogo abanderado de la mesura
Antonio Flores, en la bodega de González Byass - ABC
El andaluz Antonio Flores Pedrogosa ama el vino porque ama la vida. Enólogo de renombre internacional, es un estratega de la calma, básica para conseguir los mejores caldos. Y para disfrutar de ellos. Como disfruta de Jerez, cuna de su cuna, la bodega González Byass.
– ¿Qué tiene el vino para que lo bendigan?
– Los buenos vinos despiertan nuestras mejores virtudes. Nos hacen mejores personas, más comunicativas, más capaces. El vino beneficia a quien lo sabe tomar. Saca lo mejor de él. Sobre todo, el vino de Jerez.
– Detrás de la resaca ¿hay una mala bebida o un mal bebedor?
– Un mal bebedor, con toda seguridad. La resaca evidencia que la persona que la sufre no ha entendido lo que es beber. Para disfrutar hay que beber con tranquilidad. Si se hace con pausa, beber es un placer.
– Usted es un enólogo de reputación internacional. Yo no sabría distinguir entre un vino peleón y un jerez. Ni tampoco muchos de los que paladean un gran reserva con cara de entendidos ¿Existe la figura del bebedor de fin de semana que se cree un sumiller?
– En el mundo del vino, como en el de la política, hay mucha gente que aparenta saber, pero no sabe. Eso pasa en todos los oficios.
– ¿Hay personas de garrafón?
– Sí, hay personas que no saben vivir. Que viven con prisa y sin alegría. La vida, como la bodega, debe de tener su tiempo y su compás.
– ¿Qué tal se llevan el vino y la cerveza?
– Pues no muy bien. No mantienen una buena relación porque son competidores. Pero hay una gran diferencia a favor del vino: su lugar de origen. El vino procede de la uva, la fruta más noble, mientras la cerveza lo hace de la cebada. Con eso está dicho todo.
– ¿Es posible disfrutar con las dos?
– Claro, se puede ser buen bebedor de vino y de cerveza.
– ¿Un buen bebedor es el que bebe con sensatez?
– Por descontado. La vida no es sólo bonita, es única. Si abusamos del alcohol, la acortamos. Para que sea lo más larga posible, para aprovecharla del todo, hay que hacer las cosas bien.
– Usted parece que la aprovecha. ¿Es por su carácter o por sus circunstancias?
– Por las dos cosas. Tiendo a la felicidad y Jerez me hace feliz. Su situación geográfica es privilegiada. Está enclavada en un lugar casi perfecto, entre África y Europa. Este es un lugar de vientos, caballos y vinos donde se trabaja mucho y se disfruta mucho.
– ¿Disfrutar para usted es vivir donde vive y trabajar donde trabaja?
– Mi trabajo está relacionado con el mejor vino y vivo en la mejor ciudad. Los jerezanos utilizamos un dicho, tal vez un poco exagerado, pero que demuestra lo que sentimos por el lugar en el que vivimos. Decimos que un día fuera de Jerez es un día perdido.
El mejor enólogo de vinos generosos del mundo
Antonio Flores está considerado como el mejor enólogo del mundo de vinos generosos, según el International Wine Challenge. El título se deriva de la conjunción de un par de factores: su excelente clasificación de los vinos en bodega y la recuperación y difusión de grandes caldos, como la colección Finos Palmas o Tío Pepe en Rama.
Maestro mezclador de González Byass, una de sus criaturas, el amontillado Cuatro Palmas, ha sido elegido primus inter pares entre los vinos fortificados de 2016. Además, es el impulsor de #SherryRevolution, movimiento que ha propiciado una segunda edad de oro a los caldos jerezanos. Flores asegura que el mérito no es suyo, sino de los vinos, empeñados, dice, en darle satisfacciones desde que nació.
No en vano, el dormitorio en el que Antonio vino al mundo estaba situado justo encima de la solera fundacional de Tío Pepe, la marca más emblemática de González Byass. En aquel tiempo los trabajadores de la empresa –su padre fue director de producción– tenían casa dentro del entramado urbano de la bodega. «Casi nazco en una barrica», bromea.
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