Gentes que no reparan en que hay seres vivos que se alimentan de otros y que los humanos no son excepción, le han deseado la muerte a Adrián -un niño que, sufriendo un cáncer, quiere ser torero-, porque “no merece vivir para llegar a matar herbívoros inocentes”. Animalistas tan obtusos y sin entrañas que no toleran que un muchacho sueñe con torear, con propio riesgo y para disfrute público, fomentan que unos lobos, cuyo regreso se protege, maten a lo loco a ovejas, chotos, terneras, perros y otros animales domésticos en daño de ganaderos y peligro de caminantes, con pérdidas de dinero y de lucros cesantes futuros para sus dueños y colectividades.
Adrián Hinojosa tiene ocho años, padece un Sarcoma de Ewing y le gustan los toros desde que su abuelo le llevó con tres a ver una novillada. Ha sido el protagonista de una corrida benéfica que recaudaba fondos para la Fundación de Oncohematología Infantil y salió a hombros. Animalistas incultos, antitaurinos y antiespañoles a ultranza que, con su buenismo hacia los toros bravos los extinguiría, han demostrado su condición de agitadores sociales llenos de odios, de los que hay que defenderse con la contundencia proporcionada y valiente precisa, sin contemplaciones.
Adjunto: aj TOROS BRAVOS.
Cordialmente a 24 de octubre de 2016.
Juan Prada Bécares, Abogado, Promoción 9 Abril de 1952 para Defensa del Derecho a la Vida y la Integridad Física y Moral de las Personas. Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
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